Cenar pronto o merendar tarde, según como quieras verlo, es mucho mejor que acostarse con el estómago lleno, evitando así digestiones pesadas, uno de los peores enemigos a la hora de conciliar el sueño y perder peso.

Al hacer tu última comida del día entre las 20 y las 21 de la noche, teniendo en cuenta que los españoles se acuestan de media a las 23 horas, evitas tener un sueño irregular, provocado por los movimientos del sistema digestivo. Además el sueño es más profundo y reparador, ya que al no tener el estómago lleno, la sangre puede acudir al cerebro y no a la tripa, por lo que se descansa mejor. 

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Haciendo la cena más temprano respetas el ayuno nocturno, que para tu cuerpo es reparador, gracias a que el hígado no trabaja cuando no debe.

En cuanto al menú, debes evitar cenas pesadas, aunque al adelantar la hora, te puedes permitir algún capricho que antes no deberías. 

A partir de ahora merienda en vez de cenar y tu cuerpo te lo agradecerá.

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Uxía B. Urgoiti.

Periodista por amor a la lectura y editora web por mi pasión a aprender.