En tiempos de inflación y con los alquileres por las nubes, no nos extraña que cada vez te cueste más ahorrar. Pero, más allá de los grandes gastos fijos que no puedes atajar, sí puedes poner fin a esos desembolsos que aparentemente son útiles, pero que en realidad no te sirven para nada y que cada mes se llevan una parte importante de tu presupuesto.

Son los conocidos como 'gastos vampiro'. Se trata de todos esos desembolsos que son recurrentes, pero suelen pasar desapercibidos en tu día a día. Habitualmente, no los tienes controlados en tu lista de gastos fijos, aunque la mayoría sí se te cobran periódicamente porque tienen una facturación automática. Y la buena noticia es que puedes evitar muchos de ellos.

Se les llama así porque, como explican desde Instituto Santalucía, "succionan lentamente los recursos financieros sin que uno se dé cuenta". Básicamente, como un vampiro con sus víctimas.

Y es que una gota en un océano es insignificante, pero no en un vaso de agua. De la misma forma, los 'gastos vampiro' pueden parecerte inofensivos por representar importes no demasiado grandes, pero lo cierto es que se llevan una parte importante de tus ingresos sin que te des prácticamente cuenta.

'Hormiga' vs. 'vampiro'

No hay que confundir los 'gastos hormiga' con los 'gastos vampiro'. Ambos comparten su carácter 'silencioso' o 'inofensivo', pero, como explican desde la plataforma especializada en ahorro Raisin, "los primeros son gastos pequeños, evitables y ocasionales, mientras que los segundos son fijos, de cuantías más elevadas y no siempre son evitables".

Los 'vampiro' "son gastos fijos, por tanto, los tienes cada cierto tiempo, aunque no sueles ser consciente de ello. Algunos son necesarios, es decir, no los puedes eludir porque no son un capricho. Otros sí puedes evitarlos", apuntan desde la plataforma.

Yendo a casos prácticos, entre los 'gastos hormiga' podríamos encontrar ese café que te tomas en la oficina sólo por socializar, esa chocolatina que se te antoja cuando vas al súper, ese taxi que cogiste por salir tarde de casa… Son totalmente evitables y llegan de vez en cuando, no tienen una periodicidad concreta.

Los 'gastos vampiro', sin embargo, suelen ser de importes superiores que sí te duelen cuanto se cargan en tu cuenta y no siempre se pueden eliminar. Estos son algunos ejemplos de 'gastos vampiro' según los expertos de Raisin y del Instituto Santalucía:

  • Suscripciones anuales a servicios que no utilizas.
  • Tarifas de suministros demasiado caras.
  • Averías y reparaciones del coche, la casa o pequeños electrodomésticos.
  • Revisiones de suministros, como el gas. Un ejemplo de 'gasto vampiro' casi imposible de eliminar.
  • Comisiones bancarias o de otro tipo.
  • Seguros duplicados.
  • Servicios contratados por intermediarios de los que no eres consciente.

Consejos para evitar los ‘gastos vampiro’

Es más que habitual contratar tarifas anuales en lugar de mensuales para ahorrar dinero, pero, ¿realmente utilizas esos servicios? Aquí tienes una serie de recomendaciones de estos expertos para poner sensatez a tus gastos y evitar que desangren tu presupuesto.

  1. Analiza qué necesitas y qué no. Las plataformas de 'streaming', la cuota anual del gimnasio, el servicio de mantenimiento de algún suministro… Replantéate si de verdad estás utilizando todos esos servicios o simplemente sigues pagándolos por tradición o por dejadez.
  2. Elimina los gastos innecesarios. Si descubres que estás pagando por cosas que no usas, corta de raíz y date de baja en esos servicios.
  3. Compara precios. No te quedes con una determinada tarifa de luz, gas o telefonía porque la hayas tenido toda la vida. Compara con otras compañías e igual te llevas una sorpresa al ver que podrías pagar mucho menos.
  4. Cada gota cuenta. ¿Tienes un grifo estropeado que gotea constantemente? Ahí tienes una metáfora convertida en realidad. Esa pérdida de agua te está minando el presupuesto sin que te des cuenta, así que arréglalo y evita perder dinero.
  5. Ponte metas de ahorro. No hay mayor motivación para reducir todos estos gastos que ponerte un objetivo de ahorro y cumplirlo.
  6. Planifica tu presupuesto. Una vez que cuentas con una meta de ahorro, puedes establecer un presupuesto general para tus gastos y ahorros. Y lo más importante es seguirlo a rajatabla.