Para todos aquellos que han dado clic en este artículo y no tienen ni pajolera idea de quién es Susan Miller, tranquilo/a, te lo explicamos. Se trata de una eminencia del mundo de la astrología en Estados Unidos –lo que viene siendo la Esperanza Gracia americana– y resulta que en su web Astrology Zone publica unos horóscopos mensuales tan, tan precisos, que parecen escritos en colaboración con Iker Jiménez y todos los espíritus adivinatorios de 'Cuarto Milenio'. Así que, como buena Virgo que soy (o eso decía mi abuela) y con todo mi respeto hacia el trabajo de Miller, me dispuse a comparar mi día a día durante el mes de enero con las predicciones de la pitonisa... Y esto fue lo que realmente pasó.
El tema principal de su predicción fue el amor, ya que casi todos los planetas se concentraban en esa zona del universo y el año nuevo traería ganas de dejar atrás el pasado y conocer a alguien nuevo. [¿Por qué todos los astrólogos se piensan que ese tema es lo que más nos preocupa?] Como buena lectora Cosmo, sabrás que enero ha llegado cargadito de eclipses. Primero, el solar del día 5. Después, el lunar del día 20. Según Susan, estos tendrían una influencia muy positiva sobre mí. Sobre todo, el de principios de 2019. Es más, tuvo la valentía de asegurar que conocería a alguien muy especial, algo mayor que yo [tampoco es muy complicado] y que tendría un puestazo en alguna empresa financiera o un carrera de éxito como escritor/historiador. Vamos, ¡un partidazo!
Pues bien. Lo más cercano que ha estado alguien de cruzarse en mi camino, aportarme la luz que supuestamente necesito y proponerme amor eterno a lo comedia romántica americana, ha sido un chico que conocí el otro día en el Metro. Me sonrió, intercambié con él un par de palabras al precipitarse mi móvil contra el suelo y ¡sorpresa! Tenía un pedazo de anillo de compromiso en el dedo anular que ni Jennifer Lopez en su canción. Obviamente, esto no es que me echara para atrás, es que me bajé en la próxima parada de la cortada de rollo que me entró. Bueno, esto último no pasó pero, ¿a qué hubiera sido divertido? Mi respuesta:
Una servidora 1 - Susan Miller 0. O mejor dicho, 0-0, porque aquí sigo esperando. Menos mal que me he sentado. [A esperar. Por si alguien no pilla el chiste].
De todas formas, y en defensa de Susan, tengo que reconocer que en la siguiente predicción estuvo bastante acertada. Al parecer, Marte está recorriendo la constelación del dinero durante este mes por lo que, palabras textuales de la astróloga: "se agotará tu cuenta bancaria". A ver, quizá haya comprado más de la cuenta estas rebajas. O puede ser que me haya abalanzado un poquito sobre las ofertas... Vale, no. Lo clavó. He gastado más dinero en las 'sales' de Zara que en todo el año. Es más, tengo tantos tickets en la cartera que me siento hasta mal por haber acabado con tantos árboles de este planeta. Y lo peor de todo es que parece que el influjo de la compradora-compulsiva-que-no-para-de-gastar va a durar hasta el 14 de febrero. San Valentín, por si no habéis caído. ¿Será esto una señal del destino/Susan como compensación por no ponerme ante mi a un Ryan Reynolds? Si es así, ¡gracias universo!
Mi 'mood' del día 7 al 31 de enero cuando entro en una tienda:
[Pausa. ¿Os habéis dado cuenta de que hay un gif de Ariana Grande o de las Kardashian para cada momento de la vida?]
Igualmente, tras leer las casi siete páginas que ocupaba el horóscopo mensual de Virgo— sí, siete, pueden pasar muchas cosas durante un mes y Susan lo sabe— hay ciertos aspectos que me gustaría destacar. Por ejemplo, adivinó que iba a coger un resfriado [más abajo lo que realmente pasó] y que estaba en una época en la que tenía muchísimas ganas de aprender cosas nuevas y con el nivel de creatividad por las nubes. ¡Efectivamente! En nada empiezo un par de cursillos que tienen pinta de ser súper enriquecedores y con los que podré decir aquello de "Ella, que tiene cursos". Además, comentó que mi signo era uno de los mejores en seguir una dieta sana, nutritiva... Vale, paso palabra.
También predijo, como buena pitonisa, un par de días de enero, el 22 y el 25, en los que pasarían cosas maravillosas ya que algunos planetas se alinearían, etc. El primero pasó sin pena ni gloria. Era martes y las cosas interesantes no pasan un martes. Pero el 25... Susan me aconsejó que organizara una quedada con mis amigos en casa. "Será todo un éxito", decía. Y os prometo que una servidora lo intentó... Pero los 38 grados de fiebre que me entraron la noche anterior y los tres rollos de papel higiénico que gasté —¡vaya! ¡Podría haber utilizado los tickets de las rebajas— digamos que lo pusieron un poco complicado. No por mí, bastante tenía con mi querida gripe. Sino por mis amigos, que pensaron que antes muertos que cenar sushi y gérmenes en mi salón. Aunque Susan ya me lo advirtió, ¿no? De todas manera, no pierdo la esperanza. El 24 de agosto se alinearán los astros, concretamente Marte y Venus, y no estarán retrógrados. ¡Toma! Por lo que me esperan cosas magníficas para esos días. Os lo adelantaría, pero es que no tengo a mano la bola e cristal.
Después de este maravilloso mes, solo me queda una cosa por aclarar. Susan no habrá acertado en algunas cosas [me remito al momento chico guapo-anillo-Metro] Pero, oye, yo ya me he enganchado mogollón a su horóscopo y estoy esperando con ansia saber lo que me deparará —o no— el mes de febrero. Hasta entonces, bendiciones y buenas noches.
