Pagar un sobrecoste por utilizar el teléfono móvil en países extranjeros. Esa es la definición teórica del roaming. La menos prosaica es esta: viaje colosal al bolsillo si no has estado pendiente y has tirado de datos en tus vacaciones. Cuántos disgustos, cuántas caras de incredulidad ante los detalles de la factura. Lamentos que, sumados al síndrome post-vacacional, terminaban de amargar la vuelta a la rutina. Pero eso se acabó. Desde hoy, 15 de junio, una nueva normativa de la Unión Europea entra en vigor eliminando al temido roaming, y derribando la barrera entre los países miembros. Aunque no es tan categórico como parece: las compañías de telecomunicaciones mantienen unos escenarios en los que sí podrán aplicar sobrecostes. Por eso, para desbordar del todo la alegría y seguir sabiendo dónde pisamos, repasamos estos ases escondidos.

En primer lugar, conviene saber que las operadoras todavía podrán aplicar un pequeño recargo si comprueban que el usuario realiza llamadas habituales durante un periodo de tiempo más o menos largo, puesto que este nuevo marco está pensado para viajes puntuales y estancias cortas. La Comisión Europea, en obstante, ya ha fijado unos precios máximos: 0,032 euros por minuto en las llamadas de voz y 0,01 para los sms.

Habrá que seguir teniendo especial cuidado con la conexión a Internet: todo irá bien si usamos los datos que tenemos contratados pero, una vez agotados estos, se nos aplicarán cargos de 7,7 euros por GB. Porque todo lo que exceda de nuestra tarifa contratada no estará sujeto a ninguna medida que no sea la aplicada por la compañía.

La nueva normativa también ha sido preparada a conciencia para evitar los posibles fraudes y la picaresca. Porque muchos habrán visto ahora la oportunidad de contratar servicios de telefonía más baratos que los españoles en otros países de la Unión y beneficiarse de sus bajas tarifas aún viviendo en España. Error. El registro de actividades seguirá marcando desde dónde se utiliza el teléfono móvil, estableciendo un periodo máximo de cuatro meses para servirse de esta medida. Si transcurrido ese tiempo la empresa de telecomunicaciones descubre a algún usuario valiéndose de una tarifa extranjera podrá pedirle explicaciones.

La pregunta ahora es: ¿supondrá esto una subida general de las tarifas? Puede ser una tentación. Lo que no sale de un sitio sale de otro. Para evitarlo, Bruselas se ha comprometido a revisar dentro de un tiempo cuál la situación general del mercado para comprobar que las compañías no han inflado el precio de otros servicios para reequilibrar la balanza de nuevo a su favor.

Pero que nada empañe la buena noticia. Desde hoy, y con un poco de cuidado, podremos recorrer todos los países de la Unión Europea, además de Islandia, Liechestein y Noruega, sin activar ni desactivar nada, sin llamar a ningún sitio y sin preocuparnos de que una enorme factura nos espere a la vuelta. 15 de junio de 2017, el día que pasará a la historia como el del fin definitivo del roaming y sus hachazos letales.