Perdona, que llego tarde. No, que me he quitado el reloj mientras me maquillaba y he perdido la noción del tiempo. Es que mi cara necesita mucho arreglo, qué le voy a hacer. Culpa de mis padres.

Bueno, tía, Taylor, ¿qué tal? ¿Cómo estás? Ya. Lo entiendo. Si es normal. Ya, ya. Es que no sé qué decirte porque no quiero tirar de tópicos. No te voy a decir que no te rayes porque esa expresión es el estampado militar de las palabras. Y es que tampoco te voy a decir que no estés triste porque es natural que lo estés y te toca estarlo y no pasa nada. Si quieres llorar, llora. Espera, no, no, no. No llores aquí. No te vayas a poner a llorar aquí, que estamos al lado de la ventana. ¿Nos cambiamos de mesa? ¿Quieres sentarte en mi sitio, que da de espaldas? No, si lo digo por ti. Venga. Agarra tú esto.

¿Qué estaba diciendo? Cómo tengo la cabeza últimamente, Señor. Tanto móvil. Ah, eso. Que puedes llorar, Taylor, de verdad. Tienes derecho a hundirte en la miseria de vez en cuando. El sufrimiento es intrínseco a la existencia humana. Pero esto va a pasar y se te va a pasar. Que no estoy menospreciando tu dolor, ¿eh? Ocurre mucho, ¿verdad? La gente no le da importancia a que te rompan el corazón porque todos lo han vivido y casi todos lo han superado. Luego está Nek, que lleva diez años llamando a Laura, pero ese tío siempre me ha parecido un poco rarito. No sé, inquietante. Creo que son los ojos, que son demasiado azules. Verdes. Lo que sea.

Bueno, y porque cuando estás bien ni se te pasa por la cabeza, ni a ti ni a nadie, querer recordar cómo es estar mal. Cuando estás mal sí lo haces, sí quieres recuperar el bienestar. Que ya, que es lógico. Es como cuando te resfrías y no puedes respirar por la nariz y te tumbas en la cama pensando cómo era la vida antes del resfriado y te das cuenta de lo infravalorados que están los dos agujeros de la nariz y te propones que cuando te hayas recuperado vas a apreciarlos y a mimarlos y a dar gracias a Dios todos los días por haberlos puesto ahí. Pues los adultos hacen eso. Minusvaloran lo que ya les pasó porque lo han olvidado. Por eso dicen que la Selectividad es una tontería y que no hace falta estudiar para los exámenes de la carrera. ¿Selectividad? Un examen para acceder a la universidad. Que sí es verdad que es una tontería, pero porque te acabas de presentar a los finales y tienes todo reciente, no porque sea fácil. El grado de dificultad siempre depende de la experiencia, pero no se trata sólo de eso. Lo que digo es que relativizan desde la distancia. Lo hacemos todos, olvidamos qué es sufrir porque es la única manera de seguir adelante. Uy, qué tremendo ha sonado, ¿no? Pero es que es verdad. Lo malo se suele olvidar. ¿Has visto Eternal Sunshine of the Spotless Mind? Una de Jim Carrey y Kate Winslet, que sale ella con el pelo de colores, que se lo cambia todo el rato. Esa. A veces me gustaría que eso se pudiera hacer, que hubiera una forma de borrar del recuerdo a una persona. Pero luego pasa un tiempo y me doy cuenta de que lo malo se ha ido. Que los días purifican. La memoria limpia el pasado para rescatarnos de él. No sé si es un mecanismo de supervivencia. Qué. No. Qué dices. De Paulo Coelho sólo me he leído El Alquimista, y tenía 15 años. Ah, y las columnas de XL Semanal. Pero que no, hombre, que no. Te lo digo de verdad.

Una cosa sí te aseguro desde ya: si es verdad que la razón por la que ha hecho esto es que le ha asustado es tu éxito, es imbécil. Ese tío es imbécil. ¿Quieres una chuche? Quieres, quieres. Que si quieres. Y le pasa algo. Le pasa algo de que necesita ir a curárselo. No, es un complejo de inferioridad colosal lo que tiene. No, sí. Taylor, no. Toma, un regaliz. Coge un regaliz. Entero. Pero cógelo entero. De nada. Vamos a ver. Le importa más lo que sienta él que lo que sientas tú, lo que le ocurra a él que lo que te ocurra a ti. No, no, no. Si no digo eso. No digo que el amor sea renunciar a uno mismo. Eso sería una suplantación de identidad. Sería como succionar el alma, el espíritu, la personalidad –lo que quieras, me da igual– del otro. Lo que digo es que el amor es renunciar a una parte de uno mismo. A tu comodidad, a lo fácil, a tu zona de confort. Es hacer sacrificios. Es que, en este caso, su ego –no su autoestima, su ego– hubiera rebajado su tamaño para dejar espacio al otro. No, no a tu ego. A ti. Que se hubiera tragado su amor propio por ti. Su miedo a quedar eclipsado. Que sé que los dos trabajáis en lo mismo, pero no es una competición. Además, tenéis públicos diferentes. Hombre, no sé, Taylor. Yo sé que tus fans sí irían a uno de él, pero no sé si los suyos irían a uno tuyo. No te ofendas, ¿eh? No sé, Taylor, porque yo no estoy en su cabeza y tú, tampoco. Pero si esa ha sido la explicación, la causa ha sido el egoísmo.

