Nos encontramos en un curioso momento en el que es complicado ver una imagen de Kim Kardashian, Paula Echevarría o Jennifer Lopez y no pensar que en realidad, tienen 30 años, mientras que al echar un vistazo a cualquier fotografía o vídeo de Kylie Jenner, es ciertamente habitual sentir cierta sorpresa al recordar que tiene únicamente 26 años. “El hecho de que las pieles más mayores ya no lo parezcan tanto, les acerca más a los Z, lo cual nos lleva a la impresión de que estos últimos parecen más mayores. No obstante, sí es cierto que los filtros digitales y los posibles retoques conducen a una idealización de la realidad que nos puede confundir sobre los nuevos estándares de belleza. Esto puede alejar a los más jóvenes de la realidad y puede hacer que se sometan a todo tipo de procedimientos antes, haciendo que en muchas ocasiones, se igualen demasiado los rostros”, comenta Estefanía Nieto, directora técnica de Medik8.

Fue cuando se hizo viral el popular creador de contenido Jordan Howlett, que tiene 26 años y que es conocido en las redes como Jordan The Stallion, al comentar que la generación Z está envejeciendo cada vez más rápido, cuando diversos medios se hicieron eco de semejante afirmación. Comenta que la gente enloquece al descubrir que Zendaya es mayor que él, y señala que todo el mundo siempre cree que su madre es su hermana. En realidad, teniendo en cuenta que hablamos de una generación que como comentábamos, ha nacido ente filtros y ha terminado en ocasiones por creer que las imágenes que capturan en sus redes sociales son reales, al margen de las ediciones que en tantas ocasiones han intervenido, no es complicado comprender que el paso del tiempo les puede afectar de forma más llamativa. ¿Sabes cuando la traicionera cámara frontal del móvil te pilla por sorpresa? Imagina ese momento ‘shock’ multiplicado por cuatro: así ha de ser hoy para los más jóvenes comprobar que la imagen que les devuelve el espejo y la capturada minutos antes en ‘stories’ -con un buen filtro París de por medio- no son iguales...

"Los filtros digitales pueden distorsionar la percepción que tiene la generación Z de sí misma"

“Definitivamente, los filtros digitales pueden distorsionar la percepción que tiene la generación Z de sí misma. Están basados en unos ideales de belleza muy concretos que responden a una determinada estructura facial, con rasgos de nariz, ojos y labios con un determinado tamaño y colocados de una forma muy específica que no se ajusta ni a las estructuras faciales, ni a los rasgos de la mayoría de los personas. No debemos olvidar que cada cara es única en el mundo”, dice la Doctora Mar Gonzálvez, experta en medicina estética y plástica facial.

"Creen envejecer más rápido por la discrepancia entre su imagen retocada y su reflejo natural"

“Al estar constantemente expuestos a versiones idealizadas de su apariencia, pueden desarrollarse expectativas poco realistas sobre cómo deberían verse realmente. Esto puede llevar, por una parte, a que se realicen tratamientos con productos no colocados adecuadamente; y, por otro lado, crear la ilusión de que están envejeciendo más rápido debido a la discrepancia entre su imagen retocada y su reflejo natural en el espejo. Se centran, por tanto, en intentar alcanzar ideales de belleza irreales, en lugar de potenciar sus propios rasgos”, añade.

"Han crecido con el impacto de las redes sociales y la sobreexposición pública"

Por su parte David Fernández Polo, Skincare Education Specialist de Paula’s Choice España, no cree que la Generación Z sienta estar envejeciendo más rápido, sino que tiene un concepto y un uso de la imagen personal diferente a las generaciones anteriores. “Hablamos de la primera generación nativa móvil. Por lo tanto, han crecido con el impacto de las redes sociales y la sobreexposición pública. Este hecho ha generado, por una parte, una gran preocupación por la percepción social en términos de aspecto y estilo de vida. Por otro lado, y quizás como respuesta a esta presión, el uso de la imagen se erige como una forma de reivindicar su propia personalidad, desafiando estereotipos tradicionales de belleza y promoviendo mensajes de aceptación”, dice a ‘Cosmopolitan’.

