Seamos honestos. La oficina es básicamente el siguiente estadio al patio de instituto. Por eso, y como al principio no sabrás quién odia a quién o a quién no te conviene arrimarte, es mejor hacer amigos que enemigos.

No te escondas y preséntate

Si pasamos mucho tiempo hasta preguntar a nuestros colegas su nombre o cuáles son sus funciones, a la larga la situación podría ser un poco rara. Pídele a tu jefe que te presente a cada uno de tus compañeros, sobre todo para saber en qué áreas podrías echarle un cable cuando lo necesiten. Además, quedarás fenomenal.

Brilla en tu área, no en la de los demás

No hay nada mejor para tocar la fibra de tus colegas que proponer ideas que ellos ya tuvieron antes que tú. Por eso, lo mejor es que antes de soltar toda una "tormenta de ideas" a la primera de cambio, te informes sobre lo que ya se ha hecho o se ha intentado implantar en el pasado (sobre todo si esto no afecta directamente a tu departamento). Por mucho que te cueste detener ese torbellino de creatividad, a veces la actitud más acertada es la de escuchar y callar (sobre todo si hace una semana que estás en tu nuevo puesto de trabajo). Lo más inteligente es que te centres en un proyecto o alguna tarea en concreto en la que brillar. No hay nada más agotador que el típico trabajador que se cree el único capaz de salvar el mundo.

Piensa en ellos como iguales

«Nuestro trabajo consiste en comprender que nuestros compañeros son personas, que no son perfectos; aceptar que puede haber expectativas que no se cumplan y enfocarnos fundamentalmente en aquello que nos genera emociones positivas», dice el coach Ricardo Gómez en su libro Trabajo y felicidad. Así que ya sabes, la próxima vez que la desquiciada que se sienta a tu lado no parezca estar en su mejor día, no se lo tomes en cuenta o entrarás en una espiral de reyertas y malos humos.

Cuidado con las pandis y los bandos

Esta es una de las principales máximas del buen trabajador: aléjate de los bandos. ¿Por qué? Básicamente porque el mismo camino que tomaste hasta tu sitio el primer día será el mismo que tomes para no volver nunca más. Recuerda: estás ahí para cumplir tus funciones y no para jugar a buenos y malos. Así que tú, a lo tuyo.