Si el móvil se ha convertido ya en una extensión más de tu cuerpo y no puedes prescindir de la tablet ni cuando vas al baño, estás metida en un problema. Quizá todavía no tenga ningún efecto visible, pero dentro de unos años te arrepentirás de no haber utilizado más esa reliquia que es el teléfono fijo, haberte salido de algunos grupos de whatsapp y haber ido de compras más a menudo en lugar de hacer shopping online.

Estas herramientas tecnológicas, en apariencia inofensivas y –admitámoslo–, imprescindibles y superútiles pueden provocar graves daños colaterales en tu cuello. Tanto que hasta se habla ya del síndrome smartphone, porque al estar todo el día con la cabeza inclinada estás abonando el terreno para sufrir de forma prematura arrugas, doble mentón y papada.

Por si no lo sabías, la piel de esta zona del cuerpo de la que nunca nos acordamos, salvo que nos duela la garganta, posee menos glándulas sebáceas, tiene menos colágeno y elastina y una piel más fina. Conclusión: esas líneas que lo bordean (el llamado –y no justamente por su belleza– collar de Venus), en lugar de aparecer pasados los 40, empiezan a verse en chicas jóvenes, con los tejidos prematuramente distendidos y un aspecto envejecido.

Así que si no quieres lucir antes de tiempo un cuello más parecido al de una tortuga que al de un cisne, evita desde ya algunos gestos que afean tu belleza y que, además, acabarán generándote problemas de salud, como dolores de cabeza, vértigos y hasta lesiones. Aquí van unos consejos:

• Ponte el móvil a la altura de los ojos, no bajes la cabeza, aunque parezcas la persona más altiva del mundo (cuando miras la pantalla con una inclinación considerable del cuello estás poniendo sobre las cervicales una presión de 27 kilos).

• Limita el uso de estas maquinitas (según el informe La Sociedad de la Información en España, de la Fundación Telefónica, consultamos el móvil más de 150 veces al día). A partir de una hora, pongamos las 10 de la noche, sencillamente apágalos y desconecta.

• En tu ritual de belleza diario, no te quedes en la cara; extiende el tratamiento facial más allá de la mandíbula. En concreto, hasta el escote (este incluido).

• Antes de irte a la cama (todos los días) haz unos estiramientos de la zona cervical para destensarla y evitar contracturas.

Y si ya has pasado a la fase de tener que ponerle remedios profesionales a tu adicción al móvil, una buena solución para corregir arrugas y flacidez son las sesiones de mesoterapia con ácido hialurónico no reticulado para hidratar la piel y rellenar los surcos. En el caso de que el problema sea la papada lo mejor es acudir a un tratamiento de lipolaser para eliminar la grasa y tensar los tejidos.

¿Dejarás de estar hiperconectada ahora?