Con tan solo 29 años, Arantxa Unda se ha convertido en un ejemplo para los emprendedores de todo el mundo. La designación le pilló casi por sorpresa; aunque había presentado su candidatura, veía muy difícil colarse en la lista que elabora la revista Forbes y que reconoce los mejores perfiles de Europa. Pero Arantxa no sólo entró en ese listado, sino que lo hizo por la puerta grande, siendo la primera de los “30 under 30” y siendo además definida como el mejor referente de toda la generación de empresarios mileniales. Un ejemplo de superación que se plasma en su manera de trabajar, innovar y crecer. Y, ¿cuáles son todas esas lecciones? Las repasamos una a una, bolígrafo en mano, esperando que se nos pegue un poco de su éxito.

Apostó por un sector que conocía

Sigesa, la compañía de software médico que hoy dirige Arantxa, no es, ni mucho menos, una start-up. Fue fundada por su padre hace 20 años, así que podría decirse que la joven ha crecido con ella. La empresa se dedica a desarrollar sistemas de gestión sanitaria que faciliten y modernicen diferentes procedimientos de los hospitales públicos y privados.

Investigación e innovación por bandera

Sí, la empresa tiene más de dos décadas, pero Arantxa y su equipo trabajan cada día en su transformación y adaptación a las nuevas herramientas y posibilidades. En Sigesa saben que la innovación es, y más en materia sanitaria, un objetivo ineludible, y por eso se afanan en ofrecer nuevos sistemas y en estar en permanente renovación.

Se formó con los mejores

Aunque en otras disciplinas. Arantxa estudió ICADE en Boston, cursó un MBA en Harvard, hizo prácticas en la delegación del banco suizo UBS Investment Bank y en la sede de Goldman Sachs en Nueva York, así como en la central de Morgan Stanley en Londres. Un currículum tan variado y forjado en diferentes lugares del mundo siempre lleva aparejada una apertura de mente y una capacidad de adaptación que predisponen al emprendedor a ser capaz de asumir cualquier reto.

No se mueve solo por el dinero

Porque su currículum le abrió las puertas de varias opciones laborales en los países en los que se ha formado y ha trabajado. Pero Arantxa prefirió no dejarse conquistar por sueldos abultados y por cargos de responsabilidad para perseguir el sueño de trabajar en la empresa familiar.

La valentía por bandera

Su carrera parecía estar enfocada hacia las labores financieras, y su vida podría haber sido muy cómoda en Nueva York o en Londres. Pero, del mismo modo que a Arantxa no sólo le mueve el dinero, decidió abandonar esa prometedora proyección para volver a España cuando la mayoría de sus compañeros soñaban con encontrar trabajo fuera del país. Era su sueño, fue valiente… y ganó.

Confía al 100% en su equipo

Es un auténtico surtido selecto. En Sigesa trabajan codo con codo tan sólo 24 personas, aunque todas de extrema confianza para Arantxa. Porque, a veces, es preferible contar con un equipo más o menos reducido pero bien coordinado y comprometido con la empresa antes de tratar de manejar grandes masas de trabajadores que, tal vez, no sientan tanta pasión por lo que hacen.

Se deja aconsejar por la experiencia

Arantxa llegó a Sigesa para sustituir a su padre, el fundador. Era el momento de dejar vía libre a la nueva generación, pero las intenciones de ambos nunca fueron ceder el testigo y renunciar a la historia de la compañía. El padre de Arantxa es, todavía, accionista de la empresa, y forma parte de la misma aportando su experiencia acumulada durante más de 20 años de gestión.

En definitiva, un ejemplo de éxito ganado a pulso y en el que todo emprendedor debería fijarse y también quiere saborear las mieles del triunfo.