No debería ser un momento incómodo, pero lo es. Lo sé yo y lo sabes tú. Si no se pone el condón motu proprio ¿cómo decírselo? Hay formas sutiles, indirectas, como dejarlos MUY a la vista en la mesilla de noche… junto a la cama… o hasta encima de la almohada. No, por “sutil” no entendemos llevarlo entre los dientes…

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Es algo que debería estar superado, como lo de excusarse para ir al baño y hacer un repaso general (lavarse los dientes, comprobar la higiene de zonas conflictivas, etc - si hay ducha por medio, mejor), pero del mismo modo que a algunos y algunas les debes recordar hasta que se laven las manos, en el tema del preservativo todo es una lucha: que si me aprieta, que si soy alérgico al látex (¿eres alérgico al látex y no llevas lo tuyos? venga…).

Puedes decirle que se lo ponga o puedes girarte, coger el que has dejado a mano, y ponérselo tú, sin preguntar siquiera. En todo caso, hay un punto que nunca debes traspasar sin protección por medio: la penetración.

OK, OK... estamos en 2017, pero, seamos sinceras ¿cuántas veces has notado cierta resistencia por su parte en ponerse el condón? Es engorroso (y MUY incómodo) llevar una enciclopedia de dermatología y enfermedades de transmisión sexual en el bolso, y, sí, te entendemos, este artículo no debería SER NECESARIO, pero, lamentablemente lo es.

Vamos a empezar por las buenas costumbres: lleva tú los preservativos. ¿Quieres hacerlo realmente bien? Llévalos de talla estandar, XL y para alérgicos al látex. Añade un buen lubricante, por si acaso, y te ahorrarás un montón de picores y malestares al día siguiente. ¿Que qué va a pensar de ti? Si es un hombre como es debido, que eres GENIAL. Si no, no merece ni que gastes un condón, que baratos no son. Bye bye, baby.