Si hay una serie con la que muchas 'millennials' nos expusimos por primera vez a una manera diferente de ver las cosas (al menos, por aquel entonces), coincidirás conmigo en que esa serie es 'Sexo en Nueva York'. Cierto es que, cuando se estrenó, allá por 1998, éramos demasiado pequeñas para saber ni lo que era, pero cuando se emitió el último capítulo, el 22 de febrero de 2004 (hace 19 años, ajá), muy poco después empezó a reponerse en (el antiquísimo) Digital +, y es entonces cuando nuestra generación tuvo la oportunidad de verla por primera vez. Para mí, ese momento en concreto, llegó pocos años después, cuando tenía 18, y me expuse a la historia de Carrie, sus amigas y sus respectivos ligues en un contexto en el que, definitivamente, dejaba atrás argumentos como los de 'Embrujadas', 'Friends' o 'Los Serrano', esto es, más... 'light'.

Ver 'Sexo en Nueva York' me hizo sentir por primera vez adulta. La manera en la que esas mujeres "mayores" (ellas tenían 30 años y yo, 18) trataban las relaciones de amistad, de amor y de sexo cambió mi percepción y mis aspiraciones. De repente, formé parte de ese groso poblacional que había soñado (y seguía soñando) con ser 'Carrie', con tener amigas con las que hablar de todo (incluso de masturbación, que para mí era tabú entonces) y con vivir relaciones sexuales esporádicas como diversión.

Me enamoré de la relación de Carrie y Big, de los Manolos, de Aidan (hasta que me dio pereza, como a Carrie) y de Manhattan. Quise vivir ahí y trabajar como periodista con mi portátil en casa. ¡Vale, ya paro! ¿Cuánta pereza te acaba de dar leer este último párrafo? ¡Lo sé! Muy fuerte cómo ha cambiado nuestra percepción sobre la historia. Imagino que sabes a lo que me refiero si, precisamente, has visto la serie recientemente.

Me explico.

Sin duda, los guionistas fueron unos adelantados a su tiempo en muchos aspectos. 'Sexo en Nueva York' fue una serie en la que por primera vez en la historia de la televisión se hablaba claramente de placer femenino, de la liberación de la mujer, de sororidad entre amigas y de las amistades que son familia. Con eso no hay debate. Lo que sí es cierto es que, pese a esta fantasía, no deja de ser una serie de finales de los 90 y principios de los 2000 cuando, en los contenidos culturales, no existía tanta diversidad, seguían cumpliéndose cánones heteronormativos y los mitos del amor romántico continuaban estando a la orden del día. También hay guiños micromachistas y homofobia pero, bueno, en esa época estábamos en un proceso de aprendizaje más primario y, si has "revisitado" la serie o estás en ello, es importante tener en cuenta eso también, ¿no crees? Eso y otras cosas muy interesantes que te voy a contar ahora pues porque, mira, has llegado hasta aquí leyendo, lo cual me parece un logro teniendo en cuenta la cantidad de cosas guays que podrías estar haciendo.

Lo que he aprendido tras ver 'Sexo en Nueva York' en la actualidad

Sintetizar esto es complicado, pero hay unos cuantos detalles que me ha flipado ver ahora, y que apuesto a que te van a encantar también.

  • Considero que Miranda siempre fue 'queer', solo que el contexto no le dejó explorar algunos impulsos y fluyó en un 'mood' normativo porque era lo que tocaba y, bueno, como forma de protegerse. De hecho, si recuerdas en la segunda temporada, afirmó que se había liado con una chica en el instituto.
  • Si Carrie conociera hoy a Jack Berger, se hubiera dado cuenta de que, con él, tendría la relación más tóxica de su andadura. Aunque también es verdad que no hubiéramos vivido el momento 'post-it', lo cual es historia de la televisión.
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  • Si bien es cierto que Miranda podría ser nuestra preferida en nuestro 'despertar' (por favor, no te pierdas el libro sobre 'Sexo en Nueva York' que te hará cambiar tu percepción de Miranda), siento que Samantha es el personaje más revolucionario de la serie en cuanto a libertad de la mujer se refiere. Con ella aprendimos sobre el placer, la espontaneidad sexual, la seguridad con nuestros cuerpos y la apuesta por una misma antes que por una pareja: "Te quiero, pero me quiero más a mí misma". Vale, eso es de la película, pero también se lo dijo a Richard, por si no te acordabas.
  • No hablaré de cómo Carrie dejó todo para irse a París con el ruso porque me parece bochornoso, pero hoy he comprendido que también, creo, fue necesario. Tuvo que vivir esa experiencia y aprender de ella para crecer como mujer. Sin más.
  • Volver a conectar con el personaje de Charlotte me ha hecho entender lo importante que es tener en tu círculo a amigas que no piensen como tú, porque puedes aprender mucho de ellas y te pueden aportar otras cosas inesperadas. Además, el personaje no es tan conservador como lo recordaba. De repente, en algunos capítulos suelta perlas en contra de la transfobia, la visibilidad 'queer' o la supremacía blanca que, actualmente, impactan y emocionan.
  • Y bueno, mi posición en el gran debate: creo firmemente que Carrie no terminaría hoy con Big. Con todas las conductas tóxicas que presenta el personaje, entiendo que una mujer 'moderna' como ella las hubiera sabido identificar como 'red flags' y hubiera apostado por conocer a otra persona o continuar siendo soltera. Y, sin duda, se hubiera ido de Paris no porque Big fuera a por ella, sino porque decidiría no seguir con el ruso.

Como última reflexión, diré que me hace mucha gracia (y seguro que a ti también) ver cómo tratan la bisexualidad en el capítulo en el que el ligue de Carrie y sus amigos son bisexuales, en la temporada 3. Ahora, este episodio está totalmente desfasado y me flipa ver cómo hemos evolucionado socialmente en ese sentido.

Según HBO, el último capítulo de 'Sexo en Nueva York' fue visto por 10,6 millones de personas, y en él conocimos el nombre de Mr. Big, que es John. Ahora, celebramos ese día y todo lo que aprendimos con la serie y lo que seguimos aprendiendo cada vez que la vemos. 'Omeno'. Feliz aniversario a los creadores y a las actrices.

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Silvia Lorente

Silvia Lorente es experta en 'celebrities', estilo de vida y sexualidad y especializada en cultura pop 'millennial' y colectivo LGBT+. Se licenció en Periodismo en la URJC de Madrid, estudió un módulo de doblaje y tiene más de 10 años de experiencia en el manejo de plataformas digitales y redes sociales (escribió y ganó premios con su blog de moda y 'celebrities', 'La Otra Horma del Zapato', y coordinó el equipo de moda y belleza en el departamento digital de la agencia Globally durante dos años). Después, colaboró con InStyle, Harper's Bazaar y GQ, y genera contenido para Cosmopolitan desde 2015. En sus ratos libres, estudia un máster de DJ profesional y echa las cartas del Tarot a quien tiene dudas sobre su futuro. 'Psss': Si te apetece jugar con ella al Trivial de 'Friends', 'Sexo en Nueva York' u 'Operación Triunfo 1', has de saber que tienes las de perder.