A Rocío Saiz (Madrid, 1991) se la conoce por muchos motivos. En primer lugar, por sus profesiones más destacadas: es cantante y actriz. Su último disco, ‘Autoboicot y descanso’, vio la luz el pasado mes de noviembre. Este sábado 26 de enero llenó el Centro Cultural Conde Duque de Madrid con una actuación que distaba del ordinario entonar canción tras canción de un ‘setlist’: montó una obra de teatro donde Rocío era un personaje más del reparto. Y resulta que esta faceta interpretativa es la que ahora le mueve, sobre todo tras debutar como actriz en ‘La amiga de mi amiga’, un filme independiente de Zaida Carmona que los críticos internacionales ensalzan. Además, tiene varias películas pendientes de estreno.

Aunque el principal motivo por el que todos conocen a Rocío Saiz es por la injusticia social y machista que se produjo durante el Pride 2023 de Murcia. Como episodio habitual en sus conciertos, la artista se deshizo de la parte de la arriba de su vestimenta para cantar a pecho descubierto, y un trabajador de las Fuerzas de Seguridad del Estado se abalanzó sobre ella para, supuestamente, taparla y evitar un escándalo. ‘‘Ese momento para mí ha supuesto un gran problema. Yo ahora mismo soy una persona conflictiva para muchos ayuntamientos. ¡Soy la que enseñó las tetas! Y ha sido una de las razones por las que no quiero subirme a más escenarios’’, me cuenta cuando nos sentamos a en una cafetería de barrio para charlar.

Tomarse un descanso de la música tras la larga lista de fechas cerradas que tiene desde ya en salas y festivales ha sido una decisión premeditada, aunque Rocío está dispuesta a explicar cada capítulo que le ha llevado hasta ahí. Eso sí, desayunando un ColaCao con porras para que todo se digiera mejor.

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Rocío Saiz

Habrá gente que te conozca por ser ‘la que enseñó las tetas en Murcia’, pero no tengan ni idea de dónde vienes.

Vengo de la escena musical que estaba debajo del ‘underground’: un montón de gente que solo tocábamos en casas okupas, en espacios autogestionados y en festivales donde se vendía la cerveza de lata del supermercado a un euro.

Y si te pregunto por tus etiquetas profesionales, ¿cuáles me dirías que son?

Es que las etiquetas en lo artístico nos están limitando. Pero también parece que si no te pones una, no te toman en serio. Tener que pedir a alguien que me tome en serio es lo que más miedo me ha dado y lo que más me ha limitado, porque me ha hecho perder amigos, compañeros y parejas. Aunque bueno, aquí ya entraríamos en otro tema, que es la mala manía que tenemos de escuchar a todo el mundo.

‘‘Solo te tiene que importar la opinión de las cuatro personas que tengas al lado’’

Entremos en el tema.

Creo que solo te tiene que importar la opinión de las cuatro personas que tienes a tu lado. Pero, como genero tanta cercanía, todo el mundo me dice su opinión. Si lo he hecho bien, si lo he hecho mal, si estoy tomando buenas decisiones... Y yo nunca he sido introvertida, pero sí me he tenido que proteger más. Y es que la gente no se mira hacia dentro, lo hace hacia fuera, y ni una pizca de autocrítica.

Supongo que sacar un segundo álbum no ha ayudado. Te pone más en el foco.

En realidad, es el quinto para mí. Tengo otros de otros proyectos...

¿Y por qué el título de ‘Autoboicot y descanso’?


Porque siempre estoy como poniéndome piedras sobre el camino. Porque al final, insisto, cuando todo el mundo te genera ruido, terminas creyéndotelo. Este ruido hace que dudes de ti misma, aunque seas la persona con más autoestima del planeta (que no es el caso). Entonces, surgió con uno de mis productores, Tauro, que me decía: ‘‘Para autoboicotearte también necesitas descansar’’. ¡Toda la razón! Es que para tratarte mal a ti misma necesitas dormir, desconectar... Así que la cara A es el autoboicot y la cara B el descanso.

Cuenta una historia, entonces.

Es un disco que tú te pones, por ejemplo, en un viaje de carretera, y desde la primera canción hasta la última tiene un sentido. Vas transitando por todos los espacios emocionales. Empiezas autoboicoteándote y terminas con unos violines a lo ‘Experience’ de Ludovico Einaudi, que es una de mis composiciones favoritas. Tienes que llegar a un punto en el que terminas relajado para volver otra vez a la guerra.

Suena a que estabas librando una cuando lo creaste.

