Cuando en julio del año pasado hablamos de Saxenda, una solución inyectable aprobada por la Agencia Europea del Medicamento con la que perder peso, no imaginábamos que nos encontrábamos a las puertas del siguiente paso: la “epidemia” del Ozempic, un medicamento autorizado para el control de la glucemia en los pacientes con diabetes tipo 2 que a aumentar la sensación de saciedad, hace que quienes lo emplean coman menos y consecuentemente, pierdan peso. Su popularidad ha aumentado de forma imparable al haberse adentrado de lleno en la cultura pop, de tal forma que es imposible que cuando una celebridad sube una imagen a sus redes en la que luce más delgada de lo habitual, entre los comentarios no haya cientos de alusiones al medicamento. Incluso la revista de cine ‘Variety’ señaló que actores y productores “están silenciosamente alabando al medicamento” en Signal, una aplicación de mensajería cifrada. “De repente, todo el mundo parece pesar 10 kilos menos”, tuiteó en septiembre Andy Cohen, el productor de televisión responsable de la franquicia “Real Housewives”.

"Se desconocen los efectos del uso de Ozempic a largo plazo"

¿Los problemas de esta avalancha de delgadez a golpe de inyecciones? Para comenzar, que ha quedado demostrado que los supuestos avances en la lucha por el ‘body positivism’ no lo eran tanto, pues por más que en la última década el abrazo a la diversidad de tallas pareciera estar triunfando, el hecho de que quienes promulgaban su amor por las curvas de repente se hayan subido al tren exprés de la pérdida de peso indica que la obsesión por la delgadez sigue presente. Para continuar, como advierte Blanca Torrado Marín, Psicóloga de Espacio Psiconutricion, no estamos teniendo en cuenta algunos aspectos realmente preocupantes. “Al tratarse de un medicamento para pacientes con diabetes tipo 2, sin más estudios en otro tipo de pacientes, no podemos conocer cuáles son los efectos secundarios que pueda presentar. Tampoco se conocen sus efectos a largo plazo, pero ya algunos estudios revelan que tras la suspensión del tratamiento, se produce una recuperación del peso perdido. En un estudio publicado hace un año, se concluía que un año después de la retirada del medicamento, los participantes recuperaban dos tercios del peso perdido, lo que pone de manifiesto la necesidad de un tratamiento continuado en el tiempo”, señala.

“Para adelgazar, toca pagarlo entero"

En España, por cierto, el medicamento ha sido aprobado por el Ministerio de Sanidad única y exclusivamente para determinados casos de pacientes con diabetes tipo II que tienen un índice de masa corporal elevado. Su precio es de 128 euros si la receta es privada. En el caso de que sea pública, está únicamente financiado si lo receta el médico tras haber pasado por una pertinente inspección para comprobar que el paciente tiene determinados niveles de hemoglobina glicosilada y glucosa en sangre, con tal de demostrar que padece diabetes tipo 2. “Para adelgazar, toca pagarlo entero", comentaba en ‘La Ser’ el farmacéutico Rafael Areñas. "Ha empezado a prescribirse para personas que, según su IMC, están en el rango de obesidad y sobrepeso y eso ha provocado un gran desabastecimiento en la gran mayoría de farmacias de este país. Las personas que lo utilizan para bajar de peso se lo inyectan una vez a la semana", dice Lis Valera, autora de ‘La bulimia me salvó’.

Los peligros del Ozempic

"Hablamos de pacientes que no han podido regular sus niveles de insulina con otros fármacos como la metformina. Además, debería suministrarse unido a otros tratamientos como una adecuada pauta alimenticia y ejercicio, y por tanto, un cambio de hábitos”, aclara Olga Alejandre, una de las dietistas especializadas en TCA y salud mental más prometedoras de las redes sociales. “Lamentablemente, aunque ese debería el único escenario en el que Ozempic debería usarse yo, como dietista especializada en TCA y relación con la comida, ya he tenido pacientes que me han comentado que su propio médico de cabecera les ha recetado este medicamento para ayudarles a perder peso sin tener diabetes y sin haberles animado a buscar otros tratamientos antes. Estamos hablando de pacientes que quizás tienen un TCA no diagnosticado o una mala relación con la comida y que, por tanto, este medicamento no sólo supone un riesgo para su salud física, también para su salud mental”, señala.

