Los ‘realities’ destinados a encontrar pareja se han convertido en una mina de oro, y Netflix ha sabido explotar este formato llevando las fórmulas siempre un paso más allá. Si programas como ‘La isla de las tentaciones’ se han encargado no sólo de convertirse en los caramelos preferidos de la audiencia, sino también de ser alabados por quienes ven en ellos formatos que en un giro inesperado, sirven para empoderar a las mujeres, Netflix ha hecho de estos ‘shows’ lugares en los que en nombre de la ciencia, destruir parejas, consolidar o denunciar (he aquí el debate) comportamientos tóxicos y enganchar incluso a las celebridades más influyentes. ‘Love is blind’ ha cautivado a millones de personas hasta el punto de lograr con su segunda entrega tan éxito que sus creadores han dado forma ahora a ‘El ultimátum’. ¿Su mayor fan? La mismísima Kim Kardashian.

El estigma del ‘child free’

En este provocativo ‘reality’, las parejas ponen a prueba su amor cuando conocen a otros posibles pretendientes. El programa pierde la oportunidad de ahondar en temas tan peliagudos como el profundo debate que se abre en aquellas parejas en las que uno de los dos no quiere tener hijos. Es el caso de una de las parejas, en la que ella no quiere ser madre mientras que él no para de recordar a los participantes y a la audiencia lo importante que para él es la paternidad.

Seguimos anclados en una sociedad en la que el fenómeno de las no madres es siempre señalado, y el programa funciona como un microcosmos que refleja esta dinámica. No sólo son muchos los hombres que se encargan de decirle a Lauren que “le harán ver las bondades de la maternidad” (como si ella necesitara que un señor le explique sus supuestas ventajas), sino que en la reunión final (‘spoiler’ en 3,2,1…), ella dice que finalmente, ha accedido a tener “al menos” un hijo. “Lo que hay que analizar es si se trata de una persona manipulable, y si la elección es por miedo a la soledad o si simplemente, ha cambiado de opinión, algo totalmente loable”, comenta la psicóloga Marta de Prado García.

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Una de las parejas del programa tiene opiniones encontradas sobre tener o no hijos

Tras haber hablado con ella por primera vez durante unos minutos, uno de los participantes, Colby -que incluso le pregunta si alguna vez “superará” su posición respecto a la maternidad, como si fuera una enfermedad-, asegura haberse dado cuenta de que en realidad su compañera de programa, aunque todavía no lo sabe, quiere ser madre. “Sí, al final, cambié de opinión. Pero, ¿quién eres tú para decir que eso iba a pasar? En el futuro, muérdete la lengua. No digas ese tipo de cosas, porque haces que la gente se sienta menos válida. En lugar de intentar dar con una solución a su ‘problema’, escucha y atiende, porque no es un problema: es su futuro. Las mujeres no estamos aquí sólo para tener niños. No somos hornos”, señala.

La problemática del ‘gaslight’

El estigma de la mujer que no quiere tener hijos no es el único asunto delicado del ‘reality’. Cuando una de las participantes le echa en cara a su pareja que haya besado a otra mujer en una noche de fiesta y le haya comentado durante semanas que tiene una relación abierta, él se esfuerza por hacerle quedar como una desquiciada. Otra participante, al enfadarse con su novio por aparecer en casa a las ocho de la mañana completamente borracho tras haber discutido, es empujada por él a la habitación mientras ella intenta huir. ¿Ayuda este tipo de programas a señalar ‘red flags’ o tiene un efecto contrario? “No es beneficioso que veamos estos comportamientos en la pantalla, porque normalizan conductas que son abusivas, dañinas y violentas. Creo que si no va acompañado por una análisis exhaustivo llevado a cabo por un profesional, carece de objetividad y contribuye a que se banalice. Otra cosa sería que se pudiera realizar un análisis crítico de los contenidos detectando, señalando y visibilizando a estos comportamientos por profesionales expertos en la materia, pero esto no sucede”, advierte la Psicóloga experta en Violencia de Género, Mujer y Bienestar Emocional Bárbara Zorrilla Pantoja.

"Lo esencial es analizar las dinámicas relacionales de las parejas desde un punto de vista crítico"

Entonces, ¿qué les decimos a quienes se escudan en la ciencia y en que se trata de un mero experimento con el que comprender las relaciones sentimentales? “Para hacer un experimento en el que el resultado sea extrapolable, ha de haber un método concreto, no una pareja puntual escogida. Esto es un espectáculo. Para hablar de violencia hay que hablar de un desequilibrio de poder, de que hay un desbalance y un status quo que quiere obtener, y para ello utiliza el ‘gaslight’ y la violencia. Si esto existe en el programa, sería preocupante. Por eso, lo esencial es analizar las dinámicas relacionales de las parejas desde un punto de vista crítico, por parte de un profesional con perspectiva de género. Si los jóvenes toman estas relaciones como referentes, nos topamos con una situación peligrosa”, asegura Bárbara Zorrilla Pantoja. Marta de Prado García, autora de 'Cómo te relacionas en pareja', coincide en señalar la importancia de cómo se analiza lo que ocurre en la pequeña pantalla y en cómo puede afectar a los espectadores. “Si lo ve una mujer de 40 años que está sufriendo, pero que tiene una buena estructura hecha a nivel de tipo de relación, perfecto, pero si lo ve una persona de 15 años, puede normalizarlo. Es verdad que los indicadores de violencia que se dan en las relaciones de pareja, si están vistas desde una mirada que ayuda a pensar, puede dar una perspectiva positiva en cuanto al propio análisis de la relación, pero no vamos a negar que rara vez quien ve estos programas lo hace buscando un proceso interno de crecimiento personal”, señala.

