Utilizar más el transporte público, separar los residuos, reutilizar tarros, apostar por moda de fabricación artesana... Estamos en 2022 y aunque todavía nos queda mucho camino por recorrer, todas buscamos nuevas maneras de ser más sostenibles en nuestro día a día. Existen muchos ámbitos de nuestra vida en los que tenemos la opción de elegir entre productos que son mejores o menos buenos para el medioambiente, y la moda es uno de ellos. Hoy en día, muchas de nuestras prendas (por no decir la mayoría), están elaboradas en poliéster; un tejido muy resistente pero altamente contaminante fabricado a partir del plástico. Es por eso que muchas marcas de ropa se han decantado por crear colecciones sostenibles, en las que el poliéster es reciclado y el algodón orgánico. Y es justamente este último la gran apuesta de las firmas de moda para colgar la etiqueta ‘eco’ de sus prendas pero, ¿qué quiere decir que el algodón sea orgánico? ¿Implica esto que es 100% sostenible? ¿Cómo podemos saber si el algodón de nuestra ropa es orgánico de verdad? Tranqui, tenemos respuesta para todas estas dudas y muchas más. Sigue leyendo y conseguirás que tu armario sea lo más eco posible.

Qué es el algodón orgánico

Estrictamente hablando, el algodón orgánico es aquel en el que en su cultivo no se utilizan pesticidas, ni insecticidas ni fertilizantes químicos. En él, además se favorecen los ciclos naturales de la tierra y no se usan sustancias tóxicas en los procesos de hilado o de producción. Pero además cuenta con otros beneficios: los cultivadores no se exponen a inhalar productos tóxicos y es mejor para el medio ambiente ya que no contamina ni el agua ni los campos. Tampoco agota los recursos de agua y no deja estéril la tierra.

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Lucas Ninno//Getty Images

Pero lo que es más importante sobre el algodón ecológico, es que es uno de los ‘claims’ de sostenibilidad en la industria de la moda. El motivo principal es que el público general está familiarizado con el concepto de orgánico gracias al sector alimentario, por lo que los clientes lo asocian con algo mejor, más sostenible y positivo, lo cual se transforma en ventas.

Los problemas del algodón orgánico

Es por esto que en los últimos diez años, hemos visto cómo el número de marcas que lanzan líneas de ropa sostenibles o especifican que usan algodón orgánico ha crecido exponencialmente. Sin embargo, esto no quiere decir que toda la ropa que compremos sea 100% orgánica aunque así lo especifique, ¿a qué se debe esto?

Las certificaciones

Las marcas de ropa se dejan buena parte de su presupuesto en pagar certificaciones de calidad que aseguren que el algodón que utilizan, es efectivamente orgánico. Sin embargo, el hecho de que esta materia prima se haya ‘puesto de moda’ en tan poco tiempo no ha ido acompañada de un aumento en su producción al mismo ritmo, por lo que algunas entidades de certificaciones optan por emitir falsas certificaciones.

Sólo un 1% del algodón que se produce es orgánico según un estudio de 2021

Uno de los casos más sonados fue cuando en octubre de 2020 Gots, una de las empresas más reputadas en certificación de fibras sostenibles, reconoció haber firmado 20.000 toneladas de algodón de India como orgánicas sin serlo. El escándalo se destapó cuando las marcas, a través de sus inspecciones, descubrieron que había irregularidades en los certificados.

El abastecimiento

Como veníamos diciendo, lo que ha llevado a los sellos y certificaciones de sostenibilidad a falsificar documentos es que la demanda de este tipo de algodón se ha disparado de tal manera, que no había producción suficiente. De hecho, el Organic Cotton Market Report elaborado por Textile Exchange, estima que sólo el 1% de las plantaciones mundiales de algodón son orgánicas. Este dato choca mucho con el hecho de que gigantes empresariales de la moda aseguren que casi el 100% de sus prendas sean de este origen. Entonces, es ahí donde cuestionamos la composición de esa camiseta que tenemos en las manos.

La trazabilidad

Uno de los grandes retos de organizaciones como Better Cotton Initiative (BCI), es solventar el difícil problema de la trazabilidad. Esto es, hacer un seguimiento exhaustivo del algodón a lo largo de toda la cadena de proveedores hasta la granja de recolección para asegurarse de que este es de producción orgánica. Actualmente, se trata de un proceso muy complejo que no compensa económicamente a muchas empresas, por eso BCI busca como mínimo, determinar la región en la que se produjo el algodón en rama e identificar los negocios involucrados en su transformación en un producto terminado.

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Sézane

Si la cadena de producción fuese más corta y las empresas comprasen directamente a los talleres hiladores, sería una forma de asegurarse de que el algodón que utilizan es orgánico. Pero es una práctica muy poco habitual.

Derechos humanos

Según Slow Fashion Next, la industria del algodón crea unos 250 millones de puestos de trabajo a lo largo de toda su cadena de producción. Pero lamentablemente, muchos de estos puestos tienen una condiciones de trabajo éticamente cuestionables, incluyendo explotación infantil.