La edad de acceso a la medicina estética, cada vez más temprana

En el ‘Estudio dimensionamiento e impacto socioeconómico de la Medicina Estética en España', la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) analiza la situación actual de la medicina estética, las tendencias del mercado, la facturación anual del sector, el nivel de formación y especialización de los médicos. Los datos obtenidos indican que el 40 % de la población española ha utilizado los servicios de medicina estética en alguna ocasión. Entre ellos, el 71,8 % son mujeres y el 28,2 % son hombres. La edad media de acceso a la medicina estética pasa de los 35 a los 20 años de edad. Resaltan que los más jóvenes apuestan principalmente por rellenos de ácido hialurónico en labios y toxina botulínica. “El uso de las redes sociales, la posibilidad de usar filtros y la aparición de aplicaciones que permiten cambiar las formas del rostro han contribuido a generar nuevas necesidades en pacientes jóvenes”, ha apuntado el Dr. Sergio Fernández, vicepresidente segundo de SEME. Por si fuera poco, según un artículo de ‘The Wall Street Journal’, la firma de cosmética Bubble Skincare trabaja con unos 2.000 jóvenes embajadores de 13 y 14 años.

Hay que conseguir el punto de equilibrio para tratar aquello que nos preocupa sin perder naturalidad

“Es cierto que apreciamos algún abuso de procedimientos con rellenos o neuromoduladores. No obstante, el problema no está en utilizarlo desde jóvenes, pues en realidad, hacerlo a una edad temprana puede ser un tratamiento preventivo. El problema está en hacerlo de manera abusiva. Hay que conseguir el punto de equilibrio para tratar aquello que nos preocupa sin que nos lleve a perder la naturalidad y las facciones normales de nuestro rostro”, comenta Raquel González, cosmetóloga y directora técnica de Perricone MD.

Vivimos en un mundo de exceso de información en el que estamos rodeados de fuentes sin aval científico y grandes promesas publicitarias. Esto provoca que el cuidado de la piel se distorsione y aparezcan estos cuidados exhaustivos que pueden incluso ser nocivos. Es básico entender que la piel es un órgano sabio e inteligente, y que la función de la cosmética no es hacer su trabajo, sino protegerla y contribuir a la mejora de procesos que empiezan a no funcionar bien. El cuidado de la piel, si se realiza de forma correcta, se ajusta a las necesidades reales y se usan productos bien formulados que han demostrado su eficacia y no producen irritación, siempre es positivo”, añade David Fernández Polo.

Cuándo realizar un procedimiento debe centrarse menos en la edad y más en la evaluación individual

La doctora Mar Gonzálvez quiere subrayar que la decisión de cómo y cuándo realizar estos procedimientos debe centrarse menos en la edad y más en la evaluación individualizada del paciente. “Un rostro puede ser susceptible de armonizar su estructura y potenciar su belleza, siendo joven, y otro no comenzar a mostrar signos de madurez hasta edades más avanzadas. Seleccionar el producto más adecuado y la técnica idónea son cuestiones que damos por hecho, pero son además aspectos de vital importancia en términos de seguridad y eficacia”, aclara.

En realidad, las nuevas generaciones sienten cada vez antes una nueva compulsión hacia la auto exposición, por lo que quizás lo que está cambiando no es la ansiedad resultante de envejecer, sino el hecho de que al ocurrir frente a las cámaras y en las redes sociales, donde cada uno tiene su audiencia y por ende, miradas externas que juzgan, valoran y comparan, esta ansiedad se incrementa. "Las tendencias del discurso dicen poco sobre si ciertos grupos demográficos de edad realmente envejecen más rápido o más lentamente, y en cambio, hablan de nuestra creciente ansiedad sobre el envejecimiento en general", señala por su parte el medio ‘Dazed’.

En definitiva: los Z no envejecen ni antes, ni peor, sino con una mayor exposición. De cada uno depende, eso sí, hasta dónde mostrar no ya únicamente los aspectos físicos, sino cómo nos afectan las opiniones de terceras personas... Y somos conscientes de que esto es fácil de decir, y hartamente complicado de cumplir. ¡Ojalá hubiera filtros y atajos para eso!

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Marita Alonso

Marita Alonso es experta en cultura pop y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos culturales desde una mirada feminista en la que la reflexión está siempre presente. No tiene miedo de darle una pincelada de humor a las tendencias que nos rodean e intenta que el lector ría y reflexione a partes iguales. Cuando escribe sobre relaciones, su objetivo es que la toxicidad desaparezca y que las parejas sean tan saludables como las recetas que intenta cocinar... Con dramáticos resultados, claro. Los fogones no son lo suyo.

Ha publicado dos libros ("Antimanual de autodestrucción amorosa" y "Si echas de menos el principio, vuelve a empezar") y colabora en diversos medios y programas de radio y televisión luchando por ver las cosas siempre de una manera diferente. Cree que la normalidad está sobrevalorada y por eso no teme buscar reacciones de sorpresa/shock mediante sus textos y/o declaraciones.

Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense, imparte master classes de cultura pop, estilo de vida y moda en diversas universidades. En Cosmopolitan, analiza tendencias, noticias y fenómenos desde un prisma empoderador.