Flores, bombones, la cena, el cine, las copas. Ahora te quiere llevar de viaje… Al principio resultaba halagador, un tipo detallista, pero te estás empezando a agobiar.

Se lo dejaste claro desde el principio: no ibais a tener una historia. Pero parece que no lo ha captado. Cada vez que os despedís te “obliga” a hacerle “la cobra”. ¿No hay manera de hacerle entender el mensaje?

En muchas películas románticas se presentan como normales actitudes que son claramente acoso: el tipo al que la chica no le hace caso pero a base de insistir e insistir “descubre” que es su alma gemela.

El mayor problema de las películas es que son mentira, a nadie le parece romántico que le acosen, y a veces es complicado mandar a freír espárragos al insistente, ya sea porque es un amigo (muy equivocado de la vida), un compañero de trabajo o hasta tu jefe.

Parece increíble que en pleno siglo XXI aún haya quien crea que son necesarios los obsequios para llegar a la cama de alguien, pero, desgraciadamente es así. El “hacerse valer” y el “yo sin cena y sin vino no hago nada” han hecho muchísimo daño.

Entonces ¿qué hacer ante una situación así? No aceptar más regalos, invitaciones ni prendas. Dejar claro que no va a pasar nada.

Esto va para vosotros, chicos: perseguir como Pepe Le Pew no es guay, es acoso. No seas Pepe Le Pew.

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