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‘‘Estamos de viaje!’’, aclara Camila Cabello (Cuba, 1997) por Zoom desde una tumbona en Positano (Italia). Protegiéndose los ojos de la luz del atardecer, esboza esa sonrisa perezosa de alguien que está en modo de relajación total. Aunque también podría ser de cansancio.
Lleva sin parar desde el lanzamiento de su tercer álbum en solitario, ‘Familia’, a principios de 2022. El disco es una crónica de las relaciones de la cantante, de 25 años, según comenta ella. Y no sólo románticas —aunque hay varios temas que documentan los altibajos del amor—, sino también de amistad, familiares e incluso consigo misma.
El álbum rinde homenaje a sus raíces hispanas con el título y varias canciones en español. Nacida en La Habana (Cuba), Cabello pasó sus primeros años allí —de donde también es oriunda su madre— y en Ciudad de México, lugar de origen de su padre. Cuando cumplió 7 años emigraron a Estados Unidos y se establecieron en Miami.
No recuerda mucho de aquella época, pero sí que disfrutaba la música y que hizo amigas gracias a que era fan de las Cheetah Girls de Disney. Al principio no hablaba inglés, lo que contribuyó a su timidez: ‘‘Lloraba cuando mis padres me pedían que cantara delante de sus amigos. No sé si se me daba bien, pero realmente me gustaba, y cada vez que lo hacía no me abucheaban, así que seguí haciéndolo’’, recuerda.
A medida que fue superando su vergüenza, Camila empezó a subir a YouTube vídeos cantando temas de Alicia Keys, Justin Bieber y Demi Lovato, aunque a menudo tapaba la cámara para que no se le viera la cara o los borraba poco después de publicarlos.
A los quince años decidió presentarse a la segunda temporada del programa musical televisivo ‘X Factor’, impulsada por su amor hacia One Direction. Además, de verdad, porque durante el ‘show’ de James Corden, Camila confesó que su única intención era conocer a Harry Styles. La eliminaron en la etapa inicial, pero después la repescaron, junto a Normani, Ally Brooke, Lauren Jauregui y Dinah Jane, para crear un grupo: Fifth Harmony.
Aventura en solitario
Desde 2012 hasta 2016, la ‘girl band’ lanzó singles multiplatino de forma consecutiva, fue de gira y tocó en festivales sin parar. Todo un exitazo: ganaron cuatro VMA de la MTV, dos People’s Choice Awards y un American Music Award, además de batir el récord por el videoclip más visto en YouTube de un grupo femenino, con ‘Work From Home’ (hoy tiene más de 2.500 millones de visitas).
Pero, tras meses de rumores, Camila dejó el grupo en 2016, con una salida bastante polémica. Las otras chicas, que siguieron como cuarteto hasta 2018, afirmaron que se les informó de su salida a través del mánager, algo que ella desmintió en Instagram. Seis años después, en ‘Psychofreak’ —colaboración con Willow Smith y quizá la canción más emotiva de ‘Familia’—, Cabello habla por primera vez de la separación de la banda:
‘‘Llevo embarcada en esto desde los quince; no culpo a las chicas por cómo terminó’’).
‘‘Me parecía fundamental mantener esa letra, porque fue una parte crucial de mi viaje como persona. Explica en gran parte cómo llegué a donde estoy ahora, mental, psíquica y emocionalmente. Sentí que era importante, porque nunca había hablado antes sobre el tema. Creo que el grupo también lo sintió así’’.
¿Camila ha tenido noticias de Fifth Harmony desde que salió la canción? ‘‘Fue genial ver a Normani en la Gala Met, probablemente uno de los mejores momentos de la noche. Nos echamos unas risas y nos pusimos al día. Me dijo algo muy dulce sobre la canción. Es muy guay y comprensiva. Yo también intento serlo. Creo que actualmente estamos en muy buen lugar. Con las otras chicas igual, y me siento bien por ello’’.
Problemas psicológicos
La letra de ‘Psychofreak’ también profundiza en los problemas de salud mental con los que Cabello reconoce tener que lidiar desde que llegó al estrellato. Concretamente la ansiedad y el TOC (trastorno obsesivo-compulsivo).
