Lucía Arjona, sexóloga y responsable de producto de Qué Placer de Web, nos habla sobre las etapas sexuales de la mujer. ¿Quieres saber cuáles son? Toma nota.

La sexualidad y la capacidad de sentir placer nos acompañan a lo largo de toda la vida, pero es importante ir adaptándose a los cambios. Cada mujer es diferente y estas fases pueden variar (año arriba, año abajo) según la biografía de cada una. ¡Allá vamos!

Antes de los 25
En la pubertad, el cuerpo de la mujer cambia radicalmente. Aparece la menstruación, se desarrollan los pechos, sale vello. Las jóvenes comienzan un período de adaptación a esta nueva situación que dura varios años. Además, en la adolescencia las hormonas se disparan y el deseo sexual aumenta vertiginosamente.
En esta etapa de la vida se busca experimentar, por lo que es habitual tener varias parejas y relaciones sexuales esporádicas, sin mayor importancia. Sin embargo, la inexperiencia, el miedo, y los tabúes suelen hacer que muchos de estos encuentros no vayan según lo esperado y provoquen decepción y frustración.
Hay que tener cuidado con los métodos anticonceptivos y con las enfermedades de transmisión sexual, ya que la juventud suele ir acompañada de una menor percepción del riesgo y uno es más vulnerable.

25 – 35
En esta etapa el cuerpo ha dejado de volverse loco hormonalmente y empieza a cambiar nuestra vida social y sentimental. Nos convertimos ya en mujeres adultas. A estas edades, es muy habitual comenzar a vivir en pareja, tener un trabajo, plantearse la maternidad… Ya tenemos más experiencia y menos miedo, aunque todavía existen muchos tabúes.
La capacidad de disfrutar durante las relaciones sexuales aumenta, ya que nos conocemos mejor. Sabemos lo que nos gusta y lo que no, y somos más capaces de comunicárselo a nuestra pareja. Además, se suelen establecer relaciones estables, lo que facilita el perfeccionamiento de las técnicas sexuales mediante la práctica, la intimidad y la compenetración sexual. Sin embargo, tiene su lado negativo: es más fácil caer en la rutina, la desgana o la pereza sexual.

35 – 45
Si se han tenido hijos, la vida vuelve a cambiar drásticamente. Cambian las prioridades, cambia el cuerpo. Es habitual que la vida sexual se descuide los primeros años de la maternidad. Se tiene menos energía, se disfruta de menos intimidad en pareja, la libido baja, el cuerpo cambia con el parto, la lactancia… Además, el estrés, la ansiedad del trabajo y la vida diaria pueden afectar negativamente a nuestro deseo sexual.
Cuando alcanzamos estas edades, comenzamos a notar el desgaste físico, por lo que es importante mantenerse en forma y conservar la autoestima, tan necesaria para sentirnos seguras durante el sexo. ¡El ejercicio físico nos puede ayudar para seguir sintiéndonos fuertes y flexibles!
Esta edad parece ser la del apogeo sexual femenino. La experiencia, la seguridad, el deshacerse de los prejuicios, permite alcanzar mayores cuotas de placer.

45 – 55
En esta etapa, aproximadamente, suele aparecer la menopausia y volvemos a sufrir cambios físicos y hormonales. La vida sexual no se acaba con la menstruación, pero sí cambia. Por un lado, puede haber mayor sequedad vaginal, lo cual puede dificultar las relaciones sexuales con penetración, pero se puede usar lubricante o realizar otras prácticas sexuales. Sin embargo, al no haber riesgo de embarazo, muchas mujeres se liberan y son capaces de relajarse más que en su época fértil. Además, ayuda a mantener la unión de la pareja.
Es importante no dejar de vivir la sexualidad activamente a esta edad, ya sea en pareja o en solitario. Mantenerse activos física y mentalmente ayudará a tener una sexualidad más plena y satisfactoria. Es tiempo de acariciarse y besarse más.
 
Después de los 55
Es habitual tener algún achaque a esta edad, por eso es importante intentar mantenerse sanos, activos y en la mejor forma posible, con dieta equilibraday ejercicio moderado. Para ello, es importante estar controlados médicamente si es necesario.
Ya no es un tabú hablar de personas mayores que tienen una vida sexual activa. Como decíamos en la etapa anterior, la forma de vivir la sexualidad va evolucionando, pero puede seguir siendo muy satisfactoria y divertida. A esta edad quizá damos más importancia a la cercanía emocional y físicaque se obtiene con la pareja durante las relaciones sexuales que al placer sexual en sí mismo. De todas formas, cuando llegamos a esta edad ya somos expertas amantes, al igual que nuestras parejas, por lo que el placer no tiene por qué pasar a un segundo plano.
Así que… si mantenemos el espíritu joven, podemos disfrutar y divertirnos con nuestra vida sexual ¡durante toda la vida! No hay que perder las ganas de experimentar, de divertirse, de comunicarse con la pareja, de deleitarse con los momentos de cariño e intimidad, durante toda la vida.