La bloguera y fotógrafa Garance Doré ha contado, a través de la 'newsletter' de Lena Dunham, su experiencia al tratar de tener hijos por encima de los 40 años y sometiéndose a tratamientos de fertilidad.
"Tenía 40, casi 41. Y lo primero que hizo el ginecólogo fue asustarme: '¡Tus niveles son muy altos! ¡Mira esos fibroides! ¡No tenemos un minuto que perder A TU EDAD", cuenta.
La culpabilidad a cuenta de la edad, narra la fotógrafa, se repetiría a menudo en los siguientes meses. Garance cuenta que después de someterse al proceso, "la primera vez que me bajó la regla me sentí fracasada. Y no sería la única vez. A partir de entonces, cada vez que me viniera el periodo sería una muestra de mi fracaso".
La bloguera narra los muchos intentos que siguieron a ese primero, hasta que finalmente decidió someterse a una fecundación 'in vitro'. "El médico me llamó y me dijo: vas a cumplir pronto los 42. A partir de esas edad, las clínicas de fertilidad no te quieren, porque les harás bajar sus estadísticas de éxito. Corre a hacerte una 'in vitro", narra.
"Todo el tiempo fingía que era fuerte. Hacía bromas con las enfermeras, incluso mientras me explicaban cómo iba a tener que inyectarme cinco veces al día. También bromeé cuando salí de la farmacia con una maleta lleva de medicamentos. Incluso cuando me ponía la aguja en el estómago, escondiéndome en un rincón de la casa como si fuera un animal herido".
La operación no funcionó. Garance afirma que "estaba rota. Nada me había preparado para eso". Entonces decidió parar todo el proceso.
"Mi historia me ha servido para comprender la enorme cantidad de presión que tenemos las mujeres para convertirnos en madres, una presión que yo tenía completamente asumida, pero que ahora cuestiono. Esa idea de tenerlo todo, tener una vida plena. Como si nuestras vidas no estuvieran completas sin hijos. La presión de intentar tener un hijo de todas las maneras posibles porque, si quieres un bebé, lo vas a tener. Y si no, es por que no lo intentaste lo suficiente. Todo esto tiene que parar".
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