Siempre estaba preparada para la batalla, hasta que hubo un momento en el que dije: ‘‘No puedo más, abandono’’. Mi disco termina verdaderamente en el descanso. Es una pena, porque ya nadie escucha álbumes, pero yo tenía muy claro que quería hacer uno y dejarlo. Por lo menos, tomarme un descanso largo. Yo llevo 12 años en la música y todo el mundo me pone como artista emergente. Bueno, emergente mi c***, que tengo 32 años y dentro de la industria nos conocemos todos ya, soy de las viejas. Pero lo que pasa es que el público a mí me escucha más por lo que digo que por lo que compongo.

‘‘Mi disco ‘Autoboicot y descanso’ termina verdaderamente en un descanso, porque al menos me tomaré uno largo de la música’’

Lanzarte a componerlo tuvo que ser un proceso complicado.

He invertido muchas horas de mi vida en ‘Autoboicot y descanso’. Tres años y 24.000 euros. También te digo, solo tuve tres días de estudio para grabarlo todo, corriendo, y como quede. Por suerte, no soy una persona hiperperfeccionista, el disco tiene muchísimos errores, lo digo claramente. Pero como hay que publicar, porque si no sacas un proyecto largo no eres artista...

Así es un poco como funciona ahora mismo la industria, ¿no?

Sacas el disco y en un mes ya está fuera. Es verdad que si tú tienes prensa, promo y dinero para invertir en publicidad, igual tienes más recorrido. Pero el mío no ha obtenido ni un euro. Todo lo que se ha escuchado el disco es orgánico, y por supuesto me siento privilegiada. Ahora bien, parece que solo triunfas si tienes millones de escuchas en Spotify. En primer lugar, hay más plataformas, como Apple Music, YouTube o Amazon Music. Y después, puede que no tengas muchos oyentes mensuales, pero todo el mundo vyaa a tus conciertos. Pero al final solo triunfas si las plataformas te meten en sus listas.

¿Por qué crees que no te han metido en esas listas de las que hablas?

Sinceramente, no lo sé. Los que estamos abajo no tenemos el contacto. ¡Es una lotería! Cada viernes se sacan millones de canciones y todas se pelean entre ellas para ver cuál entra en Novedades Viernes, la lista de Spotify, por ejemplo. Es más, parece que si no entras es que no es buena tu canción, que ha fracasado, y no es así. No es mejor artista el que mejor compones, si no el que tienen acceso a los contactos. El arte no es bueno ni malo, solo hay artistas o bandas que tienen más acceso a la información que las demás. Y bueno, que la cultura está politizada es un hecho.

A muchos artistas esto les lleva a la frustración. ¿Cómo la gestionas tú?

Hay que hacer lo que a uno le apetezca, pasárselo bien y divertirse, y luego dejarlo. En mi caso, me veo apartándome de la música porque, a nivel económico, no me lo puedo permitir. A parte, he sufrido mucho y una ya tiene 32 años. Pero es mi opinión. La vida a veces toma caminos por ti, y yo estoy cansada de suplicar y exigir más huecos. Estoy agradecida y me siento privilegiada por todos los que han apostado por mi proyecto. Pero ahora mismo no tengo problema en decir y en asumir que nadie escucha mis canciones. He hecho un trabajo personal de pensar: no es por mí, no es por mi culpa. Las canciones no son malas, te puede gustar más o menos.

Ahora que cuentas con la perspectiva del tiempo sobre lo que sucedió el año pasado en Murcia, ¿cómo lo ves?

Ese momento para mí ha supuesto un gran problema. Yo ahora mismo soy una persona conflictiva para muchos ayuntamientos. ¡Soy la que enseñó las tetas! Y ha sido una de las razones por las que no quiero subirme a más escenarios. Yo he tenido un montón de fechas relacionadas con el orgullo y ahora tengo poquísimas. A parte, subirse ahí arriba y poner el cuerpo se ha convertido en algo peligrosísimo para mí. He soñado de todo: que me reconocían, que me daban palizas, que me pegaban un tiro... Y mi salud mental ya no pasa por ahí. Me he dejado de divertir. Pude haber estado arropada, pero la que tuvo que testificar y a la que le dijeron desde la Fiscalía del Estado, cuando se abrieron diligencias por tener repercusión pública, que no tenía razón fue a mí. Ahora mismo, voy perdiendo la lucha por mucho que pueda parecer imposible.

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‘‘Lo que sucedió en Murcia ha supuesto un problema para mí y una de las razones de por qué no quiero subirme a más escenarios’’

¿Qué aprendizaje has sacado de todo esto?

