Hoy por hoy, es muy probable que conozcas a más de una mujer que ha pasado por el trago de lidiar con un cáncer de mama. Y con la quimio o la radioterapia. En algunos casos, además, se habrán tenido que enfrentar a una mastectomía y/o a un implante mamario... o dos. Muchas habrán perdido su cabello (y sus cejas y pestañas), y la inmensa mayoría habrá vivido su día a día con picores en la piel y en la vagina, ardor en las plantas de las manos y los pies y el susto y la incertidumbre de no saber cuándo recuperarán su bienestar.

"El cáncer de mama supone un fortísimo impacto en la vida de la mujer que recibe el diagnóstico, no solo en la parte médica, sino también en otras esferas de su vida como la laboral, la económica, la familiar, la social...", dice Vanesa Jorge, responsable de atención psicosocial de la AECC (Asociación Española contra el Cáncer). Este impacto, sea el cáncer de la naturaleza que sea, es tan fuerte que muchas mujeres llegan a sentirse culpables por interesarse en qué va a pasar con su melena, su piel, sus cejas, sus uñas, su bienestar físico.

Visibilizar el cáncer y sus efectos secundarios, así como la divulgación del trabajo de muchos profesionales y entidades que se dedican a aliviar todos estos síntomas, se lo ha puesto menos difícil a todas las mujeres que salen angustiadas de la consulta médica con la noticia que nunca hubieran querido escuchar. "Por eso trabajamos también con la parte psicológica haciéndoles ver que por supuesto que la preocupación por la caída del cabello, los cambios que sufre la piel y las consecuencias sobre su imagen es algo muy muy importante. Todos estos cambios les pone de frente con la enfermedad y les puede hacer sentir aun peor. De este modo, ayudamos a que tengan una mayor calidad de vida y se sientan mejor", redunda Vanesa Jorge.

Una media de 15 mujeres cruzan cada día el umbral del salón de peluquería de Ángela Navarro, lugar de referencia en cuidados estéticos a pacientes en tratamiento oncológico. Ángela, que fue la responsable, junto a su equipo, de la imagen de la Pasarela Cibeles (lo que hoy es la Mercedes Benz Fashion Week Madrid) en los 80 y 90, dejó camerinos y bambalinas para dedicar su vida a aliviar la piel, el cuero cabelludo y el alma de pacientes en tratamiento contra el cáncer, además de seguir con su salón de peluquería en el que atiende a sus fieles clientas, algunas desde hace más de 40 años.

"Algunas se estrenan buscándonos porque acaban de ser diagnosticadas de uno (de cualquier tipo, no solo de mama) y buscan ayuda para saber cómo les va a afectar el tratamiento que van a iniciar a su bienestar dermatológico y capilar. Otras son clientas que acaban de recibir la noticia de su médico", explica Ana Guerrero, responsable de atención al paciente oncológico de Ángela Navarro. "Otro grupo vienen a su cita como parte de nuestros procesos de acompañamiento. Otras vienen a probarse sus nuevas pelucas, otras a raparse la cabeza o a cortar su cabello antes de que empiece a caer... El día a día en nuestro salón es así. "Un 70% de nuestros servicios tienen que ver con el acompañamiento paralelo al tratamiento oncológico", cuenta Ana.

Paralelamente a este acompañamiento, y como consecuencia de este trabajo, Ángela Navarro lanzó hace ya 30 años su propia línea cosmética, Adapta, precisamente para aliviar la piel y el cuero cabelludo de pacientes en tratamiento oncológico. "Son productos extremadamente suaves y respetuosos con las necesidades de estas pieles que, fundamentalmente, necesitan calma y alivio, por eso no llevan perfumes, son veganos, y su pH es neutro, explica Ángela.

También para María Unceta, farmacéutica y fundadora de los laboratorios María D'Uol en Vitoria hace ahora 30 años, las consultas telefónicas de pacientes angustiadas es su día a día. "Creo que hacemos una labor maravillosa, es muy enriquecedor cuando el propósito de tu vida es cuidar a las personas", relata María.

Las pacientes salen abrumadas de la consulta, tienen mucha información: los informes médicos por un lado, y los posibles efectos secundarios del tratamiento, por otro. "Entre una cosa y otra, el tratamiento se puede alargar de 12 a 15 meses; nosotras recomendamos que lo vivan tranquilas y que sepan que lo más importante es su calidad de vida... Al fin y al cabo, lo más importante que no te pique la piel y que puedas dormir", dice Unceta.

"Tengo en mi cabeza a todas las personas que nos han consultado. Cuando llaman, están muy asustadas, y al acabar se quedan tranquilas porque les aportamos tranquilidad y les quitamos incertidumbre: saben que voy a estar acompañándolas. Son personas a las que se les ha caído el mundo de la noche a la mañana, y están agradecidas de que haya personas que dedicamos nuestra vida a mejorar la suya", termina María.

