A día de hoy, muchas mujeres no se reconocen como feministas. Lo vemos, sobre todo, a través de los altavoces que ostentan dichas mujeres en puestos de poder y responsabilidad y lo han dejado plasmado en su discurso en algún momento. Lo curioso del asunto, es que estas mismas mujeres tienen un cargo conseguido gracias a su esfuerzo, pero también por razones históricas derivadas del feminismo.

Si una mujer puede hoy trabajar y llegar a dirigir equipos, empresas y países es gracias al feminismo, gracias a la valentía de otras mujeres, que reivindicaron el rol de hijas, madres y cuidadoras que la sociedad nos impuso pero que también lo pusieron de manifiesto para deshacerse de él. La evolución de esa lucha –que, entre otros triunfos, supone que hoy también podamos votar, conducir, administrar nuestro dinero y comprarnos propiedades a nuestro nombre sin necesidad de que un padre o un marido nos den el visto bueno (ni hablemos de la posibilidad del matrimonio entre dos mujeres...)– ha conseguido llevarnos hoy a un punto más avanzado. Tristemente, aún en batalla para conseguir una equidad que no existe, debido a la brecha salarial, el techo de cristal, la violencia de género y otras tantas lacras sociales.

Por todo este escenario (y por la facilidad que nos brinda la era de Internet para conocer todo lo que el feminismo ha hecho por las mujeres y por los hombres), es curioso que haya mujeres que aún tengan discursos que 'chirrían' tanto, como los que giran en torno a las frases: "ni machismo ni feminismo, igualdad", "pues en mi casa no hubo machismo" o "lo que pasaba antes ya no pasa ahora". ¿Quizá denota desinformación?

¿Por qué hay mujeres que no se denominan feministas?

Cada mujer es un universo. Todas hemos recibido a lo largo de nuestra vida diferentes educaciones, nos hemos expuesto a múltiples estímulos y hemos evolucionado y aprendido de nuestra propia experiencia.

La conocida artista y activista Helena Sotoca, de @femme.sapiens, opina: "Yo creo que las pocas mujeres no feministas que conozco se pueden dividir en tres circunstancias. La primera, que no tengan claro lo que es el feminismo; es decir, que aún tengan la creencia que es lo contrario al machismo, en lugar de saber que es un movimiento que busca la igualdad de todas las personas con independencia de su sexo. Otra circunstancia que también he visto mucho es la de mujeres que han crecido en ambientes misóginos y retrógrados con convicciones políticas y/o religiosas muy fuertes. Finalmente, en cuanto a la tercera circunstancia —que en ocasiones coincide con la segunda, aunque no tiene por qué ser así—, me vienen a la cabeza mujeres que ostentan privilegios que normalmente las mujeres no tienen. Así, creen que su situación es extensible a todas las demás. Por ejemplo, si yo soy jefa de una empresa, significa que todas las mujeres pueden serlo, por lo que el feminismo no es necesario".

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Por su parte, Andrea Savall, creadora del 'fanzine' 'Girls from today' y fotógrafa de moda, añade una reflexión: "Ser feminista te libera, sí, pero también es algo difícil. Darte cuenta de que tú también eres y has sido machista en muchas ocasiones es algo que no todo el mundo está dispuesto a asumir. Ser feminista te agota, se te cansa la vista de ver tantas cosas a través de las gafas violeta", confiesa.

Ser feminista te libera, pero también es algo difícil

"A veces, el cerebro echa humo por tantas preguntas que le puedes hacer al día. '¿Depilarte o no depilarte? Y si lo haces, ¿por qué lo haces?'. Y también es muy fácil ser no feminista a veces, aunque nos duela reconocerlo, por tener 'miedo' de no gustarles a ellos. Yo fui esa persona. Tenía miedo de quedar como la cansina, ser la rara. ¿Quedarme sola? Pero bueno, sea como sea, vivir es mirar hacia delante, y delate de mí solo veo posible el feminismo", concluye.

En cualquier caso, en 2022 y a estas alturas de la conversación, informarse es más fácil que nunca. Si hay mujeres (y hombres) que no se denominan feministas están en su derecho –¡más faltaría!–, pero sería interesante que se pudiera generar un debate desde la información, la empatía y la memoria histórica, ¿no?