Cuadrar las vacaciones, encontrar un destino que guste a todos, decidirse por un hotel, por un presupuesto. Y, una vez allí, exponerte a discutir por cientos de cosas: que si este restaurante no me gusta, que si yo paso de ir al museo, que si me quiero sentar, que si me quiero volver al apartamento… Las ventajas de viajar en grupo son muchas pero, ¿qué tal viajar sola? Empresas como Yporquenosolo o Viajar solo organizan rutas y aventuras para aquellos que prefieren hacer su maleta y salir de vacaciones sin compañía. Y cada día son más los que descubren todas las ventajas de no tener que depender de nadie para recorrer el mundo. ¿Que cuáles son? Aquí están algunas de ellas:

El destino lo eliges tú

La primera ventaja y una de las principales. Cuántas veces, cuadrando agendas con tus amigas, has tenido que borrar de la lista algún destino porque alguna ya lo ha visitado, porque se le escapa de presupuesto, porque “el rollito asiático no le va”… Viajando sola puedes decidir el destino sin preguntar a nadie.

También marcas el ritmo

Unas son de dormir hasta tarde y a otras les gusta madrugar. Unas son de visitar museos y otras prefieren pasar la tarde en una terraza. Unas disfrutan las horas muertas en la playa y otras se hartan de arena tras un par de horas en la sombrilla. Y cuidado: todo el mundo tiene que estar contento, que para eso estáis de vacaciones. Viajando sola tú marcarás el ritmo de viaje, sin tener que preguntar a nadie y sin aguantar bufidos cuando propones algún plan.

Sin querer, harás docenas de amigos

Porque, además de encontrarte a mucha gente que también habrá decidido viajar sola, involuntariamente irás entablando conversación con las personas que te vayas encontrando por el camino. Estar solo provoca, inconscientemente, que nos mostremos más abiertos. Y, quién sabe, tal vez vuelvas a casa con más amigos de los que saliste o, incluso, con algo más que una nueva amistad.

Te encontrarás a ti misma

No hay nada como estar solo ante el peligro, sin nadie de confianza al lado, para darte cuenta de la cantidad de cosas que eres capaz de hacer sin ayuda. Un viaje en solitario es una prueba constante en la que te enfrentarás a muchas cosas, desde tener que hablar con personas que no conoces a moverte por ciudades o lugares en los que nunca antes has estado. Y eso, sin darte cuenta, te aporta mucho más de lo que crees.

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Practicarás otros idiomas

No tener al lado a tu amiga bilingüe o a tu amigo extrovertido y verte obligada a comunicarte con los demás hará que practiques otros idiomas. La cosa irá bien si más o menos entiendes y te sabes comunicar en la lengua del país que visitas, pero ten claro que tener que hacerte entender ante personas a las que no comprendes nada será una fuente inagotable de anécdotas divertidas y curiosas.

En definitiva, desafiarás todos tus temores

Es la conclusión. No depender de nadie, estar sola ante el peligro, conocer a gente nueva, hablar en otros idiomas, tener que estudiar los planos de metro, los mapas de las ciudades… Todo, viajando sola, se convierte en una pequeña aventura que merece la pena vivir. ¿Todavía no te has decidido?