Tratamientos y sus efectos secundarios

Cirugía

A veces, el tratamiento comienza con una cirugía que elimine el tumor para después iniciar un proceso de quimio o radioterapia, así que la paciente se puede enfrentar a una cicatriz. "Hay que cuidarla y prestarle atención. Es más, desde el momento en el que se te diagnostica un cáncer, ya hay que empezar a tratar la piel, porque tanto la cicatrización de una posible cicatriz como el estado general de la piel va a ser mucho mejor. Los mejores activos en este sentido son la centella asiática y la caléndula, según apunta María.

Quimioterapia

Da igual si es en pastillas o química. El primer efecto es una serosis (sequedad) extrema. Te pica, te rascas y te puedes hacer heridas. Es importantísimo hidratar la piel con un producto que incluya una parte oleosa importante, por ejemplo, con emulsiones. Se trata de que, al acabar el tratamiento, la piel esté igual que la tienes hoy. La segunda consecuencia es el eritema palmoplantar, un síndrome mano-pie que produce ardor, dolor, y que te puede incluso imposibilitar caminar. Manteca de karité, aceite de pepita de uva (polifenoles), aceite de rosa mosqueta, manzanilla... son sus aliados. Las uñas son otras de las grandes damnificadas, con propensión a hongos e infecciones.

Radioterapia

El efecto es el eritema, como si te hubieras quemado la piel por el sol. Existen diferentes grados de esta radiodermitis, y lo interesante es que, con un buen tratamiento, se quede en 0 ó en 1. "Aquí sí que hay que hidratar con productos acuosos, porque no te interesa tener aceitosa la piel", aconseja María Unceta. "Ahora estamos empezando a tratar el microbioma de la piel. Tenemos un ensayo clínico con el Hospital Gómez Ulla sobre el efecto de los probióticos sobre la piel que es una joya", detalla María.

La pérdida de cabello, el caballo de batalla

Y entre los efectos generales a cualquiera de los tratamientos, aunque por supuesto ningún paciente es igual, está la pérdida de cabello, por lo que es importante cuidar un cuero cabelludo que está perdiendo su cabello porque, además, se convierte en una piel totalmente expuesta por primera vez. La piel duele y pica.

"La pérdida de pelo es uno de los asuntos que más preocupa a las mujeres a las que acaban de diagnosticar un cáncer. En Ángela Navarro les prescribimos, en primer lugar, unas ampollas para revitalizar el cabello. Si ellas así lo quieren, lo cortamos para que el efecto físico y moral de la caída en un cabello más largo sea menos traumático. Y a veces lo cortamos con el fin de obtener extensiones de su propio pelo para confeccionarles contornos postizos y que se reconozcan en el espejo cuando llegue el momento (no en todos los casos es igual) de pasar al pañuelo o el turbante, como alternativa a la peluca. Pero, ante todo, la esencia de nuestro trabajo es tratar de conseguir que, hasta que ellas no lo tengan claro, no se precipiten ni tomen ninguna decisión", cuenta Ana Guerrero.

En Ángela Navarro, a través de su Fundación (FAN), cuentan con un depósito de unas 200 pelucas, la mayoría de ellas donadas por clientas individuales que pasaron por este proceso, pero también por la AECC, cuyo banco de pelucas también gestionan. Todos los meses la AECC les envía unas 40 pelucas para lavar y/o restaurar.

Cosmética que alivia

Activos fitocosméticos que calman con aceites nutritivos para dar confort a la piel son los ingredientes de una cosmética suave y sin aditivos ni perfumes cuyo eje está en dar paz a la piel.

Tónico de Agua Termal, de Ángela Navarro

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14 € en angelanavarro.com
Crédito: Ángela Navarro

Radio Skin Lotion, de María D'Uol

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Crédito: María D'Uol

Aceite Integral Pieles Sensibles y Oncología, de Viventie

Aceite Integral Pieles Sensibles y Oncología, de Viventie
Crédito: Viventie

toleriane Esmalte protector de uñas Toleriane, de La Roche-Posay

Esmalte protector de uñas Toleriane, de La Roche-Posay
Crédito: La Roche-Posay

Headshot of Amelia Larrañaga
Amelia Larrañaga

Periodista especializada en belleza, bienestar y estilo de vida desde hace más de 25 años. Desde que se licenció en Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, ha escrito para medios como Elle, Vogue, Woman, Yo Dona, Mujer Hoy, Elle Gourmet o Harper’s Bazaar.  Dentro del mundo de la belleza, es experta en peinados, cortes de pelo y cabello en general (en una alfombra roja, no se le escapa el más discreto de los postizos ni el más escondido de los trucos) y lo sabe todo acerca de color y las últimas tendencias capilares, gracias a que se tituló en Peluquería en la Academia Guallar de San Sebastián mucho antes de estudiar periodismo.  Si no hubiera sido reportera, le hubiera gustado ser antropóloga o socióloga, por eso disfruta como una niña con ensayos que le ayuden a entender mejor al ser humano y su conducta, individual y en masa, o entrevistando a los expertos para sus artículos sobre psicología y tendencias sociales. Probadora profesional de experiencias, es capaz de sumarse a cualquiera de sus valientes retos “30 días sin…” para luego contar cómo es transitar durante un mes fuera de su zona de confort.