Cercana y tranquila. Ana Fernández sorprende por su espontaneidad. La actriz, que es la embajadora de la marca nacida en Nueva York Aéropostale, que ahora aterriza en Madrid, nos revela sus secretos de estilismo y las primeras claves de la segunda temporada de 'Las Chicas del Cable'.
-¿Por qué te has decidido por Aéropostale?
-Lo que más me identifica con ellos es ese punto de ser natural y lo que ofrece la marca, no es una firma en la que entras en la tienda y en seguida ves que no es tu estilo. Creo que tiene un abanico amplio, que para la gente joven, que esta en ese momento de definirse, de buscar su estilo.. al final cuando eres joven estás muy perdido… tienes épocas de todo, unos meses eres grunge, otros pijo, otros rapero…
-¿Y tú cuál eras?
-Tuve mis momentos rapera, con pantalones bajos, la gorra enorme, las Vans. Luego tuve una época pija, después fui un poco hippie… pasé por muchas cosas hasta que me formé y ya tienes más claro lo que te gusta. Y pasando por todos esos estilos te quedas con lo que más te gusta de cada cosa.
-¿Te interesa el mundo de la moda?
-Me interesa porque es nuestra única herramienta para salir al mundo y es la primera impresión. Cuando sales a la calle, y vas en metro, andando o como sea, no te pones a hablar con la gente por eso lo que llevas puesto es como tu carta de presentación. Te van a juzgar por el aspecto que tú tienes, que luego muchas veces te equivocas al prejuzgar, pero al final es lo que se ve. Es nuestro caparazón. Esa parte es muy interesante.
Lo que no sigo es lo que se dictamina que debo seguir. Es decir, esta temporada se llevan los volantes, pues vale, pero yo no me pondré un volante en la vida porque me quedan fatal. No me gustan. Intento ser coherente conmigo misma, veo lo que me queda bien y me lo pongo.
-Qué parte de gusta más de la relación de la moda con tu trabajo, ¿cuándo te visten de Carlota, tu personaje en ‘Las Chicas del Cable’ o cuando te pones un modelazo para una alfombra roja de unos premios?
- Me siento más a gusto en una alfombra roja pero por la sencilla razón de que cuando me visto para los personajes no decido ni juzgo nada. Hay detrás un equipo de profesionales que se han estudiado el personaje tanto o más que yo, que saben lo que en esa época se llevaba y que llevan un curro detrás impresionante. Me pongo lo que me mandan. El trabajo es el trabajo y hay que tener claro el de los demás. Prácticamente no opino, me fio 100% de lo que han hecho los demás. Otra cosa es si me dan cuatro ‘looks’ para Carlota y me dejan elegir. Pero nunca digo que hay algo que no me gusta, siempre digo lo que más me gusta. Es mejor ser positivo que negativo.
Eso sí, cuando estoy como Ana, y voy a hacer una sesión de fotos como Ana o voy a una alfombra roja como Ana, ahí sí. Entonces tengo que sentirme a gusto, ahí me da igual que me diga el estilista de la revista o el mío propio lo bien que me sienta un volante porque no, ¡no pienso ponerme volantes!
-Nos ha encantado la noticia de que habrá una tercera temporada de ‘Las Chicas del Cable’
-Si, ahora hemos terminado de grabar la segunda, que se estrena en diciembre y tenemos que empezar con la promo y luego en enero comenzaremos el rodaje de la tercera temporada.
-¿Cómo está siendo la experiencia Netflix?
-Brutal. La manera que tiene de trabajar Netflix, el cuidado, el cariño, la mezcla entre respeto y admiración que tienen con nosotros… es como muy especial. Ellos son un poco los creadores de esta nueva forma de ver la tele o el cine. Es un respeto con todo, como te sientes tan cuidado y apreciado, das todavía más. Es lo que llamo refuerzo positivo, y creo que funciona. Pero no es idealizar a nadie, ni hacerte la pelota, si no como te cuidan. Eso hace que trabajes con más ganas y que tengas ganas de hacer más y la promo no te importa, y las redes te gustan y todo mola. Es un placer trabajar con ellos.
-Y la evolución de Carlota, ¿te está sorprendiendo?
-Mucho. Estoy disfrutando con Carlota. Es que ella tiene mucho de mí, de mi lado canalla, entonces siendo ella me lo paso genial, disfruto. Y es que en la segunda temporada vais a flipar porque es la revolución, ya que en la primera es sólo la presentación del personaje. Pero en esta segunda ya es el desarrollo y a mi me ha tocado el personaje que más mola. Carlota va a tomar el mando en la compañía en esa pelea de la mujer, su objetivo va a ser los derechos de las mujeres en la telefónica y va a pelear por ellos.
-¿Te parece bien como se lleva en la serie el tema de la homosexualidad entre Ana y Sara?
-Me encanta porque no se ve desde el punto del sexual, si no enfocado desde el amor, desde dos personas que se enamoran. Además Ana y yo tenemos muchísima química, improvisamos mucho. Somos muy diferentes, con dos personajes muy distintos, y sin embargo encajamos muy bien. Nos llevamos fenomenal, tenemos un sentido del humor parecido, así que eso hace que fluya guay. Lo que pasa es que en esta segunda temporada hay un desarrollo de esta relación, no se queda en esto solo. En la primera temporada hay unas pinceladas, pero es en la segunda donde comienza el drama de verdad, con Sara y con Miguel…
-¿Qué es lo mejor y lo peor que te han dicho de la serie?
-Las críticas positivas siempre han sido en el tema de la ambientación, el vestuario, como la serie te traslada a ese Madrid de los años 20. Les encanta la trama tan fuerte entre Sara y Carlota, algo super arriesgado, y que ha funcionado. Que haya gustado a tanta gente tan diferente, eso me hace sentirme orgullosa.
Algo que no ha gusta mucho es lo de la música, choca y ahí el público se ha dividido entre los que les ha horrorizado y a los que les ha gustado la idea. Es un poco como Woody Allen, o te encanta o lo odias.
Y luego, siempre ocurre, que lo de casa es siempre más criticado que lo de fuera. Mientras que en otros países apoyan el producto nacional, aquí nos han dado mucha más negatividad. Mientras que en Estados Unidos nos han puesto por las nubes, aquí estamos siempre con el: ‘no es para tanto’.
-¿Os lleváis bien entre vosotras o es parte del guión?
-Nosotras nos llevamos fenomenal. Somos muy trabajadoras, muy buenas chavalas, nos apoyamos mucho las unas en las otras, pasamos muchas horas juntas… es que estamos en casi todas las tramas, los compañeros masculinos decían que estaban encantados porque ellos tienen muchas menos escenas. Y nos llevamos muy bien.
Y la verdad es que con ellas genial. Nos entendemos muchos y nos animamos. Tenemos cuatro personalidades muy diferentes y ya nos conocemos. Estamos muy a gusto. Pero vamos, que es un trabajo.