Y, además, eso. Toda la gente esta esperando a que saques disco nuevo para intentar averiguar qué canción es la que habla sobre él. Todos, ahí, estudiando las letras y diseccionando el videoclip como si fueran los Sherlock Holmes del pop. Electro-pop. ¿Sabes el capítulo ese de Los Simpson en el que Bart se hace famoso por decir "yo no he sido" y en clase de la señorita Krabappel todos le miran para que lo diga y cuando por fin lo dice todos gritan como si alguien acabara de meter un gol? ¿Que no ves Los Simpson? Tía, ¿y qué haces antes de comer? Qué pereza. Eso es mejor por la mañana. Tía, pues madrugas y vas al primer turno, que seguro que hay más clases de pilates en todo el día. Bueno, lo de Bart. Que entiendes lo que digo. Todo el mundo expectante, a ver qué has hecho con tu dolor esta vez, a ver con cuál de los trocitos de tu corazón van a poder bailar mientras pasan el escobón por el salón o eligen salteado de verduras de la sección de congelados del supermercado. Es duro, ¿verdad?

No ayudo, ¿no? Por tu cara. Lo que quiero decir es que te entiendo. Que sé que es un asco.

Encima eso. Abres internet y están los blogs, ahí, con el clickbait fácil. 9 posibles títulos para la canción que Taylor Swift escribirá sobre Calvin Harris. 6 recetas que Taylor Swift podría probar esta noche para levantar el ánimo. Los mejores 12 planes que Taylor Swift debería hacer este fin de semana si estuviera en Castellón. No hay vergüenza, Taylor, hija, no hay vergüenza. No sé, debemos de estar en sequía de gatitos haciendo gatadas. Tú bloquea tu nombre en Safari y en Twitter. No, de verdad. Claro que se puede hacer. Eso creo. Yo he visto a gente hablar del tema. Tía, si hay una app que bloquea todo el contenido relacionado con las Kardashian. Te lo juro. Luego investigo y te pongo lo otro.

El suyo también lo puedes bloquear. Es por ti, aunque entiendo que no quieras al principio. Es normal que aún quieras saber qué le pasa y si está bien. Me parece natural. Ya remitirá con el tiempo. Te va a dejar de doler. Es que te compraste todos sus discos, ¿verdad? Porque te pega. No, si yo también soy así. Hasta el fondo. Sí, creo que vi ese cuadro en Instagram. En la cocina, ¿no? Sí. Porque subiste una foto. Si te hace daño, quítalo por ahora. Date un tiempo.

Ya, Dios, los dichosos algoritmos. Porque intentabas ver si había alguna referencia a ti, ¿no? Como si te hubiera parido. Es que yo haría lo mismo. Lo he hecho, en realidad. Una historia muy larga. Ya la discutimos otro día. Otro día, otro día. Pero te puedes abrir una cuenta nueva. Total, que Spotify está tirado. Ah, no. Que fue con ellos con quien te peleaste. Bah, seguro que Apple te regala otra ID. Ya, ya. ¿Has leído a Proust? ¿La magdalena de Proust? Pues es peor el apartado de contactos de la barra de sugerencias de Siri que la memoria olfativa. Es letal. Con eso no puedes hacer mucho. No van a cerrar un restaurante porque a ti te recuerde a él. Tía, cómo vas a hacer eso. No seas mala. Uy, uy, uy. Pero qué dices. Ay, la nightmare dressed like a daydream esta. Ya, ya. Que there is nothing I do better than revenge, ¿eh?

Ay, tía, que era broma. ¿Quieres agua? Ahora vengo. Te voy a traer un vasito de agua.

¿Te cuento una cosa? Toma, una fresita. ¿Con o sin azúcar? Creo que no es de las que pican. Creo. Toma. ¿Te gustan las esponjitas? Nubes. Marshmallows. Como las llames. Toma. Dos. Que tú a mí antes me caías fatal. Pero fatal, ¿eh? Es que no te puedes hacer una idea. Entre la música medio country, los vestidos de princesa ranchera y los rizos deshinchados de bailarina irlandesa no te podía ver. Y encima sales de esa fase y te caes en la de llevar el bolso colgado del codo y los taconcitos de dos dedos. Siempre he querido parar en mitad de la calle a una que lleve el brazo pegado a las costillas como si fuera un perchero y ponerme a leerle el futuro en las líneas de la mano. No sé, es que no es natural. Es superremilgado. Ay, que ya sé que no me afecta cómo otras lleven el bolso, pero no me gusta lo cursi. Bueno, que eso. Que no te aguantaba. Y encima vas y empiezas a salir con Harry Styles. Con Harry, tía, que lo vi yo antes. Que llevo queriendo casarme con él desde que apareció en The X Factor en noviembre de 2010. Odio visceral, Taylor. Como Mariah Carey con Jennifer López o Miley Cyrus con la ropa de más de siete centímetros. Visceral.

