Ahí estás, en el dichoso finger. Llevas meses planeando estas vacaciones idílicas, pero ahora un miedo atenaza tus músculos. Porque esa pasarela parece el escenario de un sueño de terror. Un tubo metálico, agobiante, caluroso, repleto de gente y con una abertura al final que te conduce a un enorme tubo metálico volador. Piensas, incluso, renunciar a tu sueño de conocer el Caribe y perder el billete de avión y la reserva del hotel. Pero de eso, nada. El miedo a volar es algo habitual, pero siguiendo unos cuantos consejos es perfectamente superable. Respira. Uno, dos, tres. Espira (que no expira). Cuatro, cinco, seis. Esto es lo que tienes que hacer para no perder los nervios en el avión.

Documéntate: volar es tremendamente seguro

No es una forma de hablar, ni un consuelo para los miedosos ni nada por el estilo. La frase que asegura que el avión es el medio de transporte más seguro no es mentira, sino una sentencia cargada de razón. Recopila, antes de subir al avión, todas las estadísticas e información necesaria para convencerte de que ese ingenio volador está mucho más lejos de tener un accidente que un aparentemente inofensivo autobús.

Elige bien el asiento

Jamás optes por uno situado en la cola del avión, donde las turbulencias se perciben con más intensidad, y decántate por uno que esté cerca de las alas. También estará bien que escojas el asiento que hay frente a la salida de emergencia o alguno de la fila delantera, para que la sensación de estar encajonada entre docenas de personas tampoco multiplique tu ansiedad.

Concéntrate en lo que te espera al llegar

Es la mejor forma de mantener la mente distraída. Mete en tu bolso de mano todas las guías de viaje, unos cuantos folios y un boli, además de toda la información que encuentres sobre los lugares que vayas a visitar. Una vez sentada, dedícate a estudiar y preparar todos tus planes con detenimiento, elaborando una guía de viaje día por día, y casi hora por hora, escribiendo hasta el último detalle de lo que vivirás durante tus vacaciones.

Distráete con las películas del avión

Normalmente, en las largas travesías, los aviones cuentan con pequeños monitores en los que ver películas o entretenerte con videojuegos. Por eso, cuando ya conozcas palmo a palmo la Pirámide de Chichén Itzá o hasta el último de los templos de Tailandia después de haber exprimido tu guía de viajes, prepara una buena sesión de “cine a bordo” que te permita seguir manteniendo tu mente ocupada.

Toma algún medicamento para dormir

El farmacéutico o el médico de cabecera podrán recomendarte cuál es la mejor opción para ti. Cualquier medicamento que te aturda, que aleje el mareo y que te induzca a un sueño reparador será un gran aliado para que las horas de vuelo se te pasen de la mejor manera: durmiendo.

Y si vuelas con niños…

Bastante tienes con no perder los nervios como para tener que estar pendiente de que tu hijo tampoco lo haga. Por eso, estará bien que sigas estos consejos para mantenerlos entretenidos, mientras tú también te distraes y dejar de pensar en tus miedos. Mantén los horarios de las comidas también a bordo, consiguiendo establecer actividades que hagan que el viaje pase más rápido; no olvides llevar sus juguetes favoritos, para evitar que se aburran y empiecen a revolverse en el asiento; recurre a los juegos clásicos como el “Veo, veo” para seguir entreteniéndole; asegúrate de que llega cansado al avión, para intentar así que las primeras horas las pase dormido y, por último y si todo lo más falla, haz lo mismo que contigo misma: confía en algún medicamento anti-mareos y adormecedor.

Para cuando te quieras dar cuenta, la bombilla que indica la necesidad de abrocharse los cinturones se encenderá de nuevo y tendrás que prepararte para el aterrizaje. Ya habrás llegado a tu destino, y sólo te quedará hundir durante unos segundos tus uñas en los reposabrazos (o en el antebrazo de tu compañero), apretar los dientes y disponerte a disfrutar, ahora sí, de tus vacaciones soñadas. ¡Feliz vuelo!