El Punto G de la mujer es una zona, no un punto específico, que se encuentra en la parte superior de la vagina, a unos cinco centímetros de la entrada. Justo debajo de esta zona existe un tejido muy sensible que, cuando se sabe tocar, te lleva directamente al orgasmo.

¿Aún no lo has encontrado? Tranqui, te vamos a ayudar. Túmbate en un sitio en el que estés a gusto y relájate. Ahora, abre las piernas y flexiona las rodillas para tener un acceso más cómodo a la vagina. Lo siguiente es introducir dos dedos dentro y presionar justo en el sitio que hemos descrito antes: el centro de la parte superior de tu pared vaginal. ¿Has notado una zona estriada y esponjosa? ¡Bingo! ¿Todavía no? No desesperes. En este caso, vamos a intentar que lo encuentres con la otra mano que tienes libre. Traza una línea imaginaria desde tu ombligo hasta la parte superior del hueso púbico. Una vez ahí, presiona esa zona y sus alrededores. ¿Sientes como un cosquilleo? ¡Premio! Ya lo tienes. Ahora toca estimularlo internamente y dejarte llevar por el placer.

La estimulación del Punto G con vibrador

El siguiente nivel de estimulación del Punto G es pasar a los vibradores específicamente diseñados para esa zona tan sexi. Los puedes usar a solas o en compañía de quien tú quieras. ¡El sexo se vuelve mucho más placentero cuando se sabe cómo alcanzar el clímax! En este sentido, GIGI™ 2, de LELO, dispone de una punta lisa lista para estimular el Punto G a la vez que también es ideal para la fricción externa. Y, además, ¡tiene el doble de potencia con 8 modos de vibración!

Posturas sexuales que estimulan el Punto G femenino

El perrito. Esta postura sexual es tremendamente sexi y una de las mejores posturas para estimular tu Punto G. Para llegar al éxtasis, túmbate apoyando el abdomen con las piernas no demasiado abiertas, y así su pene no tendrá otro objetivo que tu zona de placer.

La vaquera o amazona. En esta postura tú te pones encima, de cara a tu pareja e inclinada en un ligero ángulo hacia atrás. De esta forma su pene frota naturalmente la parte superior de tu vagina y, obviamente, terminará tocando tu punto G. Otra cosa buena de esta postura es que puedes controlar el ritmo y la profundidad de la penetración. ¿Para qué pensabas que servía el Kamasutra?