De hecho, en 2020 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y Gobiernos internacionales han denunciado que en la región de Xinjiang el Gobierno de Xi Jinping somete a la minoría musulmana de los uigures a trabajos forzados cercanos a la semiesclavitud, recolectando algodón. Tras conocerse la noticia, muchas marcas internacionales como H&M, Nike y Adidas han rechazado abiertamente el utilizar ese ‘algodón manchado’ por la violación de derechos humanos.

Etiquetas de garantía de algodón orgánico

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C.F.

Global Organic Textile Standard (Gots): creada en 2002, es una de las organizaciones más prestigiosas de certificación de textiles sostenibles y estandarización del algodón orgánico bajo la Global Organic Textile Standard. Gots exige que la menos un 70% de la fibra esté libre de productos químicos y cumpla los requisitos ambientales y que se cumplen los estándares de la Organización Internacional del Trabajo en el proceso, pero no llega a las granjas de algodón.

OCCGuarantee: es el sello es la garantía de Organic Cotton Colours, su máximo estándar de calidad. Cuando veas este sello sabrás que estás ante un producto que cumple con los más elevados requisitos de calidad de la industria textil en todas las fases del proceso de producción, incluso desde la semilla.

Better Cotton Initiative: es una entidad dedicada a la promoción de cultivos sostenibles de algodón en entornos socialmente responsables, más respetuosos con el medio ambiente y económicamente sostenible, pero no orgánico.

Oeko-Tex: el certificado Standard 100 de Oeko-Tex es un sistema independiente que verifica que no hay sustancias nocivas ni en textiles, ni en las fases de producción de un determinado producto. Para obtenerlo, se somete el producto a varias pruebas, se analizan los materiales y los procesos de producción.

¿Cómo sé si una prenda es orgánica o no?

La respuesta corta es, que es casi imposible de saber si una prenda es 100% orgánica o no. De hecho, es difícil incluso para una gran empresa internacional por lo complicado que es trazar la cadena de proveedores. Lo mejor que puedes hacer es fijarte en las certificaciones, especialmente en la de Better Cotton, ya que están trabajando en mejorar los sistemas de trazabilidad del algodón, así como las condiciones en las que se produce.

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C.F.

Optar por la línea ‘conscious’ de las marcas siempre es mejor opción que comprar prendas 100% algodón común, ya que si bien todavía nos pueden quedar dudas de su origen, es mucho más probable que este sea orgánico. En el caso de Inditex, todas sus firmas cuentan con una línea Join Life, H&M tiene sus colecciones Conscious y Circular Design Story, Springfield tiene su línea R[eco]nsider, Mango especifica en las descripciones si la prenda es de algodón reciclado u orgánico y Sézane cuenta con cinco de las certificaciones más importantes en moda: GOTS, Oeko-Tex, FSC, RWS y RMS.

Con todo, siempre puedes buscar la etiqueta de algodón orgánico en la prenda o leer su descripción en la página web para asegurarte de que la ropa que compras está clasificada como orgánica o no. Y así podrás conseguir un armario mucho más eco y sostenible.

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Silvia Gómez
Redactora de Moda

Silvia es una periodista y estilista experta en moda y tendencias. Su trayectoria como redactora de Moda en Esquire comenzó hace tres años cuando descubrió que las zapatillas le gustaban tanto que podría escribir sobre ellas a diario. Y así lo hace: te recomienda los últimos lanzamientos (o drops, porque maneja la jerga), sabe dónde conseguir ese par agotadísimo de Nike Air Jordan 1 que tanto llevas buscando y se le da especialmente bien encontrar sneakers de moda con oferta. Si buscas un jersey nuevo sabe dónde encontrar los más bonitos y a buen precio y si no sabes cómo combinar un pantalón de pana, ella tiene la respuesta.     Entre sus temáticas favoritas están los desfiles de moda y las colaboraciones entre firmas de lujo y de streetwear, pero lo que más disfruta es escribir sobre todas las tendencias de la generación Z imposibles de pronunciar. Se maneja con TikTok con gran fluidez y es capaz de bucear hasta las profundidades de la red social para dar con las últimas tendencias en moda masculina, como el bloke core, el gorpcore o las últimas marcas urbanas que lo van a "petar". Es decir, que si lo que quieres es estar al día de lo que pasa en el mundillo de la moda y que esta no te atropelle, es tu persona de confianza. Silvia se graduó en Periodismo en la Universidade de Santiago de Compostela en 2018, estudió un año de Erasmus en la University of Tampere, en Finlandia. Completó el Máster en Comunicación de Moda y el curso de Estilismo de Moda en el Instituto Europeo di Design de Madrid en 2019. Su trayectoria profesional la ha llevado a colaborar con medios como La Voz de Galicia, DAZN o Cosmopolitan.