En un lugar de trabajo donde se acatan todas las órdenes sin rechistar o donde nadie discute, no se avanza, no es eficaz. Que un compañero o tu jefe discrepe de tus ideas no significa que desprecie tu opinión, sólo que no está de acuerdo y que quiere solucionar un conflicto. Está demostrado que en un ambiente laboral relajado y con buen humor se produce un 50% más que en uno donde la crispación y las tensiones son continuas,pero por evadir los problemas no van a dejar de existir. Lo mejor es plantarles cara con diálogo y buenos modales. Es muy enriquecedor para nuestro trabajo escuchar y sopesar opiniones distintas y llegar a soluciones negociadas.

En un equipo de trabajo en el que nunca se discute, nada se cuestiona y todo es de color de rosa,no va nada bien. El debate es necesario, es imposible que todos pensemos lo mismo y que por evitar el enfrentamiento se acaten decisiones que pueden ser erróneas y bajemos el nivel productivo hasta límites perjudiciales para todos. En la negociación está la solución.

Después de una confrontación de ideas las relaciones laborales suelen salir fortalecidas, había puntos de vista y soluciones opuestas y esto es enriquecedor para desenvolverse profesionalmente,proporciona agilidad y efectividad frente a futuros dilemas o crisis. No se trata de estar criticando continuamente cada idea o propuesta que se haga, esto enrarece el ambiente laboral y cansa a todo el personal. En el término medio suele estar la solución. No calles si tienes una idea mejor para prevenir una discusión, se trata tan sólo exponer tu punto de vista o tus ideas, defenderlas cuando hay argumentos más que suficientes para rebatir una decisión que no te parece adecuada. Con educación se puede disentir de todo lo que no te parezca bien y nadie tiene por qué enfadarse o crear una situación incómoda, se trata de efectividad en el trabajo, no de una riña entre amigos.