Utiliza el término ‘resaca de vulnerabilidad’ como la consecuencia de dejar al descubierto sus sentimientos internos para que el mundo los escuche. ‘‘Recuerdo sentirme estúpida cuando salí de la cabina tras grabar esta canción. Había dicho cosas tan locas como: ‘Estábamos haciendo el amor, quería estar ahí’. Dije muchas otras que ni siquiera están dentro del tema. Pensé: ‘¿La gente se creerá que soy una rarita?’. La ‘resaca de vulnerabilidad’ es real, razón de por qué es tan importante la gente de la que te rodeas. Porque si alguien me hubiera dicho: ‘Sí, no deberías haber dicho eso, es realmente raro’, me hubiera roto el corazón y probablemente me hubiera escondido bajo las sábanas durante semanas. Por suerte, nadie me lo ha dicho. Cada vez que he sido vulnerable, alguien me decía que era normal’’.
Todo comenzó al llegar a la veintena. ‘‘Era algo con lo que convivía sin más. Estaba acostumbrada a tener una ansiedad funcional que se agravaba cada seis meses. Empecé a contárselo a mis amigos y me di cuenta de que el sufrimiento y la neurosis son normales, y que todos estamos locos de remate a nuestra manera. Pero cuando eso te impide tener relaciones sanas y mantener una cierta estabilidad, hay que ir a terapia. Hablar del tema me ayudó a darme cuenta de que la ansiedad me estaba complicando más la vida que a las demás personas’’.
A día de hoy, sigue yendo al psicólogo cada semana para tener la ansiedad bajo control. Reconoce que también le ha ido bien sincerarse sobre su lucha: ‘‘Creo que fingir es una forma de tortura psicológica y agrava la ansiedad. Lo hacemos muchísimo en nuestra sociedad, no paramos ni un momento y sonreímos aun cuando no estamos bien’’.
La pandemia le obligó a bajar el ritmo. Se fue a Miami con su familia y buscó tiempo para montar en bici y cocinar. Ahora sabe que si su salud mental empieza a flaquear, tiene que parar. ‘‘Ya no me obligo a disimular. ¿Para qué? Si no soy sincera, no sé qué aporto a la gente’’. Y lo dice con motivo, porque tiene más de 90 millones de seguidores en Instagram, TikTok y Twitter. No obstante, su relación con las redes sociales está en constante evolución.
Camila reconoce que es como hacer malabares; en ellas se manifiesta a favor de la igualdad LGTB+, aboga por el control de las armas y defiende el derecho al aborto, pero también tiene que proteger su salud mental frente a troles y comentarios mezquinos. ‘‘Si veo algo que me hace daño, borro las aplicaciones. Luego las echo de menos, me las vuelvo a descargar y entro en un círculo vicioso. Las redes sociales tienen cosas buenas y malas’’, reconoce.
Y es que la fama es un concepto extraño, según admite: ‘‘Quiero ser una artista, no una ‘celebrity’’. Para ilustrarlo, pone como ejemplo a su amigo y colaborador en su canción ‘Bam Bam’, Ed Sheeran. ‘‘Se esfuerza por ser artista, pero vive su vida como un chico normal. Tiene una parcela privada que la gente desconoce, se lo pasa bien saliendo con sus amigos, tiene una familia… Y eso es lo que intento hacer yo’’.
Carne de paparazzi
No es de extrañar que Cabello tenga sentimientos encontrados sobre la fama, pues suele atraer la atención de los medios de comunicación más intrusivos y recibe un aluvión de críticas por su cuerpo. Tanto es así que, unas horas después de nuestra charla, salió con su familia y ese momento fue capturado y explotado como noticia sensacionalista.
