Confieso no ser brillante en (casi) nada, pero si hay algo que domino como pocos es la soltería. Aclaro que para haberme convertido en una maestra en ‘singleness’ he tenido que fracasar estrepitosamente a la hora de tener pareja, por lo que no sabría deciros si en realidad, soy soltera por convicción o por inaptitud. Tampoco me avergüenza reconocer que cuando veo a una pareja mirarse con la ternura con la que yo miro al 2.55 de Chanel, siento una inmensa cierta envidia. De la mala, por supuesto, porque la otra son los padres. De hecho, si veo una película o leo un libro donde lanzan una de esas frases amorosas que capturan en el aire al suspiro y paralizan el corazón, la apunto inmediatamente, porque las palabras de carácter anti desfibrilador me obsesionan. En cualquier caso, la soltería me inquieta tanto como me apasiona.

"Cuando la libertad parece ser el antónimo a la vida en pareja, tenemos un problema"

Cuando he tenido pareja (sí: los milagros existen y hasta yo he tenido), me he sorprendido a mí misma echando de menos mi vida sin ataduras, y es que no tener que dar explicaciones a nadie de lo que haces o dejas de hacer es tan maravilloso que es capaz de hacer que cuando un sábado por la noche estás en el sofá viendo Netflix con tu +1 y ves los stories de tu amiga soltera de fiesta, quieras amordazar a Cupido, pedirle unas horas libres y volver a abrazar esa libertad. El problema está precisamente en que en demasiadas ocasiones, cuando tenemos pareja terminamos por ceder y sentirnos maniatados, algo que no tendría jamás que ser así. Cuando la libertad parece ser el antónimo a la vida en pareja, tenemos un problema, porque las relaciones suponen elegir diariamente estar con quien estás. No son ni una carrera de obstáculos, ni una obligación, sino una elección propia. Como estar soltera, por cierto.

ODIO a las parejas lapa, esas que son inseparables y que hablan en plural, y por eso, cuando tenga pareja (antes habría dicho “consiga” pareja, pero afortunadamente, me he dado cuenta de la importancia de cambiar el verbo), será sobre unas bases completamente diferentes a las que hasta ahora han sostenido los pilares de mis relaciones. ¿Es posible seguir viajando con tus amigos y ver a tu pareja tan solo un par de días a la semana cuando estás en una relación? Eso espero, porque de no ser así, me niego a volver a tener pareja y San Valentín se va a tener que llamar Santa Marita, y no quiero entrar en detalles, pero este santoral se me antoja como un oxímoron…

La buena noticia es que este es el año de las personas solteras, o eso al menos asegura Bumble, que le da la bienvenida al año de la "soltería consciente", pues indica que este año se trata de encontrar a alguien, pero no a cualquiera. Una investigación de la app indica que el 39 % de las mujeres ya no se centra en adherirse a los plazos e hitos tradicionales, aunque una de cada cinco españolas sigue sintiendo mucha presión para tener una relación y casarse. Aunque sea poco divertido -y menos romántico aún, os doy un par de datos más. Más de la mitad de las personas que emplean la aplicación admiten que se sienten a gusto estando solteras durante un tiempo, y de cara al futuro, las personas han decidido conscientemente permanecer solteras y el 54 % de los solteros son más conscientes de cómo y cuándo encontrar pareja.

"Las solteras merecemos un aplauso, pues la sociedad está construida para tener pareja"

Tanto nos gusta la soltería, que muchos celebran San Solterín, y al descubrir que la venta de juguetes sexuales en Glovo ha aumentado en los dos últimos años un 140 %, y que los que más se venden en San Valentín son los succionadores de clítoris, el lubricante y el Satisfyer de hombre, me pregunto si los solteros no estaremos aprovechando en día de los enamorados para querernos (aún más) a nosotros mismos… No es casualidad que precisamente de cara a estas fechas, Satisfyer haya lanzado el Satisfyer Pro 2 Classic Blossom y el Satisfyer Pro 2 Modern Blossom, que presentan la forma de una flor. Habrá solteras que en San Valentín queden con sus amigos, quienes se tomen una copa de vino mientras ven una película en casa y quienes decidan que el onanismo es la mejor forma de celebrar estar solteras, y cualquier opción me parece un planazo. Ah: digo “celebrar” porque creo que las solteras merecemos un aplauso, pues la sociedad está construida para tener pareja, existiendo una especie de impuesto de soltería que es el responsable de que viajar a solas, comer sin un +1 fuera de casa o vivir sin compañeras de piso sean ya casi privilegios.

