Es uno de los gestos de belleza que más pereza da, sobre todo los fines de semana que se alargaaaaaan y que vuelves de marcha a las tantas. Pues, solo una recomendación si no quieres que te tu piel te la tenga guardada: no te resistas. En caso contrario, luego no te quejes si aparecen granitos, descamaciones, empiezan a salirte las primeras líneas debajo de los ojos, tienes la piel apagada…

Toma conciencia de que si te maquillas (y si no también) cada noche antes de acostarte y por la mañana tendrás que seguir estos pasos. No vale resolver con unas toallitas húmedas, pues ofrecen solo una limpieza superficial y están pensadas para emergencias. Pero tampoco necesitas aplicarte siete tratamientos e invertir una hora, como hacen las asiáticas.

La lección, en tres sencillas clases, es muy fácil. ¡Seguro que puedes aprenderla… y ponerla en práctica!

Paso 1. Empieza por desmaquillarte los ojos. Esta zona es extremadamente sensible, porque tiene una piel mucho más fina que en el resto de la cara y es pobre en glándulas sebáceas, por lo que hay que buscar fórmulas suaves y eficaces al mismo tiempo. Si llevas un maquillaje waterproof elige una solución oleosa, ya que tienen la propiedad de disolver los componentes de la pintura y eliminarla de una sola pasada.

Paso 2. Retirar con un desmaquillante el maquillaje o la suciedad depositada en los poros por la contaminación, el sudor y la grasa. Pero no vale cualquier producto. Elige según tu tipo de piel:

Seca. Opta por limpiador de base oleosa o una leche limpiadora, productos que no necesitan aclararse y, por tanto, no resecan. El objetivo es que no acabes con la cara acartonada y tirante, pues este tipo de pieles, al tener muy pocos lípidos, retienen peor la humedad.

Grasa. Acude a jabones y geles purificantes, pero evita restregar la piel para no extender el problema. Dado que este tipo de piel segrega mucho sebo y puede tener acné, precisa de fórmulas astringentes.

Mixta. Usa una solución que tenga agentes matificantes para la zona T, pero que sea suave para no deshidratar las mejillas, que es la zona que suele tener la piel normal o seca.

Sensible. Lo mejor es el agua micelar o una fórmula específica para pieles intolerantes, que no lleve jabones agresivos y que arrastre la suciedad sin agredir esta epidermis que tan fácilmente se irrita.

Paso 3. A continuación, aplícate el tónico. El objetivo no es solo refrescar la piel y retirar la sensación de grasa que dejan algunas fórmulas, sino acabar con los residuos de impurezas depositadas en la epidermis y equilibrar el pH. Selecciona tratamientos que respeten el pH de la piel (entre 4,7 y 5,7) y evita las fórmulas con alcohol, salvo que tengas la piel grasa o mixta (en este caso, aplícalo solo en la zona T). Si hay acné, entonces elige un tónico con un mayor contenido en alcohol y activos desinfectantes para contener la grasa, desinflamar las lesiones y calmar la piel.