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Corrector, base de maquillaje, polvos compactos... contamos con una gran cantidad de productos de belleza para conseguir el efecto de una piel jugosa, luminosa y joven. Sin embargo, a menudo olvidamos que la técnica y el color son dos factores fundamentales, y si no los aplicamos correctamente, podemos conseguir el efecto contrario al que queremos. Hablamos del famoso maquillaje 'baking' y cómo debemos aplicarlo para no echarnos años encima.
Los polvos, además de sellar el maquillaje para que dure todo el día, dan un aspecto sedoso y aterciopelado a la piel, pero la forma en la que aplicamos este producto, es fundamental para que el acabado sea el deseado.
¿Qué es el 'baking' y qué aporta a nuestra piel?
El maquillaje 'baking' se trata de una técnica que disimula las líneas finas y las imperfecciones, creando un efecto satinado y una piel mate. Se utiliza para fijar la base y crear un acabado impecable, especialmente en la zona de debajo de los ojos y en la zona de debajo de los pómulos. El término 'baking' (en español hornear) proviene de la idea de dejar que el calor del cuerpo 'cocine' o fije el maquillaje.
Esta técnica es un poco pesada para el día a día, pero es muy utilizada por los maquilladores cuando quieren un acabado de alta definición, por lo que las 'celebrities' lo suelen utilizar en eventos y sesiones fotográficas, para evitar -entre otras cosas- los brillos de los focos.
¿Y qué pasa si no se aplica bien? Que la piel parece cargada, pesada y envejecida. La creadora de contenido Gylian Ramirez (@gylianmakeup) nos muestra la diferencia entre un mal uso de este producto y la técnica correcta de aplicación.
El primer error es aplicar el polvo directamente sobre la piel, trazando una línea desde el pómulo hasta la comisura del labio. Gylian nos enseña que primero debemos calentar el producto en el dorso de la mano con una esponja para polvos (no con brocha). Después, aplicaremos el polvo desde la mejilla hasta la mitad de la mandíbula con forma ovalada.
En el caso de las ojeras, si aplicamos el producto directamente en la zona, conseguimos un efecto pesado y, con el tiempo, se empezarán a marcar las pequeñas arrugas de la zona. Sin embargo, si cogemos un poco de producto, descargamos, y empezamos a aplicar por la zona lateral de la nariz y vamos subiendo hacia la ojera, el resultado es más natural.
Pasados unos 5-10 minutos, retiramos con cuidado los polvos con una brocha grande y vemos cómo nuestra cara ha absorbido el producto de forma gradual y difuminada, sin ninguna línea de producto marcada.
Isa Espín es periodista especializada en moda, belleza y estilo de vida. Escribir es su profesión y usarse como conejillo de indias, para probar todas las tendencias cosméticas, su pasión. Tiene una manía: no puede llevar más de seis meses el mismo corte de pelo y ya no recuerda cómo son sus uñas sin pintar. Le encanta probar diferentes tipos de maquillaje, coleccionar perfumes y las cremas naturales. A lo mejor se olvida las llaves en casa, pero un buen iluminador facial, un eyeliner y una máscara de pestañas son obligatorias en su bolso. Estudió el Grado en Documentación y el Grado en Periodismo en la Universidad de Murcia. Además, cuenta con el posgrado de Locución y Presentación de Televisión, de RTVE, y el de Marketing Digital de Moda, de la UCJC, de Madrid. Tuvo un blog de moda y belleza que terminó derivando en su propia newsletter personal y ha trabajado en varios medios como redactora y Social Media.
Lleva una década escribiendo en medios digitales. Ha trabajado para La Verdad, XLSemanal (ABC) y 20minutos, entre otros. Actualmente, colabora en Cosmopolitan y Mujer.es. Es adicta a las gangas, enamorada del café y la gastronomía, y -en su tiempo libre- practica ballet. Experimentar es lo suyo, a veces las cosas le salen bien y otras veces, se ríe y nos las cuenta.
