Seguro que cada vez que compras un gadget, antes de estrenarlo lees a conciencia el folleto de las instrucciones, con dos excepciones, el smartphone y las planchas de pelo. Con las stylers nos pasa que su uso es tan intuitivo que vamos de sobradas, pero hasta un aparato tan sencillo de utilizar tiene su miga.

Sigue el manual de uso que nos da toda una experta, Sara Jiménez, técnica de Maison Eduardo Sánchez, para ajustar bien el termostato y manejar las planchas como es debido.

Si tu cabello es fino no necesitas poner la temperatura muy alta, porque se alisa enseguida; con 170 o 180 grados es más que suficiente. Si es grueso, eso significa que es más resistente y más difícil de moldear y, por tanto, podemos llegar hasta los 200 grados.

En el pelo seco es preferible no utilizar utensilios como planchas y tenacillas, ya que es mucho más quebradizo y delicado y la acción de estos aparatos podría deshidratarlo aún más. Y lo mismo ocurre con el debilitado; es mejor alisarlo con secador y cepillo para no agredirlo, según aconseja la especialista.

Otras dos opciones en las que la experta contraviene su uso: el cabello coloreado, ya está tratado químicamente, por lo que pasarle una plancha sería mucho castigo para la fibra capilar. Y el sintético, que no admite el calor que desprenden las planchas.

Jiménez nos desmonta, además, una creencia bastante extendida: a mayor calor no hay mayor fijación del peinado. E insiste en que la temperatura ha de seleccionarse en función del tipo de fibra y de la textura del cabello. Por eso el pelo rizado necesita trabajarse más, especialmente si es grueso; normalmente, precisa tres pasadas. En el fino y lacio, con dos es más que suficiente.

Y aquí va la regla de oro: en todos los casos, el contacto de las planchas con el cabello ha de ser muy rápido, nada de recrearte en el gesto de deslizar las planchas por tu melena. Porque quieres conseguir un pelo con brillo, pero no chamuscado, ¿no?