Por eso en los últimos años, ha hecho cambios para proteger su intimidad, como evitar lugares en los que puedan fotografiarla y tratar de no informar de sus actividades personales a través de las redes. Pero algunos siguen creyendo que la privacidad es discutible cuando eres famosa. ‘‘A veces siento incomodidad con la popularidad’’, dice haciendo referencia a un incidente que tuvo hace unos meses en una playa de Miami, donde numerosos paparazzi la esperaban para conseguir una imagen de ella en bikini. ‘‘Estaba en el agua y había unos seis a un metro de mí. Fue todo injusto y muy raro. Pero ya no voy a esos sitios ni me pongo en situaciones vulnerables como esa. No pasa nada, está bien, la gente no va a estar interesada en mi cuerpo siempre’’.
Tras esa experiencia, compartió en Twitter su malestar. Explicó que sentía que nos hemos acostumbrado a una imagen del cuerpo femenino que ‘‘es completamente irreal y producto del Photoshop, de dietas restrictivas, de pasarse con el ejercicio y de escoger los mejores ángulos para que nuestro cuerpo parezca distinto’’. También reconoció haber sucumbido ella misma a la inseguridad, ‘‘metiendo barriga tan fuerte que hasta me dolían los abdominales’’, para al final sentirse vacía y triste.
Al reflexionar sobre el apoyo que recibió tras este tuit comenta: ‘‘Creo que suscita una conversación muy interesante. De hecho, a partir de aquel momento, muchas personas empezaron a enviarme mensajes diciéndome que se sentían totalmente identificadas conmigo y agradeciéndome que lo hubiese contado’’.
Pasar página
A día de hoy, su familia, sus amigos y su vida amorosa son áreas que busca preservar. ‘‘No quiero que sean públicas. Sé que ha sido así en el pasado, sin pretenderlo, pero no es lo que deseo ahora’’, sentencia. Se refiere a su noviazgo de dos años con el también cantante Shawn Mendes, que surgió con el lanzamiento del tórrido dueto que hicieron en ‘Señorita’, la tercera canción más escuchada en el mundo en 2019. Adorados por los fans como una superpareja de famosos, a Cabello y a Mendes se les fotografió a menudo en momentos de descanso, dando un paseo o saliendo a cenar. Y ellos también subieron a sus redes fotos del cachorro de perro que compraron y mostraron momentos íntimos de su relación en el documental ‘In Wonder’ del artista. Pese a ello, Camila no menciona a su exnovio por su nombre a lo largo de nuestra charla.
Cortaron el año pasado, con sendas declaraciones de ruptura y agradecimiento mutuo. Pero cuando algo tan difícil y personal como el fin de una relación se convierte en noticia, ¿cómo protegerse del escrutinio? ‘‘Igual que lo hago con mis emociones en otros aspectos. No entro en internet, no leo lo que dice la gente y espero a que el tiempo pase’’, aclara. Y es que también ha madurado en el aspecto amoroso: ‘‘Sólo quiero salir y hacer amigos. He hecho un montón en el último año. Si surge el amor, genial, pero no me pongo presión. Únicamente busco pasármelo bien y vivir la vida’’.
Gran parte del éxito de una estrella del pop está en el manejo hábil de la imagen pública, en mostrar su aparente perfección. Pero eso no va con Camila. Tras una década en la industria, no es ajena a la importancia del marketing, pero tampoco a la vulnerabilidad de ser humano. Y le gusta aprender y evolucionar. ‘‘Todo el mundo experimenta cosas así al hacerse mayor. Hay líos, metes la pata, cometes errores… Crecer es eso. Ahora estoy más relajada, tranquila y segura de lo que quiero. Todo lo malo que he vivido –estuviera en mi cabeza o fuera de ella, en pequeñas o grandes dosis– me ha enseñado a encontrar la paz que siento. Y si algo intenta desbaratarla, me largo’’, ríe.
Maquillaje: Ash Holm. Peluquería: Dimitris Giannetos. Manicura: Tom Bachik. Dirección editorial: Claire Hodgson. Director creativo: Declan Fahy. Director de moda: Cassie Anderson. Director de talento: Lottie Lumsden. Director mundial editorial y de marca: Chloe O’Brien. Supervisor de vídeo: Alex Hering. Cámara: Tyra Chuck. Asistente de estilismo: Charlotte Hadlow.
En la portada, Camila lleva vestido y capa de Aliétte, zapatos de Cult Gaia y pulsera de Jennifer Fisher.
