Un email del equipo Salomon bastó para que me picara el 'gusanillo'. Nos proponían un fin de semana en Cap de Creus (una de las partes más bonitas de la Costa Brava) acompañados por varios de sus atletas de élite y un único objetivo: disfrutar de la montaña a golpe de zapatilla. Una de las especialidades de la marca es el trail running (es decir, correr por la montaña), y querían que varios periodistas (no necesariamente deportistas) experimentaran las virtudes de esta disciplina. Y allá que me fui, sin miedo al "cuesta arriba, cuesta abajo".

"Qué atrevida", me dijo con todo su cariño Nacho, un redactor de la revista especializada Runner's World. Y no le faltaba razón. En las presentaciones de los asistentes yo destacaba por algo: era la menos preparada físicamente de los allí presentes. He de reconocer que mientras tenía al lado a una buena pandilla de motivados (gente que corre ultra maratones, esto es, distancias de hasta ¡160 kilómetros!) y miraba por la ventana la cima de las montañas que teníamos al lado (me parecían muy altas), me preguntaba quién me había mandado a mí meterme en ese lío. "Con lo bien que estaría yo este fin de semana descansando en mi sofá", me decía.

NO HACE FALTA SER UNA EXPERTA: SE PUEDE

Pero el esfuerzo, mereció la pena. ¡Y tanto que mereció! Primera lección: da igual que no estés muy en forma, si eres una chica más o menos activa, tú también puedes plantarle cara a las alturas y acabar disfrutando dentro de ellas. Hay carreras de unos 10 km para las que sí te puedes preparar o divertidas competiciones en ciudad como la Salomon Run Barcelona en las que te lo pasarás pipa, y te pueden preparar para desenvolverte mejor en este deporte que tiene algo que no lo tiene ninguno: el maravilloso entorno con el que te vas a ir encontrando.

Sí, vale, al ser principiante, no puedes mirar mucho a tu alrededor (si quieres sobrevivir), pues debes estar concentrada en tus pies y el terreno sobre el que pisas. Pero siempre encuentras tramos más lisos y tranquilos en los que tu panorámica, es increíblemente alentadora. Como las mejores postales, sí, y además con la satisfacción añadida de que esa postal, la has conquistado tú, a base de sudor y empeño. Aquí lo que pudo sacar mi móvil durante mi primer contacto con el trail:

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¿No está mal la recompensa, eh?

CONSEJOS PARA LA SUBIDA

Bueno, pero una vez he hablado con la parte más bonita, vamos al lío. ¿Cómo puedo subir yo una montaña, sin que mi trasero roce el suelo? Aquí van algunos consejos para la subida dados por Laura Orgué, la mejor esquiadora de fondo de la historia de nuestro país (quedó décima en los JJ.OO. de Sochi, todo un logro). Ello le permite ser una crack con los bastones (esos que tanto te pueden ayudar) herramienta que también utiliza en las carreras de montaña en las que ahora está centrada. Estos son los consejos que resumí de sus explicaciones:

1. Echa mano de tu instinto. Tanto para saber leer el terreno (no es lo mismo piedras planas que se pueden resbalar, que hierba), como para conocerte a ti misma, para pisar con la máxima seguridad. 

2. Economiza tus fuerzas. Hay algo "gratuito" en tu cuerpo, no necesitas hacer nada para sacarle partido, y es la propia elasticidad de tus músculos. Eso hará que rebotes más y mejor, es una energía que te viene dada por naturaleza. Ponte a prueba: empieza a caminar (si la cuesta es más elevada, hazlo con las puntas), y cuando pises, no lo hagas de manera brusca, sino intenta imitar la función de un muelle. ¡Verás cómo tu culito te pesa menos! Todo tu cuerpo es flexible, hasta las rodillas, así que aprovéchate de ello, y olvídate de parecer a un palo de lo más rígido.

3. Imagina que eres Heidi. Esa es la actitud: tan feliz por la montaña. Debes andar como con pequeños saltitos. Eso sí, a la actitud de 'feliciana' súmale la fuerza de tu pierna y la del brazo contrario, principales motores en cada zancada.

4. Bracea con ganas. En el trail, como cuando caminas o corres, debes intercalar piernas y brazos. Es decir, tu brazo derecho irá delante cuando lo haga tu pierna izquierda, y viceversa. Un braceo fuerte te impulsará mejor de manera casi natural. ¡No lo olvides!

5. Con las mayores pendientes, manos a las rodillas. Cuando llegue una buena inclinación, no hiperventiles y pon en práctica estos trucos: además de puntear, pon las manos en los muslos, casi a la altura de la rodilla, para trazar una línea de fuerza recta. Notarás el impulso.

6. Inclínate hacia adelante. Desplaza tu centro de gravedad al frente, tienes que trazar una línea con tu tronco, que debe sobrepasar tus pies. Así:

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¿Y cuándo utilizamos los bastones? Para decidir si llevarlos o no, hay dos factores clave: el tipo de terreno (si se va a clavar muy bien, adelante, pero si son piedras pequeñas que no es tan sencillo el agarre, quizá te molesten), y la inclinación, cuanto más pronunciada sea, más querrás besar a tus bastones. ¿Y cómo cogerlos? Igual que los de ski: introduce tu mano por debajo de las dragoneras (las cintas que salen de la parte superior) y ajústalas bien, para que hagan una especie de tope cuando tú hagas la fuerza (ojo), desde el tríceps, y no con la muñeca. Los palos son algo más cortos que que encuentras cuando vas a esquiar, porque su función es más la retención (y no el impulsarnos). ¿Cómo se camina? ¡Igual! Con la técnica anterior, adelantas el brazo derecho con tu bastón al mismo tiempo que la pierna izquierda, "y clavas la punta de tu aliado de forma contundente a la altura del talón del pie que se adelanta", dice Laura.

