Pss, pss, hay una nueva tendencia de belleza que nos gusta especialmente y no es el 'skinimalismo'. Se llama ‘by products’ (subproductos, en español) y son los cosméticos que se fabrican a partir de ingredientes de desecho, que han pasado del cubo de la basura de algunas fábricas a convertirse en los protagonistas de las formulaciones ‘beauty’ más sostenibles. “Desde hace unos años la mayoría de la industria cosmética produce referencias a partir de desechos, ya sea completa o parcialmente. De esta manera se consigue aprovechar sustancias de gran eficacia cosmética, mientras se beneficia al sector y a la naturaleza con una propuesta cada vez más concienciada”, comenta Raquel González, directora general de Perricone MD España.

“En la próxima década tendremos más en consideración qué es lo que compramos, invirtiendo en productos de alta calidad y alto rendimiento, y reutilizando y reciclando, siempre que sea posible. Los consumidores se liberarán del control de los ‘influencers’ de las redes sociales y la responsabilidad volverá a la marca”, predice Sharon Kwek, directora asociada de Beauty & Personal Care de la consultora Mintel. De ahí que la industria de la belleza utilice “las propias fibras de los espárragos o los aceites refinados para extraer de ellos ingredientes en sí, así como los restos de casquería para realizar las propias pruebas de sensibilidad o eficacia de un producto”, detalla González. Una filosofía de aprovechamiento de lo más ‘eco-friendly’.

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También conocida como belleza ‘upcycling’ o ‘zero-waste’ –aquí no hablamos de los envases reciclados, sino de lo que hay dentro de los productos en sí– el concepto de ‘by products’ comenzó en 2016, pero es ahora cuando está ganando más impulso que nunca. “Hace unos años las primeras marcas hablaban de estos conceptos, pero es ahora cuando el consumidor está más informado y concienciado que nunca. Y todos estos valores ya no son una opción, sino que para las marcas son un ‘must’. No vale que sean fórmulas naturales, veganas y sostenibles, sino que también es muy importante que aporten un valor real”, argumenta Laura Viñeta, Insights & Innovation Manager de la nueva marca (Re)Herm.

Durante décadas la industria ha estado desechando las sobras y los restos de los procesos de fabricación (cosmética o no) que se limitaban a tirar al cubo de la basura sin contemplaciones. De hecho, las cifras son bastante impactantes: cada año se desaprovechan alrededor de 1.300 millones de toneladas de alimentos –aproximadamente un tercio de todo lo que se produce a nivel mundial–, según datos de la Agencia de Protección Ambiental de Reino Unido. Y la Comisión Europea calcula que solo en la UE se desperdician anualmente 90 millones de toneladas de alimentos o 180 kilos por persona. Esto equivale a una enorme huella de carbono y cantidad de agua que se necesita para hacer crecer, recolectar, empaquetar y transportar alimentos que ni siquiera llegamos a comer. A lo que hay que añadir la liberación de gases de efecto invernadero a medida que estos alimentos malgastados se descomponen en el vertedero. Así que la próxima vez que vayas al supermercado igual debes pensarte dos veces qué vas a comprar para evitar tirar comida después.

Por suerte cada vez son más las firmas de belleza que incluyen ‘by products’ en sus formulaciones. The Body Shop, por ejemplo, reutiliza las almendras rotas de algunas plantaciones para su gama Almond Milk & Honey, y sus líneas Carrot y Banana están elaboradas con zanahorias y plátanos que no han pasado los cánones de belleza necesarios para ser vendidos en una frutería o en una gran superficie. La recién llegada al mercado, (Re)Herm, obtiene el activo hidratante propanediol de un subproducto de rechazo del aceite de palma RSPO (Certified Sustainable Palm Oil) y las enzimas de granada exfoliantes de la pulpa desechada de esta fruta. Y Lanolips toma lanolina de la industria de la cría de ovejas de Australia para añadir propiedades hidratantes a sus bálsamos de labios y ungüentos multiusos.

Cosméticos buenos para el planeta y para tu piel

El objetivo es llevar el movimiento ‘zero waste’ al siguiente nivel, fabricando productos de belleza que también sean respetuosos con la piel, sin dejar de ser realmente eficaces. Se trata de un consumo más circular en el que en las formulaciones cosméticas se sustituyan ingredientes nuevos por otros obtenidos de productos de desecho.

Es cierto que ahora somos más conscientes de la necesidad de un mundo más sostenible, por lo que cada vez más personas reciclan los envases de plástico, muchas son las marcas capilares que ofrecen botellas rellenables para el champú o el acondicionador, y las grandes compañías ‘beauty’ se están comprometiendo a cuidar más activamente del medioambiente. Y comprar cosméticos que utilizan ingredientes de desechos reciclados es la forma más fácil de cerrar el círculo de compromiso con el Planeta; pues, aparte de los beneficios de sostenibilidad más obvios, el uso de ‘by products’ o subproductos en nuestras rutinas de belleza también tiene un efecto positivo en nuestra economía –se crea una comunidad colaborativa entre industrias– y en el bienestar de la Tierra.

Los ‘by products’ más populares

  • Cera de grano spent. “Casi nadie sabe que se trata de un preciado activo cosmético, pero tiene un altísimo contenido en ácido linoleico y es compatible con la delicada composición de la epidermis. Es un residuo ceroso que desprende el grano de cebada germinada (la malta) al lavarlo antes de procesarlo en la industria alimentaria y que antes se barría y tiraba a la basura en las plantas de producción de cerveza”, explica Pedro Catalá, cosmetólogo, doctor en Farmacia y fundador de Twelve Beauty.
  • Macalina. Extraído directamente de las hojas de maca, es un activo sin desperdicio, ya que se utiliza la totalidad de la planta. “Resulta estupendo como lipolítico, drenante y reafirmante. Además, no genera residuos, por lo que forma parte de las opciones ecológicas”, aclara Paola Gugliotta, fundadora de Sepai, máster en Dermocosmética y postgrado en Genética e Inmunología por Harvard.
  • Hidrolatos. “Son el subproducto de la obtención de aceites esenciales por destilación. Ese sobrante resultante está compuesto básicamente de agua y una capa de aceite esencial y oligoelementos, que normalmente se separa. Es decir, que con una destilación, se obtienen dos productos: el aceite esencial y el hidrolato que contiene micropartículas de aceite esencial en suspensión”, aclara Guggliotta. Los más utilizados son los de aciano, rosa, azahar, hamamelis, lavanda, manzanilla, rosa y romero y, a diferencia de los aceites esenciales, son aptos para su uso en pieles de mujeres embarazadas.
  • Agua de oliva. Es otro ingrediente residual que ha demostrado una gran eficacia cosmética: “Un reciente estudio realizado por una prestigiosa Universidad en la Toscana ha identificado un elevado contenido en polifenoles en las aguas residuales que quedan después de lavar las aceitunas y antes de pasar al prensado para la extracción de su aceite. Este sobrante resulta excelente como antioxidante”, señala Catalá.