Culpa a la genética, pero hay algo ligeramente extraño acerca de la lenta pero inexorable transformación de cualquier persona en su propia madre. El proceso comienza cuando empiezas a usar las mismas frases que ella, también cuentan las muletillas, y el obligar a tus amigos a ponerse el abrigo. Lo siguiente es que eres una auténtica madre, con traje, dedo amenazante, y sin necesidad de tener niños.

Mientras que las mamás son básicamente superheroinas de la vida real (¡en serio, no podríamos vivir sin ellas!), a continuación te mostramos varios signos de que tu "mamificación" es real:

1. Nunca nada es realmente "basura"

"Me he convertido en un cazadora de basura total. Me crié con tres hermanas y todos recordamos a mi madre tirando de la Dodge Durango para recoger los muebles que dejaban en la acera, literalmente. Nosotros nos preocupábamos por que en ese momento llegara el dueño de los muebles y la viese llevándoselos, y sucedió más de una vez. Cuando crecí, me di cuenta de que empecé a hacer lo mismo -los muebles son muy caros-. Ahora, suelo volver a casa por el camino más largo revisando la basura. ¿Mi mejor adquisición por el momento? Un sofá rosa de 30 años. Mi madre estaría muy orgullosa de mí" —Sarah S.

2. Te sientes obligada a limpiar constantemente

"Soy muy maniática acerca del estado de mi casa cuando tengo invitados. Tengo que quitar el polvo y dejarlo todo perfecto o siento una vergüenza enorme... Algo que nunca pensé que me importaría" —Lauren M.

3. Hablas (y a veces lloras) viendo la televisión

"He notado que me he vuelto como mi madre cuando ve la televisión. Ella se queda boquiabierta, ¡ooh!, ¡ahh! Siempre comenta las escenas incluso si ya ha visto ese momento mil veces. Y ahora me veo a mí haciendo lo mismo, mi abuela también lo hace" -Michelle M.

4. El "Happy hour" dura más de una hora

"Ahora bebo vino sin que sea de noche" -Ashley L.

5. A veces haces las mismas bromas que ella

"Hice una broma sobre poner a mi hija Stacy cuando escuchaba la canción "Stacy's Mom" con mis amigos. Dos semanas más tarde, mientras la escuchaba con mi madre, ella va y me dice: "¡Debería haberte llamado Stacy!" -Meghan R.

6. Eres un poquito paranoica

"Compruebo que he cerrado la puerta dos veces, a veces tres. Cuando mi hermano y yo éramos pequeños, nuestras grandes vacaciones familiares significaban conducir a Jersey Shore. Un año, estábamos en el coche de mamá, y ella volvió a casa sólo para asegurarse de que había apagado el horno. Después también quiso comprobar que había apagado la plancha del pelo. Creo que hicimos esto unas tres o cuatro veces más antes de que finalmente nos pusiéramos en camino. Ahora, de adulto, después de cruzar toda la ciudad, he vuelto de nuevo a casa para comprobar que apagué el horno o evitar cualquier potencial accidente que me imagine" -Devin T.

7. Nadie abandona tu casa con hambre

Estoy constantemente haciendo que la gente coma. Cuando viene alguien, siempre le ofrezco un bocata varias veces (incluso después de la cena). Siempre le doy alguna barrita de cereales extra a mi novio para que se lleve por si quiere picar algo. Tengo que asegurarme de que nadie se queda con hambre -y si fuera así, entro en acción-". Kate B.

8. No dejarás que se pierdan los refranes de siempre

"No puedo evitar repetir mil veces a mis hijas que no salgan con el pelo mojado a la calle, aunque la ciencia haya demostrado que esto no implica que vayan a coger un resfriado directamente" Elizabeth P.

9. ¿Tus llaves? Seguro que en el fondo del bolso

"Siempre creo que he perdido o me he dejado algo, me pongo a buscarlo como una loca y siempre está donde debía estar" —Kayla R.

10. Conoces tu estilo a la perfección

"Cuando íbamos de compras con mi hermana, mi madre solía ver cosas que le gustaban y decía: 'Esto me quedaría estupendo'. Nosotras nos extrañábamos mucho pero ahora nosotras hacemos lo mismo cuando salimos y vemos algo que nos podría quedar bien" —Molly C. 

De: Good Housekeeping

Vía: Good Housekeeping US