CONSEJOS PARA LA BAJADA

Vale, y después del 'palizón', ahora viene lo más divertido, ¡las bajadas! Miguel Heras, uno de los corredores Salomon de maratones y ultras con más mérito en nuestro país (y con una vitrina llena de triunfos), nos explicó la clave de todo: no tengas miedo. Muchas veces, aquello que parece que te da más pavor, es justamente lo que tienes que hacer. Como por ejemplo... Inclinarte hacia delante (hazlo, porque aunque no te lo parezca, tienes menos posibilidades de caer que si vas bajando con miedo y encogida, con los hombros para atrás).

"Si tenemos miedo, nuestro cerebro va a hacer que nuestro cuerpo se comporte de una manera y si no lo tenemos, de otra. Si no estamos seguros vamos a tender a frenar. Aunque parezca mentira, tenemos que plantarle cara a la pendiente, en lugar de irnos hacia atrás, tenemos que hacer lo contrario, siempre para adelante con el cuerpo. Respecto al braceo, no es penséis que 'queda bonito' bajar –no es el mejor momento de la foto–, no hay que ir 'guapo' bajando, porque los brazos están para equilibrarnos e irán cambiando de posición", nos cuenta Miguel. Y un punto importante al bajar: no hacerlo con los talones. ¿Otro truco para ser la más rápida? Cuando pises (recuerda, con la primera media parte del pie), piensa en despegarlo rápida y totalmente del suelo de nuevo, deslizarlo para coger impacto de nuevo. "Piso pero automáticamente ya estoy saliendo otra vez", insiste el atleta. Es la manera de evitar que gastes no solo tiempo, sino también energía.

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Y los últimos trucos para aprender a bajar una montaña con calidad, nos los  vez de la vasca Ohiana Kortazar, dos veces campeona de carreras de montaña tan importantes –y apasionantes por la entrega del público– como la de Zegama, una de las más aplaudidas a nivel mundial. "Cuando bajes, no hay que tener agarrotado el cuerpo. Piensa en relajar, desde los hombros", nos dice. También aprendemos de su experiencia: "las veces que me he caído ha sido porque se me ha ido la cabeza, aunque sea medio segundo, a otra cosa. Debes estar mega concentrada, estar a lo que estás a cada paso", puntualiza. Y ojo con partes del terreno que las principiantes, quizá no veamos tanto, por ejemplo, las raíces de las plantas. Y si está muy inclinado, ¡nunca bajes de lado! (no estamos sobre la nieve). "Baja de lado solo cuando hay mucha arena, por ejemplo", nos cuenta Kortazar. Quédate con su tip estrella: confía en ti misma y utiliza tu sentido común, que lo tienes. "Si ves que la piedra es grande, consistente, que no resbala... pisa en ella sin miedo. Pero si es pequeña, o ves que se puede mover, elige otro punto de contacto", ejemplifica.

LOS MEJORES ALICIENTES...

Y hasta aquí la técnica básica, tan necesaria para disfrutar e ir dominando la disciplina. Pero antes de acabar, hay dos factores que, en mi opinión, te ayudarán a llegar a la cima con éxito.

El primero es la compañía. Elígela, al menos en tus primeras experiencias con la montaña, y hazlo bien: no se trata de gente que esté a tu nivel (que también), sino de personas que te acompañen en esta aventura de vivir entre montañas una experiencia de lo más saludable. Yo encontré este apoyo en todo el grupo que coincidimos en este viaje a Cap de Creus: desde los chicos Salomon que tan bien nos trataron, pasando por todos los atletas de élite que tanta paciencia tuvieron, y cómo no, los periodistas que como yo, fueron allí "a ver qué nos contaban" (Salomé, Amaia, Nacho...). Todos éramos uno, formamos, como se dice popularmente, "una buena piña".

Mención especial se merece mi team, (nos dividimos en distintos grupos para algunas actividades): el atleta Pablo Villa y Gema Payá, autora de Miss Leggings Run, y una chica bastante más fit que yo. Fue una tarde donde dio igual de dónde veníamos cada uno o nuestra condición. Lo que sí importó fue disfrutar del camino, del "cuesta arriba, cuesta abajo", de los acantilados y brisa del mar que nos encontramos y sobre todo, de ir juntos en esta aventura llamada trail running. Típica foto para el recuerdo (pero necesaria):

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Mi team (Pablo y Gema, a mi izquierda), nada más salir, esto era el aperitivo de las cuestas de la montaña...

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¿Y cuál es el otro factor? Cómo no, la satisfacción de haber llegado a meta. En esta foto estábamos a punto de llegar, y de sentir el placer propio de saber que te has esforzado por hacer bien las cosas y por superarte (sí, vale, también aquí estaba a puntito de 'tragarme' esa cerveza tan fresca que me supo a gloria, pero no procede poner la foto).

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Si aún no te he convencido de las infinitas ventajas que tiene salir a correr (o caminar, a tu ritmo) por la montaña, os dejo el vídeo How to trail de Salomon, que forma parte de la filosofía #TimeToPlay, y que es tan inspirador como real. Ahora sí puedo decir que todo lo que en él se describe (volver a ser una niña, el placer de mancharte en el barro, sentirte libre...), es cierto.

En definitiva: yo he jugado, no lo he pasado nada mal, y por ello volveré a jugar. 

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