• Planes originales para hacer con amigas

Cuando el pasado verano llegó un e-mail con una propuesta cuyo asunto decía 'periodista infiltrada', sabía que diría sí. María, del departamento de comunicación de Stage Entertainment España (la productora responsable de los musicales más grandes de nuestro país, como 'El Rey León' o 'Anastasia'), me proponía colarme en los entresijos de 'Tina, el musical de Tina Turner', el 'show' en el que estaban trabajando en este momento. ¿El objetivo? Participar como una artista más para vivir de primera mano el proceso de organización de un espectáculo de esta magnitud. La respuesta fue un rápido sí. ¿Cuántas veces en la vida se presenta la oportunidad de subirse al escenario de la Gran Vía madrileña? Pero, lo más importante, ¿cuántas veces una periodista puede formar parte de algo de manera tan genuina, para después contarlo? [En la cabecera de este artículo, puedes ver en 4 minutos el video resumen de la experiencia].

En verano fue la primera vez que pisé el Teatro Coliseum: había que hacer la prueba de vestuario y de pelucas. Ahí es cuando vi que la cosa iba en serio. Me explicaron que actuaría en dos escenas: una en el primer acto, como bailarina de los años 50, en el Club Manhattan, y otra en el segundo, como técnica de sonido, en un estudio de grabación londinense. Dos papeles muy diferentes que me permitirían vivir la experiencia como si fuera una más: ensayos, cambios de look y de registro, la espera en un camerino, la tensión prolongada del artista cuando tiene que volver a salir a escena... Así es como pasé el 30 de noviembre, el día de mi debut con el gran equipo que, sin esperarlo, me encontré tras este 'show'. ¡Dentro luces!

Un orden y una planificación impecables

No tenía ni idea de cómo iban a integrar a alguien que no sabe cantar, bailar ni actuar sobre en su 'amado' musical, pero todo estaba hilado al milímetro. Eso en gran parte se debe al departamento de Regiduría, que estudiaron cómo 'colarme' sin que se notara. Reconozco que la labor de este sector fue el que más me sorprendió, quizá por ser el más desconocido. Son como el cerebro de toda la operación, siguen las tres horas de función con una partitura, nota a nota y entre otras cosas, van dando las órdenes de las 728 luces, controlan los 555 movimientos de maquinaria (el telón es el número 555), están en cada hombro del escenario controlando todo el tema de atrezo... Ellos son el eje sobre el que el resto de equipo confía para que todo salga bien.

"En el teatro musical es importantísimo que todo suceda cuando tiene que suceder, ni antes ni después. Ya no solo por un tema de rigor artístico, sino por un tema de seguridad. Es muy peligroso que las cosas sucedan en otros momentos que no son los indicados", cuenta Gonzalo Lisiardi, Jefe de Regiduría del musical de Tina. "Nosotros tenemos que conseguir que el 'show' llegue a buen puerto con todo lo que implica estar haciendo un directo. De repente un actor está haciendo un número y se tuerce un tobillo. En cinco segundos hay que preparar a otra persona, vestirla, ‘empelucarla’, y salir a hacer el número, el ‘track’ como lo llamamos, sin que el público se dé cuenta", añade. (Psss... Por ejemplo, una forma que me gustó que tienen de disimular algo que no estaba contemplado es hablar con maestro, el director de orquesta, y que dilate algo más el tiempo musical). Un trabajo meticuloso y riguroso que requiere de mucha visión y planificación para que todos los departamentos funcionen (además de los artistas, hay ocho departamentos que forjan el 'show': Iluminación, Sonido, Maquinaria, Automatismos, Peluquería y Maquillaje, Vestuario, Regiduría y Utilería -atrezo-).

La preparación: las dos horas previas

Si el musical comienza a las ocho de la tarde, la jornada laboral de todo involucrado comienza, aproximadamente, a las seis. Así que a esa hora nos presentamos Irina (la cámara que me acompañó todo el proceso) y yo a esa hora, para sumergirnos en un día cualquiera de casi las cien personas que participan de una forma u otra en este evento que termina el 8 de enero, dejando una huella imborrable en la capital.

Mi papel era ser una artista más, así que tuve que seguir su rutina, que es la misma cada día. Un calentamiento vocal para preservar la salud de su voz, un calentamiento corporal para poner el cuerpo a punto, una charla con la 'dance captain' (responsable de coreografía) para repasar cualquier escena o imprevisto si es necesario y por último, el paseo por los departamentos de Vestuario, y de Peluquería y Maquillaje para la caracterización, donde ahí sí, ya notas que empieza el espectáculo.

