En la última década, los divorcios de parejas que superan los 60 años se han duplicado, pasando de 3.636 en el año 2005 a 9.541 en el 2015 (según el INE).¿Por qué esta fiebre?

A esta edad la jubilación está próxima (si no es efectiva de hecho) y de repente todas las obligaciones y rutinas que les mantenían juntos desaparecen. Ya no hay hijos a los que cuidar ni hipoteca que pagar (siempre se ha dicho que lo que más une no es el matrimonio, sino la hipoteca).

Con el aumento de la esperanza de vida y la prolongación de la buena forma física, este grupo demográfico contempla la vida de otra manera, sabe que aún le queda mucho por vivir y no quiere renunciar a lo que todavía le puede deparar la vida.

Así, tu madre ha decido que ya no aguanta más a tu padre. O él quiere empezar a viajar y a ver mundo y a tu madre no hay quien la saque del sofá y la tele. Ya no se entienden (o no se soportan). El desgaste de la convivencia, los diferentes objetivos vitales, se ponen de manifiesto cuando hay mucho tiempo libre: antes no se veían más que los fines de semana, y ahora tienen las 24 horas del día para ver en qué se ha convertido la pareja. La uniones sólidas lo superan; las que arrastraban problemas estallan.

Es posible que la fiebre del culto al cuerpo ponga de manifiesto el deseo de descubrir otras parejas sexuales, de la misma edad o incluso más jóvenes. Una pareja que concuerde mejor con nuestra nueva forma de ver la vida. Las mujeres de 60-70 años tienen las mismas necesidades sexuales que las jóvenes, y probablemente sepan mejor cómo disfrutar de su cuerpo y no tengan miedo de experimentar.

También el cambio social, la ausencia de la presión religiosa, y la independencia económica de las mujeres han supuesto un repulsivo a la sacrosanta institución del matrimonio. Ya no está mal visto el divorcio.

No es para asustarse, piensa que estas mujeres maduras están abriendo camino a lo que puede ser el futuro en las relaciones de los millenials, que es un enorme avance en el empoderamiento de la mujer. Demuestran que cualquier edad es óptima para darle un nuevo rumbo a tu vida.

¿Qué puedes hacer para ayudarles? No les juzgues, no tomes partido. Facilita esta nueva vida respetando su elección, tanto si acierta como si comete errores. ¿Acaso tú no los cometiste? Piensa que una de las dos partes sufrirá más que la otra, y tendrás que apoyarla igualmente, para que pase por todas las fases (negación-ira-tristeza-aceptación, sí, las mismas que puedes pasar tú), y ayudarle para que el suceso no bloquee su vida, haciéndole comprender que es el paso a una nueva etapa, diferente, y que tiene todo un mundo de posibilidades por delante.