El perdón es un paso más a la hora de superar el trauma de una agresión sexual, pero no es algo fácil: no existe una manera "correcta" de reaccionar después de una violación y tampoco hay nada escrito sobre cómo debe ser la relación entre una víctima y su violador. Thordis Elva, violada en 1996 a los 16 años, y Tom Stranger, el hombre que la violó, son conscientes de ello. Ellos están intentando reconciliarse, pero no para servir de ejemplo a otras personas, sino para demostrar que es posible perdonar a tu agresor. Elva y Stranger son los autores del libro South of Forgiveness, el relato de una experiencia que ambos consideran "el momento más difícil de sus vidas" y en el que hablan de cómo ha afectado a sus vidas en estos últimos 20 años. En octubre del año pasado dieron una conferencia en la que explicaron todo lo que se les había pasado por la cabeza en estos años y del camino que ha seguido Stranger hasta asumir su culpa.

Los hechos se produjeron en la Islandia natal de Elva, donde Stranger se encontraba como estudiante de intercambio. Elva relata la noche en que Stranger, por entonces su novio y en estado de embriaguez, abusó de ella a pesar de sus intentos por zafarse de él: "Conté mentalmente los segundos y desde aquella noche sé que hay 7.200 segundos en dos horas", dice. "Aquello no se parecía en nada a lo que contaban en la televisión. Tom no era un loco con un cuchillo, era mi novio y los hechos tampoco ocurrieron en un callejón de mala muerte, sucedió en mi propio cuarto". Elva y Stranger, conscientes del daño irreparable que había causado aquel incidente a su relación, apenas volvieron a verse antes de que Stranger regresara a Australia.

Stranger relata que no entendía lo sucedido como una violación, pero que con el tiempo empezó a sentir un vacío y una culpa que no estaba dispuesto a que arraigara en su interior. A los 25 años, Elva se sumió en "una crisis nerviosa". "Sentía un odio y una ira que pagaba conmigo misma". Fue entonces cuando decidió escribir a Stranger una carta en la que le explicaba por lo que estaba pasando y que supuso el inicio de un intercambio de correos electrónicos que se prolongó a lo largo de ocho años y que culminó en la decisión de encontrarse en Ciudad del Cabo para hablar de la violación y del impacto que había tenido en sus respectivas vidas, casi 16 años después.

"Cuando el avión aterrizó", explica Elva, "recuerdo haber pensado, ¿por qué no habré ido a un terapeuta o lo habré arreglado con una botella de vodka como hace todo el mundo?" Sin embargo, la semana que pasó con Stranger fue decisiva para los dos. Durante los años que siguieron a la violación, Stranger confiesa que "en ningún momento pensé que era una mala persona... pasó mucho tiempo antes de que pudiera enfrentarme a este capítulo negro de mi vida y empezara a hacerme preguntas".

"Lo que hice aquella noche de 1996 fue un acto de egoísmo", añade. "Creía que tenía derecho al cuerpo de Thordis... Reconocer que había violado a Thordis cambió mi forma de ver las cosas y sirvió para que Thordis se liberara del sentimiento de culpa y recayera en el verdadero culpable, que no era otro que yo". Elva dice que pasaron varios años antes de que se diera cuenta de que la culpa "no era de mi falda, ni de mi sonrisa, ni de mi inocencia infantil y que el único que podría haber evitado que fuera violada aquella noche era precisamente aquel hombre".

Muchos dirán que ver a una víctima y a su violador compartiendo un escenario no es algo muy edificante. Yo lo diría. Dar voz a una persona como Stranger, como presentador de un tour de conferencias o como coautor de un libro, plantea varias cuestiones sobre el derecho de los violadores a que se les escuche. Algunas de estas cuestiones salieron a la luz en la posterior rueda de preguntas que tuvo lugar tras la charla: "Entiendo a los que me critican por haber dado voz a un violador", dice Elva. "Pero creo que se puede aprender mucho escuchando a aquellos que son parte del problema y que están dispuestos a colaborar en la solución, sabiendo qué es lo que les llevó a que cometieran semejante atropello. Así, podremos trabajar con el objetivo de acabar con estas atrocidades definitivamente". Las agresiones sexuales, señala, no son un "problema exclusivo de las mujeres" sino que es un problema que afecta a todo el mundo y sus autores, hombres en su mayoría, tienen la responsabilidad de acabar con todo aquello que incita a estas agresiones. Aunque pueda provocar rechazo ver a un violador confeso con un micrófono en la mano contando lo que hizo, yo estoy a favor de que lo haga, y estoy deseando leer el libro cuando salga a la venta el mes que viene.

Puedes escuchar la charla completa aquí:

Vía: Cosmopolitan US