Las estadísticas hablan por si solas y aseguran que una de cada tres personas cree tener la piel sensible. Resulta una cifra bastante alta, ¿no crees? No te escondas (ni te desesperes) porque el dermatólogo Leopoldo Borrego, miembro de la AEDV, nos cuenta los misterios que hay detrás de este dato y qué debes tener en cuenta para mimar tu dermis.

1. Ten cuidado con ciertas fórmulas. Aunque sea sorprendente, el abuso de algunos cosméticos pueden complicar el diagnóstico de una piel intolerante ya que pueden camuflar los síntomas. Además, debes tener en cuenta que la percepción de la sensibilidad de la piel es algo muy variable. En ocasiones el paciente cree tener algo ¡inexistente!

2. Presta atención a las señales. ¿La primera? Fíjate si se te irrita la piel. Cuando tu dermis reacciona con un producto concreto, lo ideal es dejar de usarlo inmediatamente. Si observas que la dolencia persiste, es el momento de visitar al médico. La recomendación experta es que no vayas de listilla cuando decidas tratar tu piel ya que, según el doctor, muchos casos se agravan por culpa del autodiagnóstico.

3. Fíjate en la lista de ingredientes. El problema se produce cuando son muchas las fórmulas que te afectan. Debes tener presente que los ingredientes más reactivos suelen ser las fragancias (no olvides que casi cualquier cosmético las contienen, ¡hasta las cremas de tratamiento facial!) y los conservantes.

4. Sé precavida con los productos naturales. Aunque no tengan un origen químico, también pueden resultar irritantes para tu dermis. ¿Por qué? Los productos de algunas plantas pueden tener una estructura muy, muy compleja.