Que el cambio climático ha llegado para quedarse es más que una obviedad, pero no por ello hay que dejar de prestarle atención. Todo lo contrario. Y más te va a importar cuando te enteres de cómo afecta directamente a tu bolsillo.

El próximo 28 de enero se celebra el Día Mundial de la Acción frente al Calentamiento Terrestre o Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2. Una iniciativa que busca concienciar a la población sobre la necesidad de frenar el cambio climático por el grave peligro que supone para todo el planeta.

Y no sólo desde el punto de vista medioambiental. El calentamiento de la tierra conlleva consecuencias en forma de sequías, inundaciones, deshielo y desaparición de cientos de especies, pero también va a tener (y ya está teniendo) muchas implicaciones económicas a todas las escalas. Sí, también a la tuya.

Inflación climática

El Banco Central Europeo (BCE) publicó hace algunos meses un informe en el cual sus expertos afirmaban que el calor extremo sufrido en 2022 incrementó la inflación de los alimentos en Europa en 0,67 puntos porcentuales. Una parte importante del crecimiento total de los precios en la zona euro, que ese año se situó en el 16,3%.

Y eso no es todo, pues los expertos del BCE estiman que el calentamiento global futuro aumentará ese impacto en torno a un 50% hasta 2035. En concreto, el informe habla de que la inflación de los alimentos engordará entre 0,92 y 3,32 puntos porcentuales cada año por este motivo.

"Estos resultados sugieren que el cambio climático genera riesgos para la estabilidad de precios al tener un impacto ascendente sobre la inflación, alterar la estacionalidad y amplificar los impactos causados por los extremos", apuntan los expertos del BCE.

Este crecimiento de los precios como consecuencia del calentamiento global que relata el BCE es lo que se conoce como inflación climática y viene determinada por el impacto que los fenómenos meteorológicos que ha traído el cambio climático, como las heladas, las sequías o las inundaciones, están provocando en los cultivos, en las cosechas y en la disponibilidad de agua.

"A lo largo del siglo, el calor y la sequía llevarán en la mayoría de las regiones europeas a considerables pérdidas de producción agrícola, que no se verán compensadas por beneficios en el norte de Europa. Aunque el riego es para la agricultura una opción eficaz de adaptación, se verá cada vez más limitado por la escasez de agua disponible", advierten desde la Comisión Europea.

Y es que si las materias primas alimentarias se ven afectadas por las catástrofes naturales, su oferta disminuirá al tiempo que se registrará una demanda igual o superior a la de antes. Consecuentemente, sus precios aumentarán y eso terminará afectando a toda la cadena de producción de los alimentos que consumimos.

Con todo, el crecimiento de los precios no se quedará solamente en los alimentos. El cambio climático también afectará al acceso a materias primas, lo que encarecerá los precios de la energía.

Qué hace la UE para frenarlo

La actuación de la Unión Europea en este campo se basa en el Reglamento Europeo sobre el Clima, que dice que los países de la región deben reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55% hasta 2030 con el objetivo de que la Unión Europea sea climáticamente neutra en 2050.

Esto quiere decir que dentro de 26 años la UE debería ser capaz de emitir a la atmósfera sólo los gases de efecto invernadero que pueden absorber los bosques, los océanos y el suelo. Un compromiso que se adoptó en 2019 y en el que se va trabajando poco a poco a través de una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y de encontrar fórmulas para compensar las emisiones restantes e inevitables.

Como resultado, lo cierto es que, aunque las emisiones están aumentando en algunos sectores, como la aviación internacional y el transporte, en otros se han reducido enormemente. Es el caso del sector energético, que ha logrado disminuirlas en un 47%.

Para continuar con este esfuerzo, los miembros de la Unión Europea han adquirido el compromiso de destinar el 30% de su presupuesto a largo plazo (2021-2027) y de los fondos 'Next Generation EU' a proyectos relacionados con el clima.

No sólo los gobernantes pueden hacer cosas para frenar el cambio climático. Tú también puedes poner tu granito de arena, así que toma nota de estos veinte pequeños gestos con los que podemos cuidar la tierra y ser más sostenibles.