Que el mundo ha vuelto a cambiar y no nos damos cuenta. Que ahora lo normal es censurar y que estar en la parte más políticamente incorrecta es el área del perdedor. Lo que pasa es que la gente no es consciente, simplemente están tratando de sobrevivir. ¡Que también es lícito! Esto me ha llevado a dejar de enfadarme con la gente. ¿Cómo voy a pedirle a la gente que me entienda, me respete o defienda? ¡Si es que hay gente que no llega a fin de mes y las desigualdades siguen creciendo! Lo bueno es que soy una persona que no tiene rabia y muy empática, entonces he entendido hasta al señor fiscal que escribió mi declaración con faltas de ortografía.

¿Nos enfrentamos a tiempos complicados?

Yo siempre digo que España es como el síndrome del fontanero. Ese señor de: ‘‘Buah, esto te lo arreglo yo’’ y a la media hora dice: ‘‘Esto no tiene arreglo’’ mientras echa la culpa al de al lado. Por lo que simplemente soy una persona muy empática.

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Rocío Saiz
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Rocío Saiz
‘‘Los que te odian es porque quieren ser como tú y poseer el valor que tú has tenido de conocerse a uno mismo y dejarse ser’’

Bueno, gracias a tu música hay gente que ve la luz. Tus canciones tienen género, se las dedicas a otras mujeres, aspecto no siempre presente en la industria.

Me hace gracia cuando me dicen que soy un referente. ¡Solo tengo 30 años! Pero también es verdad que, en cuanto hay alguien que puede parecer que canta para su mismo género, se le etiqueta de tener cierta orientación sexual, se le señala o incluso se le cancela. A mí me da igual eso. Hace quince años también había mujeres que cantaban a mujeres, lo que pasa es que no se las escuchaba. Pero claro, hay artistas que han querido jugar en una industria en la que se tiene que parecer heterosexual para no perder público. Yo prefiero bajar el precio de mis entradas y que venga todo el mundo. Por otro lado, tengo que decir que, como bollera, he interpretado el papel de mi vida muchas veces. Todas hemos sido actrices de método, a pesar de que nunca hemos visto a un heterosexual haciéndolo. Te diré además que, el hecho de que yo haga música para maricones, como me han dicho que hago, no significa que tú no puedas venir a mis conciertos. Llevo toda mi vida yendo a conciertos de heterosexuales y no me ha pasado nada. Los que te odian o son homófobos es porque quieren ser como tú y poseer el valor que tú has tenido de conocerse a uno mismo y dejarse ser.

¿Y qué opinas de la desigualdad de oportunidades de las mujeres en la industria?

Es que en cuanto ven que una mujer puede ser un objeto cosificable, van a verla. Pero si ven que no, o que es bollera, te apartan. También te digo, a mí ahora mismo cuando alguien me dice: ‘‘soy bollera’’, pienso más en cómo te vinculas. Porque la gente últimamente se vincula fatal...

¿Te refieres a de manera sentimental?

Sí. Tenemos que dejar de poner el ojo en quién es homosexual y más en cómo nos estamos vinculando, porque todos lo estamos haciendo mal. Hemos llegado a una democratización del dolor muy peligrosa. Todo el mundo está teniendo relaciones tóxicas, independientemente de si son dos chicos, dos chicas o chico y chica. Y se le están poniendo millones de nombres diferentes, que si ‘gaslighting’, que si ley del hielo’, a lo que es el maltrato psicológico.

‘‘Tenemos que dejar de poner el ojo en quién es homosexual y más en cómo nos estamos vinculando. Es hora de dar un pasito por delante y dejarnos de etiquetas’’

Se hizo muy viral un vídeo tuyo en un programa de TVE que hablabas sobre los círculos de abuso en la pareja.

Sí, y creo que ya es hora de ir un pasito por delante y dejarnos de etiquetas. Es verdad que cada vez somos más diferentes, pero cada vez hay más violencia. Y ya no es solo ir a terapia, ¡es que hemos llegado a un punto en el que la gente engaña a su psicólogo! Igual que lo de fluir. Bueno, tú puedes ser río y yo puedo ser una montaña. Hay que dejar de malempoderar a la gente, porque nos estamos tratando cada vez peor. Así que prefiero vivir en una ‘happycracia’.

¿En qué consiste esa ‘happycracia’?

En lo que te he comentado antes: en ser empática y no tener rabia. El listón ha subido, por supuesto, hay cosas por las que ya no paso, y también me cuestiono todo el rato. Creo que es algo superpositivo y a mí me encanta aprender.

