Discutir con alguien (ya sea tu pareja, amigo o familiar) nunca es una situación agradable. Es más, después de vivir una confrontación personal nos sentimos tristes, desorientados y no somos capaces de ver más allá del resentimiento. Para evitar llegar a un extremo en el que no haya vuelta atrás, te traemos una serie de reglas de oro para que las pongas en práctica. Esconde, al menos durante un rato, la madrastra de Cenicienta que llevas dentro… ¡Sé constructiva!

1. Conserva la calma: sabemos que en ese momento de frustración es difícil enfriar los nervios, pero debes tranquilizarte y crear un ambiente relajado que sea propicio para la discusión constructiva. Explícale al "enemigo" que quieres hablar con él, contrastar puntos de vista y arreglar el malentendido. Seguro que también se ablanda y baja el tono.
 
2. Discute construyendo: discutir es lo más normal del mundo e incluso es necesario para que dos personas se conozcan mejor. La parte negativa no está en discutir sino en cómo lo hacemos. Los gritos, los gestos que hacemos, las palabras hirientes… debemos evitarlas y centrarnos en solucionar la situación.
 
3. Una retirada a tiempo es una victoria: si veis que la cosa se os está yendo de las manos y que es imposible hablar, retírate. En la distancia la temperatura baja y seguro que después conseguís discutir de una forma mucho más saludable.
 
4. No trates de imponerte: se trata de llegar a un acuerdo mutuo, por lo que procura dejar la cabezonería a un lado y ser más tolerante.
 
5. Escucha de verdad: casi todas las discusiones se convierten en un interminable monólogo digno del Club de la Comedia por ver quién tiene razón. En lugar de esto, procura escuchar lo que tienen que decirte (aunque en ese momento no te convenzan sus argumentos…).
 
6. Aprende a disculparte y perdonar: en una discusión lo más probable es que os digáis palabras hirientes el uno al otro. Para que la felicidad y la confianza de una relación queden restauradas tras una pelea, es necesario que aprendas a disculparte (pero también a aceptar las disculpas del otro). ¡Convierte una discusión de pareja en un acercamiento!