"¡Qué piel tan bonita tienes!", fueron las palabras que mi profesora de Sociales, Dori, me dijo un día en el pasillo del cole. Era 2003 y yo tenía 14 años. Un simple: "¡Uy, pues gracias!" (siempre he intentado no restar relevancia a los cumplidos) fue mi contestación, pero la verdad es que no le di importancia. Aún así, curioso, ese recuerdo se ha manifestado en mi edad adulta varias veces. ¿La razón? Por aquel entonces no era consciente de la maravillosa piel de mi rostro: tenía pecas en la nariz, era suave, no tenía manchas y ni rastro de granos y a diferencia de la mayoría de mis amigas, ellas tenían por aquel entonces acné y una textura más grasa.

Fue allá por 2013, fíjate, unos diez años después, cuando empecé a maquillarme más para ir a mi primer trabajo después de acabar la carrera. Y no sé si fue el maquillaje, el cambio de ritmo de vida, el estrés que empecé a tener... que, por primera vez, mi piel se rebeló: me empezaron a salir granos de manera esporádica, pero persistentes. Y no le presté mayor atención hasta que, a los 27, ya suponían una constante y empezó a ser acné quístico.

Mi autoestima bajó muchísimo, los granos dejaban marcas rojas que me obligaba a ocultar con maquillaje y en verano odiaba ir a la playa y a la piscina con las marcas visibles. No me imaginaba salir de casa sin una base de maquillaje y, como me acostumbré a verme maquillada, al llegar a casa y desmaquillarme me veía feísima en el espejo (parece una tontería y algo bastante banal, pero para mí en ese momento no lo era).

Después de varios tratamientos (cremas, toallitas, antibióticos...), me lancé con Roacutan y, te lo juro, fue la mejor decisión de mi vida. A los 29 años los granos quísticos cesaron.

TENER ACNÉ A LOS 30

Hoy tengo 33 (uf, qué mayor, lo sé) y te confieso que me siguen saliendo granos. Eso sí, aparecen de manera espaciada en el tiempo, pero tardan en desaparecer. Imagino que mi piel ahora sensible y, bueno, la verdad es que entiendo que hay casos peores (evidentemente), pero me resulta un poco engorroso estar en la treintena y lidiar con un "problema hormonal", según mi dermatóloga, estando de camino a los 35. ¿No me debería haber pasado todo esto a los 14? Qué inocente aquella adolescente contestando a Dori con un simple "gracias", eh. Lo que se venía después...

Aún así, a favor de mis granos y el Tratado de Paz que pretendo establecer, diré que el trabajo emocional que haces cuando tienes acné –sobre todo, en un entorno en el que se aboga cada vez más por la diversidad en los medios y en la publicidad–, es menos arduo hoy que hace 10 años, y gracias a todas las conversaciones que ha impulsado el feminismo en ese sentido, me siento más cómoda con ellos. Incluso saliendo a la calle sin maquillaje, por ejemplo, con mis granos 'al viento'. ¡Quién me lo hubiera dicho allá por 2013!

Y no, no te voy a mentir: preferiría no tener granos a mis 33, pero si esto es lo peor por lo que tengo que pasar, menuda tontería, ¿no?

Si estás en mi misma situación y quieres eliminarlos o rebajar su aparición, te animo a que, de la mano de un especialista, pierdas el miedo a Roacutan si te lo receta y, después, que busques un buen tratamiento de láser para eliminar las marcas. Cuando finalicé mi proceso con el Roacutan, mi dermatóloga me dijo que podía volver a tener algunos granitos y que, en caso de que quisiera volver a tratarlos, podría hacer "un 'recuerdo' de toma de Roacutan, con una menor dosis de isotretinoina (el compuesto principal del medicamento), en función de mi situación personal". O sea, que si quieres poner remedio, hazlo siempre de la mano de un profesional para que valore tu caso individual.

En definitiva, tener granos a los 30 (vale, 33, ok) me sigue pareciendo un rollo, pero intentar que no me reste autoestima es un ejercicio que he conseguido, después de mucho trabajo emocional, ¡espero que tú también!

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Silvia Lorente

Silvia Lorente es experta en 'celebrities', estilo de vida y sexualidad y especializada en cultura pop 'millennial' y colectivo LGBT+. Se licenció en Periodismo en la URJC de Madrid, estudió un módulo de doblaje y tiene más de 10 años de experiencia en el manejo de plataformas digitales y redes sociales (escribió y ganó premios con su blog de moda y 'celebrities', 'La Otra Horma del Zapato', y coordinó el equipo de moda y belleza en el departamento digital de la agencia Globally durante dos años). Después, colaboró con InStyle, Harper's Bazaar y GQ, y genera contenido para Cosmopolitan desde 2015. En sus ratos libres, estudia un máster de DJ profesional y echa las cartas del Tarot a quien tiene dudas sobre su futuro. 'Psss': Si te apetece jugar con ella al Trivial de 'Friends', 'Sexo en Nueva York' u 'Operación Triunfo 1', has de saber que tienes las de perder.