Escribo este reportaje en primera persona porque soy una superviviente del cáncer de mama. En el libro ‘Te invito a un mojito’, la documentalista Mabel Lozano y yo contamos nuestra experiencia con esa enfermedad. Además, en él destacamos la importancia de un diagnóstico temprano que, literalmente, te puede salvar la vida. En el cáncer de mama, el principal factor de riesgo es ser mujer. Por eso es fundamental aprender a auto explorarte, saber los síntomas a los que debes estar atenta y qué pruebas pedir en caso de alerta.

Una de cada 8 mujeres españolas tendrá cáncer de mama en su vida, con una tasa de supervivencia a cinco años de más del 90 %. Según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), la edad recomendada para la edad para hacerse mamografías de cribado es a partir de los 45 años, aunque nuestra sanidad pública suele hacerlas a partir de los 50, excepto si hay síntomas o la paciente tiene antecedentes en madre y/o tías, abuelas. Pero, ¿qué pasa entre las más jóvenes?¿Qué hacer y qué no para prevenir el cáncer de mama?

La incidencia del cáncer de mama en mujeres menores de 40 años es del 7% y disminuye al 4% en edades inferiores a 35 años. Sin embargo, no podemos mirar hacia otro lado. Un estudio de la Universidad de Alcalá de Henares alerta de una incidencia cada vez mayor en la población femenina y de una cifra creciente en las jóvenes. En 2021 el cáncer de mama es ya el tumor más diagnosticado del mundo, superando por primera vez al de pulmón, según el Centro de Investigaciones sobre el cáncer (IARC).

Con los programas de cribado hay mayores oportunidades de detectar el cáncer de mama en estadios más tempranos, lo que aumenta las probabilidades de curación y, también, da la posibilidad de poder hacer una cirugía conservadora en la que se mantiene el pecho, e incluso poder evitar la quimioterapia. Un diagnóstico temprano proporciona un escenario mejor, aunque, claro, en el cáncer no hay escenario bueno. Sin embargo, las más jóvenes no entran en estos programas.

Mejor una ecografía de mama

En la mayoría de los casos, el diagnóstico de un posible cáncer de mama en mujeres menores de 40 años se realiza por la presencia de síntomas que alertan de un posible caso, ya sea debido a una auto exploración que te has hecho, o a que has notado que te sale liquido del pezón –telorragia–, o una hinchazón o un bulto inusual en tu pecho. Pero, ¿conviene pedir una mamografía cuanto antes?

joven haciéndose una mamografía
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Una joven haciéndose una mamografía.

"Mi opinión, y la de la Asociación de Medicina Interna Internacional, es que no se debe empezar con mamografías a edad temprana, si no hay síntomas de riesgo o antecendentes, ya que irradian a las mujeres. Es preferible una ecografía de mama o una resonancia", explica Carmen Valls Llobet, médica endocrina y autora de ‘Mujeres invisibles para la medicina’ (Capitán Swing), donde habla de los temas más relevantes de salud femenina. El libro es una pasada de interesante y, por supuesto, dedica buena parte al cáncer de mama.

"Eso sí, las mujeres jóvenes han de ser conscientes de los factores de riesgo para evitarlos en lo posible y trabajar la prevención", puntualiza la especialista, que apuesta por atender personalmente a las personas según el riesgo que tengan. Algo que ya se hace en países como Suiza, donde ya no hacen mamografías por protocolo.

Factores de riesgo en jóvenes

El primer factor de riesgo en las chicas jóvenes es tener muchos estrógenos, señala Carme Valls Llobet. "Eso se nota si tienes una menstruación muy abundante, con pérdidas superiores a 80 centímetros cúbicos por mes y a veces con pérdida de coágulos. En este tipo de menstruaciones, que son mayoritarias entre las mujeres españolas, se ha de vigilar individualmente a las mujeres", explica la médica, que sugiere pedir analíticas para controlar el nivel de estrógenos en tu cuerpo.

