Sabemos que vendrá (nos referimos al verano), pero hasta que no está ahí mismo, no nos llegan las prisas. Que si el michelin (esto puede esperar, que para ponerse el biquini quedan aún unas semanas), que si el trasero (ídem, aún no ha llegado el momento de mostrarlo en público), que si la tripa (ahí la cosa ya se complica con las prendas crop top, que siguen siendo tendencia)… pero, sobre todo, nuestra preocupación, cuando la calorina ha hecho ya su aparición (y sin posibilidad de retorno), se centra en las piernas. Al fin y al cabo, ellas forman parte de la primera fase de la operación destape; la que empieza con los vestidos camiseros y termina con los shorts a ras de nalga.

Pues bien, si quieres mostrar unas bonitas piernas, te damos siete sencillos consejos que mejorarán notablemente el aspecto y la salud de tus extremidades inferiores…  y no te costará ni un euro. Llévalas a la práctica cuanto antes y mantén estas rutinas ahora y siempre. Si eres constante a lo largo del año, tendrás tu recompensa cuando llegue el verano.

1. Trabaja la tonificación

Parafraseando la famosa serie que protagonizaba Amaia Salamanca, “sin ejercicio no hay paraíso”. Conseguir unas piernas que despierten la envidia, libres de grasa en las zonas críticas (rodillas y muslos) y de varices requiere mover las extremidades a diario, no hay otra. Caminar durante una hora o nadar son dos de los mejores deportes para conseguir este propósito, pero también sirve hacer bici, seguir una tabla centrada en fortalecer las extremidades, correr... Tú eliges, pero, eso sí, hay que cumplir dos requisitos: ser perseverante y mantener el peso a raya.

2. Elimina la pesadez

Si quieres sentir las piernas ligeras como una gacela, pon de tu parte. El sedentarismo está detrás de las piernas cansadas y sus consecuencias. Si en el trabajo pasas mucho tiempo sentada, utiliza un reposapiés para tener ligeramente elevadas las extremidades y evitar que se hinchen. Y deja la vagancia a un lado: baja las escaleras en lugar de coger el ascensor, levántate a menudo para ir al baño, acercarte a la máquina de vending o consultar una duda con el departamento de marketing en lugar de enviar un mail o levantar el teléfono, etc. Y cuando llegues a casa, realízate masajes desde el tobillo en forma ascendente con un gel de efecto frío.

3. Deja atrás los jeans skinny

El vaquero segunda piel es lo más, pero aconsejamos que te pases al modelo boyfriend si no quieres arrepentirte cuando saques tus piernas a pasear. Las prendas muy apretadas afectan (para mal, claro) a la circulación, pues comprimen las venas y favorecen las varices. ¿A que ahora te lo vas a pensar dos veces antes de calzarte esos leggings que te estrangulan, literalmente, los muslos?

4. Corrige ciertos hábitos posturales

Será muy sexy eso de cruzar las piernas, pero no hay nada peor para su salud… y su estética. Olvídate de esta posición para siempre. Es más, cuando estés sentada aprovecha para flexionar frecuentemente los pies, realizando giros con los tobillos para activar así la circulación. En casa, antes de dormir, refresca los pies en agua tibia y duerme con las piernas elevadas unos 15 centímetros.

5. Vigila la dieta

Minimiza al máximo la sal, que tiene un efecto perverso, pues provoca la retención de líquidos y la hinchazón de las venas, y toma alimentos ricos en flavonoides, que favorecen el retorno venoso, y en fibra, que facilitan el drenaje. Evita también consumir en exceso azúcar, hidratos de carbono refinados y grasas, que empeoran la piel de naranja.

6. Declara la guerra a los factores tóxicos

Si todavía no lo has hecho, ya estás tardando: elimina de tu vida el tabaco, el café y el alcohol, ya que oxidan la grasa, contribuyen a la retención de líquidos  y complican aún más la celulitis.

7. Mantén la piel hidratada

Y esto se hace de dos maneras, ingiriendo, entre unos dos litros de agua al día y aplicándote cremas emolientes, que mantengan la piel elástica y activen la microcirculación. Evita, además, los baños y las saunas y opta por la ducha, pero ten en cuenta que el agua debe estar, como máximo, a 38 grados, pues la temperatura tibia favorece la vasoconstricción y la descongestión de las piernas hinchadas.