En el calentamiento vocal se me pusieron los pelos de punta. Quizá porque fue el momento en el que les puse cara a todos los artistas. Estaban en una sala más bien pequeña en los bajos del Teatro Coliseum. Sentados o medio tirados en el suelo, seguían los pasos que marcaban dos músicos, miembros de la orquesta, con el piano marcando el paso. Transitaban por el 'Do-Re-Mi-Fa-Sol' con total normalidad mientras que, tanto las paredes de aquella sala como yo, retumbábamos llenos de emoción. De repente, los cantos de una treintena de artistas me habían envuelto por completo.

Allí nos presentaron para después subir al escenario, donde nos esperaba la responsable de coreografía para hacernos trabajar durante 30 minutos con el calentamiento corporal. La preparación física de los actores que me rodeaban es muy buena (la exigencia que tienen por su trabajo es alta), así que en el momento 'sentadillas' o de saltos a la comba, intenté darlo todo y que no se notara demasiado que yo, a lo único que estoy acostumbrada, es a hacer asanas y largos en la piscina. Por último, la mayoría de los actores se quedaron para reproducir las dos escenas en las que ese día yo aparecería. Ahí es cuando conocí a Pedro Martel (@pedromart), que da vida a Roger Davies (productor musical y gerente de Tina durante casi 30 años). Pedro era en el encargado de cogerme de uno de los brazos del escenario (en esta jerga, llaman brazo a los laterales), para sacarme a escena y bailar durante cinco minutos de forma casual (freestyle). Tan solo tuve que aprenderme cuatro o cinco pasos de la época para empastar bien con el resto de bailarines que protagonizaban esta escena. También aquí conocí a Nacho Casares (@nachoelimperfecto), que da vida a Erwin Bach (pareja de Tina desde 1985), y que ese día me guiaría en mi segunda escena, que interpretaba el papel de una técnica de sonido en un estudio de grabación londinense. Sentí que a ellos no les supuso demasiado esfuerzo la 'carga' de trabajo que yo les daría ese día: a pesar de que el directo siempre impone, en general todos los actores tienen tan estudiado su papel, que llegan allí con una seguridad impoluta. Lo vi en Pedro, lo vi en Nacho, y lo vi en otros muchos actores con los que no pude hablar porque ellos tenían que estar a lo suyo, pero que sé que también pusieron de su parte para 'abrazarme' y hacer que esto, saliera bien.

El momento de la transformación

Una vez las escenas estaban ensayadas y claras, tocaba una de las partes más divertidas: pasar por 'chapa y pintura'. Los 27 artistas que actúan en cada 'show' pasan por los profesionales de la caracterización con un orden establecido: a mí me tocó primero ir a Peluquería y Maquillaje para confirmar que las pelucas que ya probé semanas antes, eran las correctas.

preview for Musical Tina Turner: cambio en peluquería

Con el pelo recogido con horquillas en pequeños rulos y la red cubriendo la cabeza, y tener la suerte de coincidir con los niños en peluquería ('sooo cute', actúan un total de cinco), me llevaron a un camerino vacío. Era el de Astrid Jones (@astridjonessd), una de las suplentes de la actriz protagonista, con quien coincidí este día, la fabulosa Kery Sankoh (@kerysankoh). Allí colgaban de un burro mis dos looks, había espejos con bombillas (como en las pelis o series, sí), y el silencio y varios botellines de agua me acompañaban en estos momentos donde, muchos actores, aprovechan para relajarse y concentrarse. Fue uno de mis preferidos porque efectivamente, el camerino tiene como una especie de halo de búnker donde pienso que sí es fácil meterte en tu burbuja y que cada cual, se deje llevar por su propio ritual previo al espectáculo, mientras escuchas a una voz amable que sale por un mini altavoz, avisarte de los minutos que faltan para que empiece la función.

escenas tina turner musical
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En la puerta del camerino asignado.

María Regidor y Sheila Curiel, responsables de Vestuario y Peluquería y Maquillaje respectivamente, fueron quienes me transformaron en este camerino que nunca olvidaré. Con ellas me di cuenta de que la percepción del tiempo, en teatro, es muy diferente a la de la vida real. "Tranquila, aún queda para que salgas", me decía María, la responsable de un departamento que ha trabajando en las 300 piezas que hay preparadas para este 'show'. "Ok, ¿veinte minutos? ¿Unos treinta?", le respondí mientras ella se echaba las manos a la cabeza y me decía, "¡no hombre no, mujer, alrededor de cinco!". Para ellas cinco minutos era una eternidad, que pueden hacer MUCHAS cosas en ese tiempo.

