Estados Unidos, el país de las oportunidades, soporta también una evidente brecha salarial en función del género. En concreto, el porcentaje se eleva hasta el 18% en la media nacional. Pero en un centro de trabajo al que se le presupone comprometido con la igualdad, llamado a aplicar unas pautas ejemplarizantes, esta cifra es todavía más elevada. La Casa Blanca paga, de media, un 20% menos a sus trabajadoras en relación al salario de los hombres, según un informe elaborado por la CNN, que se ha ocupado de analizar el reparto de salarios hechos públicos por la institución comandada por el presidente Donald Trump.

El salario medio de los trabajadores hombres de la sede presidencial asciende a 104.000 dólares anuales, según el informe que cada año es requerido por el Congreso estadounidense. Una cantidad que dista en varios miles de dólares respecto al de las mujeres, que se queda en unos 83.000.

A ello contribuye especialmente el rango de tareas asignadas y la distribución de puestos de trabajo. Porque la administración Trump confía más en ellos que en ellas a la hora de encomendar labores de alto calado. De hecho, de los 22 empleados públicos que ocupan cargos de gran responsabilidad y que perciben unos ingresos superiores a los 179.000 dólares, tan sólo seis están ocupados por funcionarias.

Sí se mantiene equilibrado el porcentaje de trabajadores y trabajadoras. Un 53% de los 359 cargos están ocupados por hombres y un 47% los asumen mujeres, aunque las cifras apuntan a que la brecha salarial, que se situaba en el 11% en 2015, se ha disparado en tan sólo dos años. Y también el reparto de porcentajes, dado que la administración Obama contaba con un 55% de mujeres frente a un 45% de hombres en sus despachos y oficinas.

Según la CNN, el equipo de comunicación de Donald Trump ha declinado hacer cualquier declaración. Únicamente se conoce la opinión de un alto cargo. Mujer. Y con apellido Trump, para más señas. Ivanka, la hija del presidente, se mostraba hace unos meses completamente a favor de que las mujeres percibieran los mismos salarios que los hombres. Lo hizo en el Día del Pago Igualitario, el Equal Pay Day, publicando en su cuenta de Twitter un mensaje en que decía que esa celebración era “un recordatorio de que las mujeres merecen igual sueldo por igual trabajo”. Aunque los datos apuntan a que esa es una opinión no compartida por su padre.

Y el futuro no parece esperanzador. Según el portal de noticias Político, el ejecutivo estadounidense se plantea fulminar un departamento instaurado por Barak Obama y dedicado a fomentar la paridad entre hombres y mujeres, que todavía hoy trabaja en dependencias de la Casa Blanca.

Tiempos difíciles para las mujeres en uno de los centros de poder más importantes del mundo, donde tan sólo algunas destacan por encima del resto como baluartes de la paridad. Es el caso, por ejemplo, de Kellyanne Conway, asesora personal de Trump y su jefa de campaña durante la carrera presidencial; de Hope Hicks, directora de comunicaciones estratégicas de la Casa Blanca; de Kathleen McFarland, asesora adjunta de Seguridad Nacional o de Lindsay Reynolds, jefa de personal de Melania Trump. El tiempo dirá si ellas también terminan engrosando la lista de mujeres remuneradas con criterios no igualitarios y si, finalmente, la tendencia que parece continuar al alza se mantiene o, incluso, continúa creciendo.