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Imagen de ’El ultimátum’

Marta también subraya la importancia que los seres queridos tienen para abandonar dinámicas tóxicas. En el programa, una de las participantes tiene un grupo de amigas que cree que el novio es nocivo para ella, pues no solo la trata con superioridad, sino que justifica sus infidelidades alegando que la culpa es de ella. Sin embargo, no se separa de él pese a que su círculo cercano se muestra en claro desacuerdo.“Son procesos de tanta niebla emocional aunque parezca que han visto la neblina, pueden volver a recaer. Por eso hay que estar siempre cerca cuando la cabeza se nubla. Necesitan la luz antiniebla para tener la sensación de que hay personas cerca que pueden ayudar. El problema era la desesperanza que muestras tú, pero ese proceso psicológico de falta de pensamiento y de autoestima se va arrastrando, por lo que son muchas las veces las que hay que estar dando el mensaje para que lo vean finalmente con claridad. Ante la niebla emocional, necesitamos la línea blanca de la carretera que nos marque el camino, que son las personas que nos quieren y que tenemos cerca. Pese a la tendencia a querer alejarte de los tuyos, la raya blanca no se va, porque tu gente te dirá dónde está la trayectoria a seguir”, comenta.

¿Es el amor instantáneo?

Estos programas también ofrecen la idea de que el amor y el matrimonio son recetas mágicas que se consiguen en cuestión de días o semanas, por lo que la presión por encontrar pareja (por internet o en carne y hueso) puede instalarse en la audiencia. Por más que la segunda temporada de ‘Love is blind’ haya sido criticada por la edición a la que han sido sometidas las charlas de las parejas, algo de lo que se han dado cuenta diferentes cuentas de TikTok que analizan cómo de una frase a otra, los platos y las copas se llenan y vacían, la delgada línea entre la ficción y la realidad se borra con demasiada facilidad. Marta de Prado ahonda en cómo estos programas dan poco peso a las relaciones estables y seguras. “Parece que pudieran enamorarse en tres semanas y que eso es susceptible de poner fin a relaciones construidas a lo largo de años. No podemos olvidar que las primeras semanas de cualquier relación suelen ser maravillosas, pero luego todo se vuelve normal. ¿Por esa idealización de las primeras semanas queremos dar un giro radical a nuestra vida? Estamos manipulando lo que es una relación de pareja, en la que hay estabilidad y una mirada de futuro, un compromiso de permanencia… Ese es el problema, que da la sensación de que lo estable se rompe fácil. Parece que la solución siempre está en romper”.

Por supuesto, no queríamos terminar sin analizar si lanzar un ultimátum a tu pareja es buena idea. Los propios presentadores del programa, la conocida pareja formada por Vanessa Joy Lachey y Nick Lachey, han reconocido que hoy están juntos gracias a que la actriz y presentadora le dio uno a Nick. “Tras cinco años saliendo, me pregunté qué estábamos haciendo. Queríamos hijos, había remodelado su casa de soltero y vivíamos juntos. Quería saber hacia dónde nos dirigíamos. Rompimos y al mes fue él el que me dijo que quería volver. De hecho, fue quien propuso que fuéramos a terapia de pareja para asegurarnos de que nuestra relación fuera duradera”, ha explicado. “Los ultimátum no son para todas las parejas y su éxito depende de cómo los llevas a cabo. Cada uno ha de hacer lo que es bueno para sí mismo. Las parejas del programa, por supuesto, tenían sus propios problemas, pero es cierto que no todas las parejas necesitan pasar por algo así”, reconoce. Marta de Prado no cree que esa sea, ni mucho menos, la fórmula adecuada. “Ninguna pareja estable, tranquila y segura se metería ahí. ¿Quién quiere casarse y se va a un programa de ese tipo? Quien da un ultimátum se olvida de pensar en un proyecto común. El tema del matrimonio no es algo que salga a la luz a los cuatro años, sino que a los pocos meses de relación es algo sobre lo que ya se ha hablado… No es algo que se imponga, sino que hay que hablar de los objetivos de vida de la pareja, plantearle al otro qué le gustaría y respetar su decisión. Lo esencial es siempre tener una buena comunicación en pareja y tener claro el camino a seguir para evitar culpar al otro”, explica.

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Marita Alonso

Marita Alonso es experta en cultura pop y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos culturales desde una mirada feminista en la que la reflexión está siempre presente. No tiene miedo de darle una pincelada de humor a las tendencias que nos rodean e intenta que el lector ría y reflexione a partes iguales. Cuando escribe sobre relaciones, su objetivo es que la toxicidad desaparezca y que las parejas sean tan saludables como las recetas que intenta cocinar... Con dramáticos resultados, claro. Los fogones no son lo suyo.

Ha publicado dos libros ("Antimanual de autodestrucción amorosa" y "Si echas de menos el principio, vuelve a empezar") y colabora en diversos medios y programas de radio y televisión luchando por ver las cosas siempre de una manera diferente. Cree que la normalidad está sobrevalorada y por eso no teme buscar reacciones de sorpresa/shock mediante sus textos y/o declaraciones.

Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense, imparte master classes de cultura pop, estilo de vida y moda en diversas universidades. En Cosmopolitan, analiza tendencias, noticias y fenómenos desde un prisma empoderador.