Los cepillos faciales eléctricos, sónicos o no, han venido a revolucionar la forma en la que nos desmaquillamos y nos limpiamos el rostro. Y justamente esto es lo que nos ha llevado a preguntarnos si siguen siendo necesarios los tónicos. Pues la respuesta es un “sí” rotundo y te explicamos por qué en cinco razones.

1. Porque asegura una limpieza en profundidad. Y ningún otro producto puede garantizarte esto. ¿Que no te lo crees? Hazte la prueba del algodón (impregnado en tónico, claro) después de haber utilizado cualquier sistema de limpieza, ya sea, gel, jabón o, especialmente, en aquellos tratamientos en los que no se utiliza agua, como leches desmaquillantes, cremas, espumas, aceites… El resultado es visible y saca de dudas a cualquiera: quedan restos de suciedad (y de producto limpiador) en el algodón, que solo arrastra el tónico.

2. Porque refresca la piel. Algo que se agradece especialmente en verano, pero también en invierno porque este gesto, además de sensorial, tiene un beneficioso efecto sobre la piel, pues la revitaliza y equilibra su pH, que puede haberse alterado después de usar el desmaquillante.

3. Porque cierra los poros. Y, lo más importante, los cierra limpios a fondo. Y esto tiene gran importancia, porque, en definitiva, mejora la calidad de la piel y la prepara para recibir en perfectas condiciones la crema hidratante.  Pero, muy importante, antes de aplicarte el siguiente tratamiento, aseguramente que tienes la piel totalmente seca. Los expertos, aconsejan esperar unos minutos y que se seque de forma natural, pero si hay que acelerar el proceso, nada de echar mano de la toalla, ponte suavemente un tissue sobre la cara sin arrástralo.

4. Porque activa la circulación. Gracias a su efecto tonificador, se produce un aumento del riego sanguíneo en la zona donde lo aplicamos, lo que oxigena los tejidos. La beauty hunter Claudia di Paolo, todo un referente en estética y cosmética, nos da la clave para maximizar sus poderes: “Lo más profesional es poner una pequeña cantidad entre las manos, depositar sobre el rostro, bajar la cabeza y dar toques o pellizcos con cierta fuerza, esto activará la piel y cuando a continuación apliquemos el tratamiento (serum o crema ) penetrará mejor”.

5. Porque actúa como una fórmula calmante. Estas lociones son muy agradecidas en cutis sensibles, irritados o con rosácea (especialmente si incorporan glicerina o manzanilla), pero, atención, en estos casos hay que asegurarse de que no llevan alcohol en su composición, porque entonces solo se conseguiría alterar más estas pieles que exigen cuidados específicos.

Y para terminar, un truco de la espcialistas: “Guárdalo en el frigorífico y aplícatelo con la cabeza hacia abajo, con toques y pellizcos. De este modo conseguirás un tono rosado y supersaludable, como si tuvieras una piel de 20 años”.

¿Conclusión? El tónico no es prescindible ni un producto de marketing. Ni se te ocurra sustituirlo por el agua del grifo, que será muy beneficiosa para el organismo, pero no tanto para la piel, que puede resecarla. Y, por si te lo estabas preguntando, el agua micelar tampoco excluye el uso del tónico. Así que, ya sabes, no hay plan B: el tónico se impone como la única opción.