Pero ahora no. Ahora mírate, con tu pelo platino, tus zapatillas, tus pitillos rotos y tus camisetas de merchandising de una banda de rock. Creo que tienes algo ahí, por cierto. Más a la derecha. Ahí. Podríamos salir juntas y ya no correríamos el riesgo de que alguien nos dijera que qué imagen más ideal, la nieta con la abuela.

Pues cuando quieras. Cuando te apetezca desconectar. Porque encima te dirán que pero mira el lado positivo, ñi, ñi, ñi, ñi, que vas a ganar un montón de premios y ocho discos de platino después de esto, ñi, ñi, ñi, ñi, que vas a ser la número uno en la lista Forbes de los 30 menores de 30 más influyentes del planeta, ñi, ñi, ñi, ñi. Que te quedes con lo bueno, como si la vida fuera un anuncio veraniego de cerveza. Tienes permiso para tirarles a la cabeza un Grammy. Hija, porque los tienes repetidos. Pues un Kids' Choice, pero eso tiene pinta de ser de cartón piedra y eso no duele. Tía, un Grammy. El de Mejor Canción Country.

Sí, es lo de la memoria de antes y que la gente no se acuerda de lo que le pasaba a Nicolas Cage en Family Man, y mira que la ponen todas las navidades en la tele. Pues que qué es el éxito si no tienes a nadie con quien compartirlo. Eso es la letra de una canción de Ed Sheeran, ¿no? Sí, The Man se llama. Queda con él. Queda con tus amigas. Karlie no tenía una tienda de cookies ecológicas? seguro que te hace unas cookies. Hailee tiene cara de ser una niña superdulce. Ah, y cantaba en Pitch Perfect, ¿no? Pues os vais de karaoke y cantáis canciones de– de nadie, porque en estos casos se canta a Taylor Swift. Hombre, no te vas a cantar a ti misma en público. Tía, porque no, porque no eres Cristiano Ronaldo, que tiene su cara en la funda del móvil. Pero Ellie Goulding está ligando con el príncipe Harry, ¿no? Tía, pues que te lo presente. ¿Tú no tenías una casa en Londres? O vete de tour con Selena. O hazte un tatuaje con Lena. Lena Dunham. Tú mantente ocupada. Desfoga. Haz deporte. O engorda si quieres. Puedes engordar si quieres. Cómprale un sombrero a tus gatos. Cómprate otro gato.

Que esa era otra. Que encima de ir con el bolso ensartado en el codo y el flequillo relamido en la frente, vivías rodeada de gatos. Bueno, pues gatas. Olivia, quién le pone a un gato Olivia. Es que eras muy cursi, tía. Muy cursi. Como muy frágil, además. Muy vulnerable. O lo parecías. Pero es lo que te digo, te has quitado esa imagen de encima. Te has sacudido el azúcar. Te lo has shake(n) it off. Tía, es un chistazo. Ríete. Venga. ¿Te estás riendo? Te estás riendo. Un poco. Agh. She doesn't get your humour like I do.

Ya paro, ya paro, ya paro.

Pero eso, Taylor, que ahora pareces fuerte. Independiente. Calmada. Morena. ¿Te estás poniendo autobronceador? No sé, estás muy morena. Será por el pelo. Probablemente porque siempre lo has sido, pero ahora se ve. O yo lo veo. No, el moreno, no. Es un poco trumpiano, ¿eh?, ahora que me fijo. La fuerza, Taylor. Lo que te veo es la resiliencia.

No, escúchame: tú, tranquila, que vas a salir de esta. Ya lo has hecho antes. Y, tía, que Britney sobrevivió a 2007. Y tú todavía no te has rapado. Lo tienes hecho.

Date tiempo. Ya encontrarás a tu next mistake.

Vale, vale, vale, vale, paro, pero deja el tenedor en la mesa.

Ya lo encontrarás, Taylor, de verdad. Y si no, la hermana de una amiga lleva años, ¡años!, diciendo que va a montar un piso de solteras. Te unes. Puedes traer a tus gatos si se llevan bien con mis perros. Oye, que Las Chicas de Oro se lo pasaban pipa, ¿eh? Pipa, ¿ves tú? Tus gatos y mi boca de jubilada. Pero necesitamos a alguien más joven en casa. La chica esta, Hailee. ¿Hailee tiene novio? Pues que, tía, alguien tendrá que abrirme los botes de espárragos cuando el pulso comience a anunciar la irremediable e imparable decadencia de mi ser. Y los pañales. Alguien tendrá que cambiarnos los pañales.

Espera, a ver si todavía tengo chuches. ¿Qué quieres, una fresita? No, de esas no quedan. Ya sólo hay sin azúcar.