Todo empezó como un tonteo inocente. Que si una miradita, que si un roce casual. Os buscabais en la máquina del café. Hacíais por quedaros los últimos, cuando todos ya habían terminado la jornada. Y un día, pasó. “Nos tomamos una caña, ¿no?”. De eso hace ya un tiempo. Ahora sois una pareja más o menos consolidada y, lo que al principio era sólo una fuente increíble de morbo, ha generado ya alguna que otra disputa. Leve, sin importancia. Pero sería una pena que lo vuestro acabase por no saber bien cuál es la frontera entre vuestra vida privada y el ámbito de la oficina. De qué debéis hablar (y de qué no) en cada lugar; cómo tenéis que relacionaros ante las miradas de los demás. En definitiva: cómo debéis equilibrar ambos planos, el laboral y el íntimo ahora que pasáis tantas horas juntos. Y también, por qué no, cómo aprovechar todas las ventajas que se os presentan y sacarle partido a una situación, a priori... excitante.

Tiago Santos es director general de Talent Search People, empresa de selección de personal. Su experiencia en la gestión de Recursos Humanos le permite elaborar un catálogo completo de consejos útiles, que comienza con una frase esclarecedora: “Evitar alguna discusión será siempre imposible pero cualquier problema se puede superar, y las ventajas de trabajar con tu pareja superarán siempre a los inconvenientes”. No en vano, según una encuesta elaborada por Randstad, el 33% de los trabajadores españoles tendría una relación con algún compañero e, incluso, con su mismísimo jefe. Pero hay que saber hacerlo. ¿Cómo? Siguiendo estos cinco consejos, enumerados por el experto:

1. Si la relación se hace pública, una vez consolidada, convendrá no cambiar los comportamientos que se han mantenido hasta entonces.

2. No será bueno defender demasiado las decisiones que involucren a esas personas y ofrecer un trato igual a todos, en lo bueno y en lo malo.

3. Establecer bien los límites entre lo profesional y lo personal. No hace falta vetar las conversaciones sobre el trabajo en casa y a la inversa (eso sería antinatural), pero sí saber establecer una línea equilibrada.

4. No sentirse inferior si uno es “la pareja del jefe”. Cada uno vale por lo que hace y no por con quién mantiene una relación sentimental.

5. Actuar con normalidad y saber gestionar la situación como algo usual y que existe en cualquier grupo de personas.

“Resulta sencillo de entender, a la vista de que pasamos la mayor parte del día en el trabajo. Somos humanos, vivimos relacionándonos con los demás”, explica Santos, que añade: “Estas situaciones terminan por pasar, y hay que saber exprimir sus ventajas”. Que las tiene. Y muchas. No sólo el morbo y la excitación de lo prohibido. Para Santos, todas parten de la naturalidad: “Puedes pasar más tiempo con tu pareja, dar y recibir consejos de alguien que realmente se preocupa por ti y crear un ambiente laboral más cómodo y flexible”, repasa.

Porque conocer a la otra persona en profundidad, saber en qué te puede ayudar, cómo pedirle su colaboración y tener la certeza de contar con su apoyo será definitivo para crear un ambiente de trabajo ideal. Y eso lo sabe Santos, en la teoría y en la práctica: “Yo trabajo con mi mujer. La conocí aquí, en la oficina, así que hablo con conocimiento de causa. Trabajar junto a ella resulta más que positivo”. Así que nada de vergüenzas, de miramientos ni de reparos. Si se sabe llevar… ¿qué puede salir mal?