Pregúntale a cualquiera cómo lleva el día. Probablemente te conteste “¡Estoy ocupadísimo!”. Ya sea un asunto laboral o de ocio, te resistes a decir que no a cualquier plan. Consideramos la necesidad de descanso como una debilidad y hemos desacostumbrado a nuestro cerebro a “no hacer nada”.

En el libro "Rest: Why You Get More Done When You Work Less", se argumenta que esta actitud es malsana, contraproducente y miope. El descanso es esencial para restaurar la energía mental y física que gastamos mientras trabajamos. Así es como puedes ser más productivo sin renunciar al tan necesario descanso:

1. Empieza temprano, muy temprano. Madrugar y trabajar en casa te permite avanzar en tus proyectos más críticos, evitando las distracciones de las redes sociales o el teléfono, y genera además pequeños espacios a lo largo del día para descansar. Toni Morrison, por ejemplo, escribió sus novelas antes del amanecer, horas antes de ir a su trabajo. Para muchos, un estado ligeramente somnoliento es también más creativo.

2. Focalizar, descansar, repetir. Las grandes mentes alternan el trabajo duro con el descanso en sus jornadas, moviéndose con sorprendente velocidad de un modo a otro. Tras trabajar intensamente durante una hora y media o dos horas conviene tomar un descanso de 20 minutos, porque así se obtendrán los beneficios restauradores de un momento de relax, manteniendo aún así el impulso intelectual.

3. Evitar la multitarea. Puede parecer que el tiempo nos está cundiendo mucho más cuando realizamos varias tareas al mismo tiempo pero, en realidad, estamos reduciendo nuestra productividad. La multitarea nos impide trabajar de manera productiva y centrarnos suficientemente en ninguna actividad. Así que cierra tu correo electrónico y apaga las notificaciones. Harás más en dos horas centradas que en seis distraídas.

4. Pasea. Un estudio reciente determinó que incluso caminar sobre una cinta de correr mientras se mira a una pared de cemento aumenta la creatividad. Hacer reuniones mientras caminas es también una buena opción: las personas son más propensas a concentrarse, las reuniones a pie tienden a ser más cortas y y no hay rosquillas ni galletas que nos tienten a nuestro lado (a menos que pases por una panadería).

5. O, si puedes, échate una siesta. No todos los lugares de trabajo son apropiados para la siesta, pero lo cierto es que una cabezada corta en una sala tranquila puede aumentar tu energía, ayudar al cerebro a retener nueva información e incluso fomentar tu creatividad. Eso sí, evita dormir demasiado porque más de 20 minutos harán difícil volver al trabajo.

6. Deja tus pensamientos a la mitad. Para algunos escritores, parar de escribir a mitad de frase les permite retomar el trabajo más rápidamente al día siguiente. Según han descubierto los científicos, si dejas un problema a medias tu subconsciente seguirá trabajando para resolverlo y encontrarás la solución más rápidamente.

7. Deja su trabajo en el trabajo. Cuando salgas de la oficina o termines una tarea, sácala de tu mente. Traer a casa los problemas garantiza que no obtendrás las soluciones. Pon tu teléfono en silencio, no revises el correo electrónico y céntrate en otras cosas.

8. Disfruta de tus días de vacaciones. Los estadounidenses renuncian a decenas de miles de millones de dólares en días de vacaciones cada año, asumiendo un mayor riesgo de estrés crónico y agotamiento. Aquellos que sí los toman son más felices en el trabajo, más resilientes y viven más tiempo. Por otro lado, unas vacaciones cortas cada pocos meses proporcionarán una mejor recarga que un largo periodo seguido.

9. Busca un pasatiempo realmente atractivo. Las mejores mentes tienen pasatiempos que les permiten desarrollar actividades gratificantes similares a las que obtienen en el trabajo (superación, victoria…), pero a pequeña escala y sin las frustraciones. A Winston Churchill le encantaba pintar porque requería visión, determinación y confianza, las mismas propiedades que le hacían apto para la vida política, pero sin enfrentarse a los partidos de la oposición.

10. Descansa aunque el mundo te diga que no lo hagas.  Demasiado a menudo nos decimos a nosotros mismos que descansaremos cuando hayamos terminado todo lo demás, pero hoy en día, eso es casi imposible: el trabajo nos sigue a casa, los dispositivos móviles hacen que siempre seamos accesibles a los jefes y clientes y los proyectos siempre se pueden hacer un poco mejor. El único descanso posible es el que tú consigues cuando decides conscientemente olvidarte de todo lo demás.

Vía: Cosmopolitan US