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Rocío Saiz

Supongo que en los proyectos interpretativos que vas a lanzar próximamente lo has hecho.

Muchísimo. Estaré en ‘Reír, cantar y tal vez llorar’ de Marc Ferrer, también en ‘Duro’ de Francesc Cuéllar. Y en la película de Nacho Vigalondo, que es en inglés y la interpretan Beatrice Grannò de ‘The White Lotus’ y Henry Golding. Yo soy una de las amigas de Henry y el guion es increíble, ya lo veréis, con Nathalie Poza, Rubén Ochandiano, Itziar Castro... Además, está la película de Paula Ortiz, ‘Hidelgart’, donde tengo una secuencia. Han recreado la República y aparezco quejándome al lado de Najwa Nimri y Alba Planas. Va a ser una de las mejores películas del año que viene. Y justo con Paula voy a rodar una serie de comedia en 2025 que va a ser increíble. Ahí pasaré de ser secundaria a ser primaria. Ya soy una académica del cine español (ríe).

‘La amiga de mi amiga’ fue la primera película qué hiciste. ¿De dónde viene esa faceta de actriz?

Yo siempre he querido actuar, pero de pequeña me parecía Ryan Gosling. Muy guapa, pero muy masculina. Después, era la bollera y solo me daban papel de bolleras. Entonces, no me presentaba porque me daba vergüenza pasar por eso. Pero he escrito toda mi vida, y justo esta película la hice con mi mejor amiga. Habla de la amistad, también del conflicto político entre Madrid y Barcelona. Se grabó en nueve días y resulta que ha dado al vuelta al mundo. Ha estado en Suiza, en Latinoamérica y hasta en Japón, y eso que está lejos de lo que se conoce como una gran producción.

¿Cuáles son los siguientes pasos de Rocío Saiz?

Darlo todo en los conciertos que tengo programados y centrarme en la interpretación. Estoy escribiendo el papel que siempre he querido interpretar y, además, voy a publicar un libro. Se llama ‘Que no se te note’ y es una idea similar a la estructura de ‘La insoportable idea del ser’. Lo que le ocurre al protagonista se va mezclando con los pensamientos del autor. Tenía claro que hablaría de algunas de mis vivencias, entonces te puedes encontrar con un momento en el que me meto un viaje de LSD y hablo con un IPad o de la vez que casi termino donando óvulos. Añado también artículos de periódico, diálogos... Es un caos, pero coherente, sin inicio, nudo y desenlace que puedes empezar a leer por cualquier lado. La meritocracia ya no existe. Existe el suplicar. Con miedo al rechazo no se hace nada y yo soy de la opinión de que hay que hacer las cosas.

‘‘La meritocracia no existe. Existe el suplicar. Con miedo al rechazo no se hace nada y yo soy de la opinión de que hay que hacer las cosas’’
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Nerea Panicello

Nerea Panicello es experta en música, series y redes sociales. No hay canción pop que no haya pasado por los auriculares que siempre lleva puestos, entrega de premios Grammy o MTV VMA’s que no haya cubierto en directo o festival al que se haya quedado con ganas de ir. Tampoco ficción (serie o película) de Netflix o HBO Max de la que no se obsesione con el reparto y busque todas las teorías de los fans. Ni reel de Instagram o vídeo de TikTok viral que no haya recibido su ‘iike’. Su carpeta de guardados en IG está repleta de ideas para crear contenido.

Su momento favorito de la jornada laboral es cuando se sienta frente al artista o intérprete de turno para someterle a sus preguntas o a unos de los retos en vídeo de COSMOPOLITAN. Ha entrevistado a cantantes como Lola Índigo, Rauw Alejandro, Camilo o la banda Morat. También a actrices como Claudia Jessie (‘Bridgerton’), Kristen Stewart o Maisie Williams. Aunque siempre recordará sus cinco minutos de gloria con los Jonas Brothers.

Nerea se graduó en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos en 2018. Antes de colocarse el birrete, realizó prácticas durante 2017 en la Revista de Ana Rosa Quintana. Lleva formando parte de Cosmopolitan desde 2018. Actualmente está terminando un Máster de Periodismo Digital y Nuevos Perfiles en la Universidad Rey Juan Carlos. En sus ratos libre, recibe clases de lengua musical y batería para seguir mostrando lo que no se ve las canciones.

Acumula seis años de experiencia, en los que ha elaborado temas para sus versiones ’print’, diariamente en digital y ejercido de Community Manager en cuantiosas ocasiones.