Otros factores de riesgo que destaca la endocrina, además del tabaco, el alcohol, la obesidad y la vida sedentaria, es tener situaciones de estrés intenso o a la administración de anticonceptivos hormonales más de cinco años antes de tener un primer hijo. "De todo esto hay pruebas científicas", subraya, "como también las hay del trabajo en turnos nocturnos como otro factor de riesgo".

Los turnos de noche son un factor de riesgo porque alteran la melatonina, la hormona del sueño. Así, Valls Llobet cuenta que en Dinamarca han empezado a indemnizan a las mujeres que han tenido cáncer de mama y habían trabajado en turno de noche. "Lo consideran una enfermedad laboral porque ya han visto confirmada la relación que hay entre nocturnidad y cáncer de mama", explica la médica.

médica en turno de noche
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Los turnos nocturnos laborales aumentan en un 48% el riesgo de las mujeres a desarrollar cáncer de mama. Las profesiones más afectadas son las sanitarias.

Las mujeres que trabajan en turnos nocturnos incrementan en un 48% el riesgo de desarrollar cáncer de mama y una de las las profesiones más afectadas son las sanitarias. Por el contrario, "dormir bien es un factor de protección para el cáncer de mama, igual que el ejercicio suave cada día, sin machacarse", recomienda Valls Llobet como prevención.

Según un estudio realizado en Noruega y publicado en la revista científica Mujeres y Salud,
las mujeres que hacen ejercicio suave cinco horas semanales
, "repartidas como ellas quieran", apunta Valls Llobet, tienen un 75% menos de riesgo de tener un cáncer de mama. Por eso, la médica anima a minimizar los factores de riesgo. "No se trata de ir super angustiadas, sino de saberlo y de prevenir en lo posible, estar atenta a tu cuerpo y cuidarlo", recomienda.

La importancia del diagnóstico temprano

En mi caso, casi tuve que suplicar que me hicieran una prueba. Dos años antes, mi hermana pequeña había pasado por un cáncer de mama y, ella y mi novio no paraban de decirme que pidiera una mamografía. Cuando al fin me la hicieron, no se veía nada. Pero, al hacerme una ecografía de mama de referencia, saltaron todas las alarmas. “¿Podemos hacerte una biopsia?”, me preguntó la médica, que no paraba de dar vueltas en mi teta izquierda con el ecógrafo. «No me gusta lo que veo», dijo.

examen médico
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Ese momento en el que una médica te empieza a mirar una y otra vez el pecho hasta que te pregunta: ¿Puedo hacerte una biopsia? Y, de repente, te empiezas a preocupar más que en toda tu vida.

Me quedé helada. Desde los 24 años, voy a revisiones periódicas porque tengo mamas fibroquísticas –con bultitos–. Pero esas mismas palabras le dijeron dos años antes a mi hermana, Gema. Y tuvo cáncer. Una semana después, me confirmaron que tenía un tumor maligno. De primeras, el bajonazo es brutal. Y el miedo.

Al cogerlo tan a tiempo, de tamaño guisante, mi escenario era esperanzador. Me operaron y sólo me tocó radioterapia, –la 'quimio' es MUY dura–. De ahí surgió ‘Te invito a un mojito’ (Catedral) la guía que he escrito con la directora de documentales y activista Mabel Lozano para ayudar a otras mujeres que pasan por esta enfermedad.

Primos hermanos

Al acabar mi tratamiento, publiqué en Instagram que estaba bien y, sobre todo, avisé que mi tumor sólo se veía en la ecografía, no en la mamografía. Al día siguiente me llamó la directora de documentales y ganadora de un Goya (me encanta escribir eso), Mabel Lozano. La había entrevistado hacía unos días y flipó con mi noticia. Tras asegurarle que estaba sana cual manzana, la animé a hacerse una revisión.

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Al colgar, Mabel se tocó las tetas y notó un bulto raro. Ella también, maldita sea, tenía un carcinoma. Desde entonces, no dejamos de hablar. Su oncólogo dice que su tumor y el mío son primos hermanos, pero a ella la operación y la radio le tocaron con el país confinado. O sea, sola siempre. Yo le contaba lo que me había aprendido de mi hermana y de mi experiencia propia.