Y es que uno de sus grandes desafíos son los numerosos cambios rápidos. Detrás del escenario existen unos 'boxes', una especie de camerinos móviles donde los personajes van cambiando de looks. Luego hay otros cambios, extremadamente rápidos, que no da tiempo a que el actor vaya ni ahí, sino que los cambian a dos pasos del escenario, en el lateral. "Durante función hay muchísimos cambios, y muchas veces hay que hacerlos en 30 o 60 segundos. Hay que estar muy coordinados con el resto de departamentos, sobre todo con el de vestuario para que no lleguen tarde a escena. Siempre decimos que es como el 'boxes de la Fórmula 1: el actor llega, se queda quieto, y el resto a su alrededor hacemos los cambios", explica Sheila, que junto a su equipo prepararon las 210 pelucas hechas a mano y de pelo natural que se usan en el musical y que tienen gran importancia.

La aparición ante el público

Y llegó otro gran 'hit'. El altavoz hace rato que había dado el pistoletazo de salida ("Por favor, acomódense en sus asientos, el espectáculo está a punto de comenzar", se escuchó). Por ese mismo altavoz, e inmersa en tu búnker-camerino, puedes escuchar y seguir todo lo que sucede en escena. Había visto el musical unos días antes, algo que me ayudó mucho a controlar mis tiempos.

Sabía que se acercaba el momento y llaman a la puerta. Es Gonzalo, el Jefe de Regiduría, que venía en mi busca. "¿Preparada?", me preguntó con su característico entusiasmo. "¡Sí!", contesté efusiva. Y la verdad que lo estaba. Dejé a un lado prejuicios sobre mí misma y miedos (increíble cómo brotan en estos momentos), y decidí que iba a salir a disfrutar. Solo el 'trabajazo' que estaba viendo que se había pegado todo el equipo, y la atención y la dedicación que me estaban ofreciendo, lo merecían. ¿Cómo no iba yo a VIVIR lo que estaban esforzándose en preparar para mí este pedazo de 'squad' de profesionales?

Gonzalo me cogió de la mano y no me soltó hasta llegar a mi posición: el segundo brazo derecho del escenario. Esos segundos de 'paseíllo' hasta llegar a escena, con mi peluca ondulada y mis zapatos que imitaban los de los años 50, fueron mágicos. Por mi cabeza se me pasó mi hermano ("ay cómo se reiría de mí", pensaba), Bertín Osborne y su programa 'Lluvia de estrellas' y la suerte de la que, muchas veces, los periodistas gozamos. Allí vi a mis cicerones, Pedro y Nacho, que entre bambalinas, parecían otros. "¿Pero eres tú?", preguntaba ahora sí, un tanto nerviosa. "Sí, sí, soy yo", me respondían tranquilizándome.

Bailé, reí, canté, imité y me la gozé. Tras mis cinco minutos de gloria, solo sentí pena. "¿Ya?", pensé. Era la escena divertida pero aún quedaba noche. La segunda escena, llegaría en hora y media, así que tenía que seguir inmersa en mi 'mood' de artista por un día.

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La esencia del 'backstage'

Entre mis dos actuaciones me puse otra vez cómoda con mi ropa, abandoné el camerino y, con espíritu de niña, me colaron en un punto del interior del escenario perfecto para ver los movimientos 'behind the scenes'. Aquí pasaron muchas cosas. Hablé con más artistas que, en la medida que podían, venían a charlar un rato conmigo. Entre otros, conocí a Luis Maesso (@luismaesso), con quien descubrí qué significaba su función, la de 'swing'. "Somos los que podemos suplir los imprevistos de varios posibles personajes", me contaba. Atónita, pensaba, "este chico tiene que ser muy listo, se conoce a la perfección el papel de cuatro actores diferentes pero es que además, tiene la templanza de esperar en camerino a que le avisen de si cubre a alguien hoy y, en ese caso, a quién). Camaleónica y con una dificultad extra, desde ese día siento un gran respeto por los 'swings' (en este musical, hay ocho personas con esta responsabilidad, además de 20 'covers', que como mayor diferencia tienen una única posición fija a la que sustituir).

También viví el segundo momento que me puso los pelos de punta. Mientras veía el 'correteo' de unos entrando y saliendo, de repente, varios actores se pusieron a cantar en este recoveco oscuro que el público no ve. "¿Qué hacen?", pregunto. Los coros. Miraban a una pequeña pantalla, que emitía imágenes del director de orquesta, que les guiaba. Con sus micros en modo ON, esas voces que yo escuchaba a medio metro eran las que acompañaban desde la invisibilidad a Kery Sankoh (Tina Turner), que se comía el escenario ahí fuera.

