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En los próximos años, la diversidad va a ser un valor al alza en las empresas, ya que, como destaca Ana Botín en su perfil de LinkedIn, “estimula la creatividad y la innovación y evita el pensamiento de grupo”. Pero la presidenta del Banco Santander también pone el dedo en la llaga al destacar que aún “nos queda un largo camino por recorrer”.

La mayoría, y pese a nuestra buena voluntad, ni siquiera sabemos muy bien cómo ser más inclusivas en nuestro lugar de trabajo. ¿Es este tu caso? Pues te contamos cómo mejorar.

La inclusión no sólo tiene que ver con el género, como solemos pensar, sino también con no tratar diferente a quien sea de otra etnia, religión u orientación sexual.

Según el Fondo Monetario Internacional, la diversidad laboral mejora el ambiente y la productividad, por eso, “es esencial tener en cuenta las diferencias individuales de cada trabajador para que se sienta cómodo y aceptado”, indica la doctora Pragya Agarwal, experta en comportamiento humano y autora del libro 'Sway: Unravelling Unconscious Bias'.

Todos tenemos prejuicios –tú, también– y la mejor forma de entender el daño que hacen es que nos afecten directamente. Según un estudio de Naciones Unidas, 9 de cada 10 personas los tienen contra las mujeres. Así, casi el 50% de la población considera a los hombres mejores líderes. Duele leerlo, ¿verdad? “Es necesario hacer un esfuerzo para reconocer que tenemos esos clichés interiorizados y cambiar nuestra actitud”, recalca Agarwal.

Si estás dispuesta a ello, sigue sus consejos. Pero recuerda: este proceso requiere su tiempo.

Resetea algunos de tus valores

    Analiza si alguna vez has mirado por encima del hombro o has sido condescendiente con alguno de tus 'partners' que están en minoría. ¿Sí? Intenta cambiarlo y convertirte en su aliada. ¿Cómo? Dales voz. Si estás en un puesto de responsabilidad, comparte sus ideas –pero, al hacerlo, no añadas tu punto de vista– y reconoce sus méritos públicamente.

    Además, puedes ayudar a educar a la plantilla en un lenguaje y comportamiento inclusivos. “La responsabilidad de enseñar a los demás en estas cuestiones no debe recaer en aquellos que tienen una menor visibilidad social por razones de etnia, género o discapacidad. Implica un trabajo emocional enorme para ellos y contribuye a que la brecha sea aún mayor”, advierte Agarwal.

    Piensa bien antes de actuar

    ¿Tu jefa te ha pedido que le sugieras a alguien para un puesto? No pienses, como siempre, en una amiga y procura ser objetiva con tus colegas. Tómate tu tiempo para decidir, te ayudará a 'desautomatizarte'. “Cuando nos presionan para dar una respuesta, solemos confiar en nuestra intuición, volviendo así a la base del inconsciente –explica Agarwal–. Pero al meditar las cosas con calma, desactivamos los patrones preestablecidos”.

    Los sesgos –de género, etnia, edad...– son tan fuertes que la última tendencia en RRHH para fomentar la inclusión es pedir CV anónimos y elegir sin saber datos personales.

    Ten cuidado con las bromas

    El 62% de las personas LGTB en España oculta su orientación sexual en su trabajo. ¿Tendrán las (posibles) burlas algo que ver? “Ponte en el lugar del otro y trata de entender por qué ese chiste con el que tú te partes de risa puede hacerle daño”, dice Pragya Agarwal.

    “Como norma, intentar hacer gracia a costa de la etnia, el género o la orientación sexual nunca es buena idea, pues hace que el racismo y el sexismo se perpetúen en la sociedad. Aunque parezca inofensivo, fomenta la discriminación y los prejuicios”, añade.

    La Universidad de Oxford lo confirma: la diversidad disminuye los recelos.

    Sal de tu zona de confort

    Las universidades de Kansas y Wellesley mostraron en un estudio que tendemos a estrechar lazos con personas que se parecen a nosotros. “Dejar ese tipo de conducta es muy útil para ampliar nuestras perspectivas”, dice Agarwal, que recomienda relacionarse “con gente que, a primera vista, no sea como tú”.

    Vigila tu lenguaje

    Evita en lo posible expresiones machistas o que incomoden a ciertos colectivos. Por ejemplo, usa etnia en lugar de raza, que, además, según los genetistas no es pertinente en seres humanos. O utiliza 'personas con discapacidad' en vez de 'discapacitados'.

    Ante la duda, tira de empatía o, directamente, pregúntales. Como señala Agarwal, “tratar de ver las cosas desde el punto de vista de los demás es muy útil para acabar con los tópicos implícitos en las interacciones sociales”, concluye.