Toma nuestra mano

De esas charlas, a Mabel se le ocurrió escribir juntas un libro para contar desde cómo son las pruebas que te hacen, al mejor sujetador –y más barato– tras la cirugía. Cuando ella se operó, el anestesista le dijo de coña que la invitaba a un mojito. Nuestra guía sobre el cáncer de mama se llama así, 'Te invito a un mojito', y en ella contamos hasta lo más íntimo y damos consejos como a una amiga.

te invito a un mojito
D.R.
El libro ’Te invito a un mojito’, de Mabel Lozano y Paka Díaz.

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Nuestra idea es coger de la mano a la lectora, con sororidad, como mi hermana hizo conmigo y yo con Mabel. Y denunciar la necesidad de una mayor perspectiva de género en la medicina, que a veces en vez de escucharte, solo quieren mandarte pastillas para la ansiedad. O cuestionar que no puedas mostrar tu tetilla frankenstein en tus redes sociales, ya que los pezones femeninos están tan sexualizados que no vaya a ser que alguien se desmaye.

También hablamos de la dictadura del positivismo –a ningún paciente de neumonía se le pide que sonría, a los oncológicos, sí–, y de cómo apoyar a alguien con cáncer. Un tip: si necesita llorar, no pasa nada, le abrazas y que saque su pena o rabia, que da mucha. En mi caso, mi chico demostró que un hombre también puede ser el mejor cuidador, y mi familia y BBF estuvieron siempre a mi lado. ¡Os amo!

Ocúpate de ti

Mabel suele citar una frase de Sandra Ibarra: «No te preocupes del cáncer, pero ocúpate». La presidenta de la Fundación Sandra Ibarra –de quien somos muy fans– quiere decir que no vivas agobiada, pero cuídate: baja el estrés, come sano y haz deporte. Nosotras seguimos intentando concienciar en lo posible, como con la campaña Ni Vencedoras ni vencidas, –ella la dirigió, yo hice el guion–, para contar la realidad del cáncer de mama metastásico.

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A la actriz Miranda McKeon, de la serie ’Anne with an E’, de Netflix, le han detectado un cáncer de mama a los 19 años. En la foto, participando en una campaña para concienciar.

La prevalencia del cáncer de mama es menor en las mujeres jóvenes, pero ocurre. A la actriz Miranda McKeon, una de las archienemigas de la prota en la serie 'Anne with an E', de Netflix, le han detectado un cáncer de mama a los 19 años. Así que no esperes más, pon ahora mismo una alarma mensual en el móvil para revisarte el pecho. Un diagnóstico temprano ayuda a que el camino sea lo menos duro posible. Te lo digo por experiencia propia, amiga.

APRENDE A PALPARTE

Como los cribados suelen hacerse a partir de los 50 años, que sepas detectar bultos en tu pecho es clave. Te enseñamos cómo.

autoexploración de mama
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Aprender a palparte es fundamental para detectar cualquier cambio sospechoso en tu pecho.

Revisa el exterior Frente al espejo, con hombros rectos y brazos pegados al cuerpo, mira tus mamas. Avisa al médico si ves hoyuelos o bultos, si sale liquido del pezón o lo notas hundido, o si hay enrojecimiento, dolor, sarpullido o inflamación. Luego, con los brazos hacia arriba, repite la exploración.

A cortar el césped Tumbada, revisa tu pecho izquierdo con la mano derecha, y viceversa, con movimientos circulares tamaño una moneda, de la clavícula a la parte superior del abdomen, y de la axila al escote. Un tip: hazlo como si cortaras un césped imaginario en tu teta, de arriba abajo, hasta cubrir toda la zona.

Húmeda, mejor Haz lo mismo, de pie. Muchas prefieren hacerlo en la ducha, con la piel mojada y resbaladiza.