Puede reducir el apetito, pero no soluciona el problema que subyace tras él

“Si el uso de este fármaco se hace de forma indiscriminada, quedará como un parche puntual para reducir el apetito y como consecuencia, bajar kilos, pero no realmente una solución a lo que le puede estar ocurriendo a la persona. Entiendo que es muy tentador que con un pinchazo (ahora también hay disponibles ya pastillas) se “solucione” la guerra que muchas personas viven constantemente con sus cuerpos y con la alimentación, pero si no se atiende el origen del problema, al final no hacemos nada, incluso podemos taparlo y generar más malestar”, advierte Leticia Plaza Serrano, Nutricionista de Espacio Psiconutricion.

El ruido del hambre

Ya sabemos que TikTok se ha convertido en una plataforma capaz de transmitir los intereses de las nuevas generaciones y de las redes, y por eso en el instante en el que advertimos que se hablaba de “pensamientos recurrentes sobre comida” o “ruido del hambre”, decidimos descubrir de qué se trataba. En realidad, no es otra cosa que eliminar la sensación de hambre que a tantas personas acecha y que les hace, en muchos casos, hacer de la nevera su bálsamo. Quienes usan Ozempic aseguran que ese ruido ha desaparecido por completo, motivo por el cual comen mucho menos que antes de su uso. “Cuando comemos, nuestro cuerpo libera hormonas que se encargan de mandar a nuestro cerebro la señal de saciedad, y Ozempic actúa de una forma homóloga a estas hormonas. Además, ralentiza el vaciamiento gástrico, por lo que hace que nos sintamos llenos antes y por más tiempo. Como alternativa, sería interesante una intervención multidisciplinar en el paciente que permitiese conocerle y poder atender de forma individualizada sus necesidades. En ocasiones, es la misma comida procesada rica en harinas refinadas y azúcares la que mete al paciente en un bucle de no poder parar de comer; desde la perspectiva nutricional podemos mejorar la saciedad con un aumento de fibra en las comidas, elección de proteínas de calidad, carbohidratos integrales y grasas saludables. Podemos distribuir las comidas acorde a las necesidades del paciente, así como valorar la ingesta de pequeños tentempiés para evitar llegar a las comidas principales con mucha hambre”, explica Leticia Plaza Serrano.

“Desde la perspectiva terapéutica, se puede atender todo aquello que no es hambre y que nos lleva a comer. Desde que nacemos creamos vínculos con la comida y en muchas ocasiones, estos vínculos pueden evolucionar de forma no saludable colocando a la comida como un recurso de gestión emocional, por lo que no siempre que pensamos en comer tiene que ver con hambre; atender estas necesidades y aprender a gestionarlas puede ayudar a despejar la cabeza de ese pensamiento”, comenta.

Ozempic y los TCA

¿Puede desencadenar TCA el hecho de que ahora todo el mundo esté delgado a causa de este medicamento? Teniendo en cuenta su efecto anorexígeno, es decir, que elimina el hambre, es vital asegurar que el profesional médico se asegura de que el paciente carece de trastornos de la conducta alimentaria o que su uso no lo despierte.“Los TCA se desarrollan por numerosos factores: sociales, familiares, de conducta... Evidentemente, la imposición de la delgadez y el concepto “si no estás delgado es porque no quieres”, lo único que promueven es más desesperación y darles más fuerza a estos trastornos. Sin embargo, tenemos que ver más allá y entender que perder peso no es igual a mantenerlo en el tiempo y menos aún, conseguir la tan ansiada felicidad, que es lo que se supone que nos venden estos medicamentos, dietas extremas y demás herramientas de marketing para perder peso”, responde Alejandre, autora de de ‘La belleza de ser tú’.

"Cualquier medicamento que participe en hacer que las mujeres se sientan insuficientes en su propio cuerpo y promueva la pérdida de peso actúa como factor de riesgo y puede desencadenar trastornos de la conducta alimentaria. Pero Ozempic está muy lejos de ser la "cura" para la gordura. La evidencia científica contradice los titulares de diversos medios. Como con otros "remedios" adelgazantes, en el momento en el que las personas dejan de tomarlo, el peso perdido es recuperado e incluso con efecto rebote", dice por su parte Lis Valera, autora de ‘La bulimia me salvó’.

