Las redes sociales crean una realidad paralela que muchos quieren creer que es la vida real. Pero no amigos, Instagram no es el paraíso de los foodies, de los desayunos deliciosos ni de las parejas perfectas. No es oro todo lo que reluce y lo vas a poder comprobar con un experimento que puedes probar tú misma en la red social de las fotografías.

1. Sube fotos a horas intempestivas.

¿Qué hace esta mujer en un coche, a las cinco de la mañana, por la Puerta de Alcalá? Juro que yo misma he publicado este video y me han preguntado que qué hacía a esa hora por el centro de Madrid. La realidad era muy diferente. Estaba despierta, sí, pero por otras cuestiones menos enigmáticas.

2. Sube frases poéticas.

Un fondo de pantalla de una playa perdida de Puerto Rico y un mensaje con una canción en portugués del que no se sabe muy bien el destinatario. Ni el contenido. Alguien se preguntará si es un mensaje de amor, más de uno imaginará si va con él la cosa y tus amigas pensarán si te has apuntado a un curso de portugués. 

3. Sube fotos en blanco y negro.

Todos subimos fotos en color, pero en blanco y negro es otra historia. Si encima le añades algún filtro de VSCO y le añades otro de Afterlight... Ya estamos hablando de palabras mayores. La idea es dar la sensación de que te tomes las cosas más en serio, que no subes cualquier foto porque sí, que te tomas tu tiempo. Que lo que tiene delante, el que la está viendo, es una obra contemporánea captada en un momento al azar con una belleza que hay que descubrir más allá de los pocos segundos que te deja observarla. Estamos hablando de hacerte la misteriosa y la interesante.

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4. Añade fotos de viajes.

Seguro que tienes alguna foto del fin de semana de agosto en Benidorm, del fin de semana con tu ex novio en París, de esos días con amigas en una playa lejana de Portugal... Recupéralas y súbelas. Una, claro. Seguro que alguno te pregunta que haces un miércoles cerca de Lisboa. Y además, parecerás una chica viajada.

5. Sube fotos de la comida.

Pero comida que te vayas a comer... No vale hacer fotografía de la hamburguesa de tu acompañante si en realidad estás comiendo una ensalada. Un par de filtros, un poco de sombra, y tendrás una imagen propia de un instagram #foodie. Añade la ubicación, porque con suerte tu imagen aperecerá en "Historias de..." y seguro que alguien te copia. Si sueles ir a comer o cenar por ahí, parecerá que eres un paladar exigente.

6. Sube videos conduciendo.

¿Te gusta conducir? Inspírate en el anuncio de esta reconocida marca de coches y sube videos en las carreteras de Albacete simulando que en realidad vas de camino al Cañón del Colorado. Pero no pongas Felices los 4 de Maluma, elige una canción de Ludovico, que siempre quedarás más interesante.

7. Sube un video tocando algún instrumento.

Si tienes la suerte de tocar la guitarra, el piano, el trombón o la flauta dulce, grábate tocando alguna canción del estilo de Niña Voladora de Juanito Makandé, o de algún cantante en español rollo Andrés Suárez. Seguro que incluso alguno te dice que le dediques una canción.

8. Sube un video con alguna canción triste.

Da igual que estés alegre, la idea es no parecerlo. Elige alguna canción del estilo de Andrés Suárez -que antes hemos mencionado- y enfoca la ventana de tu cama una mañana triste de sábado. Aunque no lo sea. Pon algún filtro melancólico y alguna frase de la canción. Seguro que alguien se pregunta que te pasa. 

9. Sube foto de espaldas.

Si subes alguna imagen tuya, que sea de espaldas. Siempre darás un aspecto melancólico irresistible que hará preguntarse a la gente que te ocurre. La espalda, el viento y el mar...

10. Haz fotografías de algún fragmento de un libro.

Pero que no sea Federico Moccia, por favor. Una frase del estilo de "una de esas tardes en las que la felicidad era el oxígeno que se mezclaba con el humo del cigarrillo...", o "sí, todos hemos estado en un Vietnam sentimental alguna vez. Batallas perdidas antes de empezar". Una manera de reflejar un punto de inflexión en tu vida, ese momento de paz interior reflejado en unas cuantas palabras. Una reflexión propia del postureo más profundo que te hará reírte un rato... Y hará que alguien, seguro, te pregunte que libro estás leyendo. 

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Paloma Herce

Paloma Herce es periodista y publicista, experta en moda, estilo de vida y todo lo que tenga que ver con ser una bon vivant desde hace 10 años. Graduada en Periodismo y Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad CEU San Pablo, ha estudiado el Máster de Radio de la Cadena COPE y el curso de Estilismo y Personal Shopper de Condé Nast College. Empezó escribiendo de moda, de verdad, en Harper’s Bazaar, y después ha continuado en revistas como Cosmopolitan o TELVA. Tiene una newsletter que utiliza a modo de diario y un consultorio de invitadas en el que da tips sobre elegancia. Su filosofía de vida, y de trabajo, se basa en una frase de Diana Vreeland que dice ‘the eye has to travel’. Y ella lo hace viajando, leyendo, viendo películas y disfrutando de exposiciones