Cada poco tiempo, los expertos con los que hablamos para elaborar cada artículo, arrojan nuevas tendencias que provoca este mundo veloz. Y las redes sociales son uno de los mayores abonos de comportamientos hasta ahora desconocidos.

Y si hasta ahora andábamos a vueltas con la autoestima (uno de los temazos dentro de las mil esquinas que aborda la salud mental), ya se habla de la socioestima digital. ¿Que qué es? Fácil. Se trata de la autoestima o propia percepción de una misma pero, atención, en base a la mirada sobre nosotros que nos devuelven las redes sociales.

Por ejemplo, si una fotografía en Instagram te ha rebosado el 'feed' de 'likes' (con el chute de adrenalina que supone cada uno de ellos), querrás repetir, tu autoestima estará alta, con lo que te empezarás a obsesionar con el número de 'likes' y buscarás que el escenario se repita iniciando un camino de prueba-error hasta dar con lo que más gusta a tu comunidad mientras te devanas los sesos para saber cómo aumentar tu número de seguidores.

El problema es cuando la búsqueda desesperada de reconocimiento digital provoca, no solo que dejes de ser tú misma en favor del aplauso de los otros, sino el "pico" descendente de motivación cuando no obtienes el reconocimiento que esperabas. Este efecto es muy parecido al de las adicciones: "de hecho, la inmediatez del premio (el 'like') está muy relacionada con las adicciones. Hay muchos artículos que relacionan la depresión y la ansiedad con la adicción a las redes sociales, y cada vez más, e incluso con los trastornos de la conducta alimentaria", determina Silvia Morales, psicóloga general sanitaria de Clínica Roca San Agustín (San Bartolomé de Tirajana, Gran Canaria), perteneciente al Grupo Hospiten.

"El problema es que, desde la adolescencia hasta los 30 años aproximadamente, es súper importante el reconocimiento, la autoafirmación del yo y la necesidad de afecto y reconocimiento a través de tus iguales para tener la sensación de pertenecer a un grupo. Además, estas personas han crecido en el mundo digital", explica Silvia Morales.

La comparación, ese veneno

Las consecuencias de la comparación física con otras personas ya tiene hasta denominación: violencia estética, un asunto tan serio que provocó que la propia red social Instagram decidiera eliminar los filtros de cirugía plástica hace tres años después de la constatación del aluvión de mujeres que llegaban a la consultas pidiendo cambios en su fisonomía; ¿cuales? Los que replicaban su propio aspecto con filtros. La mala noticia es que un año después los volvió a instaurar, con lo que toca apelar a la propia responsabilidad del usuario.

La experta en imagen personal Piluka de Echegaray lo tiene claro: "estamos en comparación desde que nacemos: primero, con la edad a la que el bebé deja de hacerse pis o a andar, y también con el famoso percentil, que era la única vara de medir que teníamos hasta ahora para poder valorar un adecuado crecimiento. Luego el adolescente, que utiliza la comparación para sentir que encaja en el grupo...".

"El problema es que cuando vemos publicaciones exageradas, poco realistas o inalcanzables como las de algunos 'influencers', al compararnos, nuestra autoestima o autoconcepto disminuye. Y en el caso de las mujeres, aunque no he visto estudios de prevalencia, hay una mayor preocupación por los cánones de belleza", dice Morales.

Casas espectaculares, viajes, moda de lujo, espacios ideales donde desayunan... Al compararnos, tendemos a pensar que nuestra vida es peor. "Y no lo es, solo es distinta. De hecho, 'dime de qué presumes y te diré de qué careces...'. Porque a veces, la autoestima es inversamente proporcional a la cantidad de publicaciones que se sube, a no ser que se esté construyendo una imagen personal o un 'branding' para vender su producto", apostilla Silvia Morales.

"Estamos en comparación desde que nacemos". Piluka de Echegaray

Cuando llega el aislamiento

Pero el problema más gordo llega cuando se empieza a desarrollar una especie de miedo a que el perfil real no esté a la altura del digital. "Esto de no querer salir si no estás perfecto siempre pasó, pero este es otro entorno. Y la verdad es que, si estás inseguro, las redes sociales te generan más ansiedad, la aumentan", asegura Piluka de Echegaray. Para neutralizarlo, la experta nos da estos consejos:

  • Prioriza vivir a mostrar con la ayuda de tu pareja, tu familia, tus amigos reales...
  • Dosifica tus publicaciones marcando cuántas veces qué contenido.
  • Sé tú siempre, y así no tendrás que hacer ningún esfuerzo para atraer a los que ya están contigo.
  • Ten presentes tus valores y tus dones, y muéstralos.
  • Descubre tus talentos olvidados u ocultos. Vuelve a tu "yo" infantil y pregúntate en qué destacabas cuando eras una cría. Ve tan atrás como puedas y lo descubrirás.

Prueba con un détox digital

Porque, seguro, va a ser una de las únicas maneras de recuperar la autoestima tradicional, la analógica. Nosotras lo probamos durante un mes con Instagram, y fue un experimento de lo más saludable, sobre todo al darnos cuenta de que es posible limitar (y mucho) el uso de las redes y seguir viviendo y relacionándote de una manera sensata con el mundo.

Por eso, desde aquí, si notas síntomas como que no te apetece relacionarte con el mundo real sino solo a través de tu pantallita, te recomendamos plantearte un descanso cada cierto tiempo.

Decálogo para construir una autoestima real

Se parecen mucho a las pautas contra la ansiedad, y nos las ofrece la psicóloga Silvia Morales.

  • Deja de seguir a personas que publican cosas irreales.
  • Llena tu vida con actividades placenteras y sociales que sean la excusa perfecta para conocer amigos de verdad.
  • Haz actividades insólitas que nunca hayas desarrollado tú sola, como por ejemplo ir al cine, a la playa o de viaje. Cuando una se enfrenta a sus propios miedos es como desarrolla más seguridad en sí misma.
  • Agradece a diario, cuando te vas a la cama, por cinco asuntos diferentes, y trata de no repetirlos de un día para otro.
  • Haz deporte, porque generas adrenalina y noradrenalina y te pones de buen humor. Intenta hacerlo con otras personas o en equipo.
  • Mantente cerca de la naturaleza porque allí los niveles de cortisol (la hormona del estrés) disminuyen.
  • Date calor. Según los fisiólogos, aplicando calor al cuerpo hace que lo resetees de arriba abajo: entra en la sauna, ve a la playa, date un baño caliente o pon una manta eléctrica en la cama. Pero si es al aire libre, mejor.
  • Sé realista y utiliza el sentido común. Siempre ha de haber un equilibrio entre lo que publicas y lo que vives. No olvides que cuanto más tiempo pasas en las redes sociales, menos lo haces en la vida real.
  • Haz actividades útiles: cuando trabajas, te sientes útil y la autoestima sube.
  • Ayuda al prójimo a través de algún programa de voluntariado.