Estiramientos de piernas y brazos en cualquier pared o soporte de hierro, profesionales del departamento de Vestuario con su carrito corriendo de un 'box' (camerino móvil) a otro, las chicas de Utilería (atrezo) controlando que no faltara nada en el escenario, el regidor dando instrucciones claras y concisas o los de sonido a mis espaldas controlando el 'microfonado' de todos los artistas fueron algunas de las estampas que allí viví, antes de salir por segunda vez ante el público, esta vez de figurante, como la técnica de sonido que trabajaba en el de grabación londinense que trabajaría con Tina Tuner en una nueva etapa profesional.

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Una historia de superación

Uno de los puntos fuertes de este musical es que, toda esta preparación, sirve como altavoz de una historia real y con fuerza. Por un lado, te enseña una vida de superación, la de Anna Mae (nombre de nacimiento de Tina Turner) que, antes de ser la estrella tal y como la conocemos, vivió una vida llena de maltratos y de dificultades. Su 'show', en el que ella es coproductora (entre otras cosas, decide quién es la actriz protagonista que le encarnará), consigue la perfecta mezcla entre emoción y diversión. Kery Sankoh, la actriz titular, lo explica muy bien: "este musical es una montaña rusa de emociones, porque puedes empatizar con lo que está pasando: te hace sufrir, te hace reír, te hace llorar, te hace bailar", cuenta Kery.

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Con Kery Sankoh, actriz titular de Tina Turner.

Una emoción que ves reflejado en todo el elenco. Cuando pregunto si no se cansan de repetir cada día lo mismo (acaban de cumplir 400 actuaciones), las respuestas, van encaminadas hacia lo mismo: aprendes a reinventarte diariamente. Y he ahí para mí una de las partes más bonitas del 'artisteo': con cada 'show' te desnudas, te expones, tienes la oportunidad de mirar al frente a tu vulnerabilidad o a tus miedos. Salvando las distancias, justo antes de salir a la primera escena, es lo que a mí me ocurrió, y fue muy potente.

Cuando mi yo futuro recuerde esta experiencia, sé que lo que me vendrá a la cabeza será la gente tan profesional, entregada y apasionada que me encontré delante y detrás del telón. Un centenar de personas que funcionan como el perfecto engranaje para que el 'show', nunca deje de brillar.

"Ha sido una experiencia, un crecimiento maravilloso. Y no porque haya sido un camino de rosas, sino, precisamente todo lo contrario. Porque nos hemos caído, nos hemos levantado, hemos llorado, hemos reído… Ha sido un aprendizaje de vida". Kery Sankoh, actriz titular Tina Turner.
"Es un espectáculo que refleja muchos valores a nivel humano con el que todo el mundo pueda sentirse identificado. Habla fundamentalmente es el espíritu de superación. Vamos a pasar de ver a una mujer que hemos visto como estrella, como alguien lejano, a entrar dentro de esa humanidad, de esos aspectos que podemos relacionarlos con los nuestros. La relación con nuestros padres, hijos, amigos…". Alejandro de los Santos, director residente.
"Tina Turner está queriendo transpolar no solamente su imagen sino directamente decir 'soy una mujer, una mujer en aquella época, negra, que tuvo que levantarse, sobreponerse a todos los problemas que estaba teniendo', para poder salir adelante cuando en ese momento, justamente por ser mujer y por ser negra tenía todas en contra". Gonzalo Lisiardi, jefe de regiduría.

Quiero dar las gracias a todo el equipo de Stage Entertainment España por contar con COSMOPOLITAN para esta acción, mención especial a María García. Y a todo el equipo de Tina, el musical de Tina Turner que nos recibió en el teatro. Gracias por vuestra predisposición e ilusión, sin vosotros no hubiera sido posible esta pequeña ventana para contar qué hay tras un buen ejemplo de teatro musical. ¡GRACIAS!

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Amaya Lacarra

Tras una década escribiendo y entrevistando sobre viajes, cultura y gastronomía en distintas revistas femeninas, ahora dirige el equipo digital de Cosmopolitan. A su especialidad del buen comer o del buen hacer en cualquier recoveco del mundo, ahora se suma la gestión de otros campos como la moda, la belleza o las ‘celebrities’. Adicta al chocolate y a su Navarra natal, estudió Humanidades y Comunicación en la Universidad de Deusto, además de cursar un Máster Oficial de Periodismo de Investigación en la Universidad Complutense de Madrid.