“Si echamos la vista atrás, no muy lejos, sino una generación antes que la nuestra, veremos que muchas mujeres renunciaban a su carrera laboral para poder atender a la crianza. En pocos años, ha habido un cambio tan drástico de vida, de necesidades y de temporalidades, que ha forzado la convivencia entre (mínimo) dos generaciones completamente distintas. Hoy en día es casi impensable, en la mayoría de sociedades occidentales y modernas, tener un hijo a los 21 años, independizarse, casarse o tener una vivienda en propiedad”, explica Alicia Gonzalez, psicóloga experta en relaciones y colaboradora en Bumble. “Que cuatro de cada 10 mujeres no se centren en adherirse a ese tiempo que marcan las generaciones que nos preceden y que nos presionan y empujan a cumplir, me parece una decisión coherente con lo que, a su vez, nos demanda nuestra sociedad actual”, añade.

Igualdad entre solteros y emparejados

Este San Valentín quiero hacer campaña por la igualdad entre solteros y quienes tienen parejas, porque el estigma de la soltería es el que ha empujado a muchos a atraparse en relaciones que en realidad, no les llenan. En ‘The unexpected joy of being single’, Catherine Gray recuerda las palabras del filósofo Alain de Botton: "Sólo una vez que la soltería tenga el mismo prestigio que su alternativa, podremos estar seguros de que las personas podrán ser libres en sus elecciones".

La autora asegura que hacer campaña por la igualdad entre solteros es algo positivo tanto para quienes tienen pareja, como para los que no. “La pareja tendrá un nuevo conducto de libertad; la opción de estar soltero sin pena. La soltería es una elección. La gente no está soltera porque nadie la quiera. Están solteros porque resulta que no quieren que la gente los quiera, o porque tal vez ni siquiera estén buscando pareja. La pregunta de “¿Por qué estás soltero?” es absurda. Simplemente, lo somos. A veces estás en una relación y otras, sencillamente, no”, escribe.

"La soltería es vista como un proceso de transición, como si la meta fuera la pareja"

Cada vez que un familiar me pregunta por mi situación sentimental y pone la misma cara que pongo yo cuando descubro que Jeremy Allen White no está disponible (soñar es gratis, ¿vale?), me invade la necesidad de recordarle que la soltería no es un fracaso. De hecho, lo que es un fracaso es estar en pareja por el miedo a no tener a alguien al lado. Yo me caigo tan bien y me gusto tanto, que estoy feliz conmigo misma, qué queréis que os diga. Estoy cansada de que “estar soltera” (¿o debería decir “ser soltera?”) sea visto como un proceso de transición, como si la meta fuera siempre tener pareja. Cuando un matrimonio le dice a su amiga soltera, con cierta lástima, que pronto "encontrará a alguien", lo dice intentando animar a quien tal vez prefiera dar con un trabajo con un sueldo digno o un piso de más de 30 metros antes que tener pareja.

No, queridos: el objetivo de muchas no es encontrar pareja, porque esa búsqueda incesante desemboca en la denominada ansiedad de la soltería, que nace tras haber perdido horas en las aplicaciones para ligar, haber sollozado al ver que alguien no responde a los mensajes o tener un sitio fijo en la mesa de los solteros en cada boda, a las que ya ni te preguntan si irás con alguien.

"¿Pasa algo si tu compañero de San Valentín es tu Satisfyer?"

Yo creo que la clave para que San Valentín no nos haga perder la cabeza es recordar que tengas o no pareja, y aunque voy a soltar una frase digna de Mr Wonderful de la que me estoy arrepintiendo ya, el amor verdadero es el propio, por lo que propongo celebrarnos a nosotras mismas al margen de etiquetas, de estados civiles y de posibles +1. ¿Pasa algo si tu compañero de San Valentín es tu Satisfyer? ¿Se termina el mundo si nadie te regala bombones o flores el 14 de febrero? No pasa absolutamente nada, porque además, si realmente quieres unos dulces o un ramo floral, tengo otra buenísima noticia: te los puedes comprar tú misma. Además, soy diabética: es mejor que me regalen cianuro que unos bombones.

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Marita Alonso

Marita Alonso es experta en cultura pop y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos culturales desde una mirada feminista en la que la reflexión está siempre presente. No tiene miedo de darle una pincelada de humor a las tendencias que nos rodean e intenta que el lector ría y reflexione a partes iguales. Cuando escribe sobre relaciones, su objetivo es que la toxicidad desaparezca y que las parejas sean tan saludables como las recetas que intenta cocinar... Con dramáticos resultados, claro. Los fogones no son lo suyo.

Ha publicado dos libros ("Antimanual de autodestrucción amorosa" y "Si echas de menos el principio, vuelve a empezar") y colabora en diversos medios y programas de radio y televisión luchando por ver las cosas siempre de una manera diferente. Cree que la normalidad está sobrevalorada y por eso no teme buscar reacciones de sorpresa/shock mediante sus textos y/o declaraciones.

Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense, imparte master classes de cultura pop, estilo de vida y moda en diversas universidades. En Cosmopolitan, analiza tendencias, noticias y fenómenos desde un prisma empoderador.