Es un secreto a voces: muchas personas, sobre todo jóvenes, mantienen una relación un tanto insana con la tecnología. De un tiempo a esta parte, han proliferado los síndromes que se ocupan de definir estas dependencias: nomofobia, tecnoestrés… Y la solución parece sencilla; bastaría con desvincularnos del móvil, el ordenador y las redes sociales. Un estudio elaborado por The Happiness Research Institute así lo afirma. Aunque no propone una vuelta a las cavernas, sí asegura que permanecer una semana alejados del perfil de Facebook es suficiente para que el nivel de felicidad aumente de forma exponencial.

El grupo de investigadores reclutó a 1.095 voluntarios de entre 16 y 76 años dispuestos a probar. Divididos en dos grupos, uno de ellos fue invitado a no visitar su perfil en la red social por espacio de siete días. El otro, mantuvo intactas su costumbres y continuó actualizando sus estados y subiendo fotografías. Mientras tanto, durante la semana, los expertos realizaron mediciones de los niveles de ansiedad, de enfado, preocupación, felicidad o tristeza de los participantes.

Los resultados fueron sorprendentes. Terminado el periodo de pruebas, reunieron a los 1.095 voluntarios para una evaluación final, en la que se les preguntó cómo se sentían. Los primeros, aquellos que habían vivido alejados de su timeline, contestaron diciendo que se sentían no sólo más felices, sino menos angustiados y solos de lo que estaban antes de empezar el experimento, a pesar de no conocer cuáles habían sido las rutinas de sus amigos de Facebook durante ese tiempo. Además, todos habían recuperado costumbres un tanto olvidadas, como las de hablar por teléfono, compartir tiempo con la familia o leer, y notaron un evidente reforzamiento en su capacidad de concentración. La mayoría de ellos aseguraron haber realizado sus tareas habituales en mucho menos tiempo, de forma más organizada y productiva, y sin perder el tiempo con otras distracciones superfluas.

¿El motivo? Según los investigadores, los integrantes del primer grupo se habían despojado de la necesidad de proyectar una vida idílica, irreal, distorsionada, y habían vuelto a mostrarse tal cual son, cara a cara y sin máscaras. También habían olvidado la aparente obligación de estar permanentemente atentos a todo lo que les ocurre a sus amigos y conocidos, por miedo a estar desconectados de sus vidas. Además, se habían alejado de la tiranía de los likes, disminuyendo así sus niveles de ansiedad y desapareciendo la necesidad de ser aceptado por una red de contactos que, en muchas ocasiones, ni siquiera son personas cercanas. En palabras de Leo Wiking, director general de The Happiness Research Institute, “Facebook crea un mundo donde todos se esfuerzan por mostrar su mejor versión, aunque no sea la verdadera. Y eso fue en parte lo que nos llevó a realizar este experimento: queríamos estudiar qué sucedería si los usuarios habituales retomaban una vida analógica”.

Y la semana todavía arrojó una última revelación. El 13% de los participantes a los que se les prohibió consultar su perfil admitieron, terminado el experimento, no haber resistido la tentación, a pesar de haber eliminado la aplicación de su móvil y de haber bloqueado el acceso desde sus ordenadores. Un dato que, sin duda y en opinión de los autores del estudio, pone de relieve la dificultad de vivir alejado de las redes sociales.

Así que puede no resultar sencillo pero, a tenor de las conclusiones de estudio, sí será muy satisfactorio. ¿Serás tú también capaz de borrar tu perfil?