La gordofobia, es decir, la discriminación y estigmatización que sufren miles de personas sufren a causa del sobrepeso u obesidad; es un problema social y cultural que ningunea a quienes se escapan de los cánones normativos, y según un informe del Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales, en las series y películas de 2022, los cuerpos no normativos apenas representaron el 3 %. Por ello, hemos de tener en cuenta lo mucho que afectan los referentes a nuestra auto imagen y por qué es importante que haya referentes más allá de la talla 0.

Olga Alejandre indica que esos referentes son el ejemplo a seguir, pues son la imagen de alguien que creemos que lo tiene todo: tiene fama, dinero y aceptación social. “Lamentablemente, eso no es así y tenemos miles de ejemplos de personas famosas y referentes que han sufrido adicciones, depresiones o que incluso han acabado con sus vidas a pesar de: “tenerlo todo”. Por eso creo que debemos tener referentes no sólo de otras tallas sino de vidas reales, vidas auténticas. Donde enseñemos, los logros sí, pero también los días en los que te sientas frente a la tele con un bote de helado porque has tenido un día de mierda”, comenta. “Creo que hay que ver todo desde un prisma más amplio y conectar con la realidad. Nadie quiere estar delgado si a costa de ello va a ir tu vida y tu felicidad. Ninguno querríamos ser como “x” famoso si supiésemos que esa persona sufre una depresión a costa de mantener ese peso, ¿verdad? Me estoy poniendo en este escenario para dar un ejemplo, pero quiero que se entienda que lo que nos venden no es únicamente ser ‘skinny’, sino que nos venden que siendo ‘skinny’, podemos conseguir todo lo que nos propongamos: tener éxito en el trabajo, gustar a todo el mundo, ser felices, etc. Y eso, no lo da la delgadez. Algo que hago mucho en consulta es decirles a mis pacientes que bajen esos sueños e idealizaciones a la realidad y que piensen en qué creen que mejoraría su vida si de verdad consiguiesen estar delgados, siendo realistas de lo que eso supondría para sus cuerpos y el coste tan grande que llevaría mantenerlo (todo eso contando con no caer en un TCA o depresión por el camino). Esto hace que su perspectiva cambie y vean que no todo es blanco o negro”, dice.

"Fortalece las creencias disfuncionales y negativas sobre corporalidad y alimentación"

También hay que considerar el hecho de que este medicamento, al imponer la delgadez como norma, como objetivo y como fin deseado, puede fomentar los prejuicios contra los gordura y acarrea en algunos casos unos efectos de los que poco se habla. “Es bastante frecuente que la persona tenga efectos secundarios no deseados como náuseas, mareos, diarrea, malestar general... Pero con tal de adelgazar, pagan ese peaje. A mí criterio, me parece que fortalece las creencias disfuncionales y negativas sobre corporalidad y alimentación”, explica Blanca Torrado Marín para finalizar.

Headshot of Marita Alonso
Marita Alonso

Marita Alonso es experta en cultura pop y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos culturales desde una mirada feminista en la que la reflexión está siempre presente. No tiene miedo de darle una pincelada de humor a las tendencias que nos rodean e intenta que el lector ría y reflexione a partes iguales. Cuando escribe sobre relaciones, su objetivo es que la toxicidad desaparezca y que las parejas sean tan saludables como las recetas que intenta cocinar... Con dramáticos resultados, claro. Los fogones no son lo suyo.

Ha publicado dos libros ("Antimanual de autodestrucción amorosa" y "Si echas de menos el principio, vuelve a empezar") y colabora en diversos medios y programas de radio y televisión luchando por ver las cosas siempre de una manera diferente. Cree que la normalidad está sobrevalorada y por eso no teme buscar reacciones de sorpresa/shock mediante sus textos y/o declaraciones.

Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense, imparte master classes de cultura pop, estilo de vida y moda en diversas universidades. En Cosmopolitan, analiza tendencias, noticias y fenómenos desde un prisma empoderador.